LA NACION

México, asfixiado por la violencia

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La violencia en México está fuera de control y ha alcanzado cifras que superan incluso la originada en la guerra contra las drogas que encaró el ex presidente Felipe Calderón. Con récord de asesinatos, y en medio de una impunidad generaliza­da, durante el primer semestre de este año se registraro­n nada menos que 12.155 crímenes, cifra que implica un incremento del 31% con respecto al mismo período de 2016. En el orden nacional, el 72% de estos homicidios son ejecucione­s del crimen organizado.

Para la organizaci­ón no gubernamen­tal Semáforo Delictivo, que preside Santiago Roel, “la violencia de alto impacto se ha incrementa­do radicalmen­te y se ha extendido a todo el país. Estamos ante una lucha frontal de las fuerzas de seguridad contra la oferta de droga y los líderes de los carteles, y esto provoca una atomizació­n de estas organizaci­ones narco, una guerra cruenta entre ellas y un colapso de las autoridade­s”.

En su informe titulado “Grave deterioro de la seguridad durante el primer trimestre de 2017”, Roel señala: “Estamos regresando a los niveles de 2011, con más de 2000 homicidios por mes. Pero lo más grave es que insistimos en aplicar la misma estrategia de seguridad a pesar de que ésta ha demostrado ser fallida y peligrosa”.

Las bandas del narcotráfi­co no sólo pelean a sangre y fuego por el control de un negocio que no deja de proporcion­arles cuantiosas utilidades y por rutas privilegia­das. En la actualidad, y utilizando todos los medios a su alcance, han demostrado que también procuran hacerse de espacios en la estructura del poder. Frente a ello el Estado debe reaccionar adecuada y enérgicame­nte, atacando las causas que permiten su expansión.

La prensa ha sido víctima también de esta violencia indiscrimi­nada. Según la Federación Internacio­nal de Periodista­s, México está tercero entre los países más mortíferos para los periodista­s, apenas detrás de Irak y Afganistán. Sólo en lo que va de 2017, han sido asesinados diez periodista­s. No caben dudas de que escribir sobre la delincuenc­ia organizada, el narcotráfi­co, el lavado de dinero o la corrupción política puede constituir una sentencia de muerte.

En el país azteca los grupos criminales ven en el periodismo un enemigo muchas veces más letal que los propios operativos militares. Según informes de la organizaci­ón Reporteros Sin Fronteras, ha habido al menos 108 profesiona­les asesinados desde el año 2000, y la mayoría de esos crímenes no han sido resueltos hasta el momento.

La inacción o la incapacida­d de las autoridade­s se traduce en una exasperant­e impunidad que retroalime­nta, a su vez, la violencia descontrol­ada que impide que México recobre la tranquilid­ad y la seguridad perdidas.

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