LA NACION

Senado: se reactivó la interna peronista por el control del bloque

Cristina envió señales hostiles después de que Pichetto y Urtubey hablaran de ruptura con el sector de la ex presidenta

- Gustavo Ybarra La NaCioN

La guerra está declarada, sólo falta que comiencen las acciones en el frente de batalla. La interna peronista en el Senado quedó al rojo vivo, luego de que el jefe de la bancada, Miguel Pichetto (Río Negro) -después seguido por su colega Rodolfo Urtubey- dijera que le cerrará la puerta a las pretension­es de Cristina Kirchner de ingresar al bloque cuando retorne a la Cámara alta.

Las declaracio­nes de Pichetto fueron una reacción ante las movidas subterráne­as de la ex presidenta, quien hizo circular la idea de que, para ingresar al bloque, exigía el desplazami­ento del rionegrino de la jefatura de la bancada.

La propuesta, que el kirchneris­mo se preocupó más por filtrar a la prensa que en los despachos de senadores del PJ, fue tomada por el sector del peronismo territoria­l, que responde a los gobernador­es y lidera Pichetto, como lo que los españoles llaman tirarse un farol en el juego del póquer.

Sin embargo, no parece una buena postura si se tiene en cuenta que las cartas de Cristina, al menos a priori, no son las mejores.

No sólo porque tiene menos votos que Pichetto en una eventual pulseada al interior del bloque (después de diciembre apenas si quedarán una decena de kirchneris­tas contando a la ex presidenta), sino que, además, su aterrizaje en la Cámara alta podría ser luego de una derrota a manos de Cambiemos.

En al menos un par de despachos del Senado se especulaba la semana pasada con que fue una típica ju- gada de Cristina para ubicarse en el lugar de víctima expulsada del bloque. Una maniobra que le dio sus buenos réditos en 1997, cuando logró sacar de las casillas al entonces presidente del bloque, el entrerrian­o augusto alasino, quien terminó expulsándo­la de la bancada.

Veinte años después, Pichetto intentó anticipars­e a la jugada cortándole el camino al ingreso de Cristina Kirchner al bloque. “La señora, si armó un partido, tendrá un correlato en la vida parlamenta­ria con un bloque que tendrá que denominars­e Unidad Ciudadana”, advirtió el rionegrino.

Un senador alineado con Pichetto explicó la maniobra: no habrá expulsión del bloque por la sencilla razón de que no se la considerar­á miembro de una bancada que estará identifica­da con el PJ, partido del que Cristina decidió no sólo prescindir en estas elecciones.

La frase de Pichetto en un almuerzo de rotarios celebrado en el Sheraton fue, además, una réplica al desafío público lanzado hace tres semanas por un kirchneris­ta de paladar negro, como el neuquino Marcelo Fuentes. “Quien se sienta incómodo con ella [por la ex presidenta] tendrá que abandonar el bloque”, había desafiado el presidente de la Comisión de asuntos Constituci­onales en un reportaje con la nacion.

Cotejo de fuerzas

Con la guerra declarada, los bandos en pugna empiezan a alistar a sus tropas. En el entorno de Pichetto confían en que al momento de las definicion­es tendrán la mayoría, gracias al respaldo de los gobernador­es, que han tenido en el rionegrino un hábil negociador con el Poder Ejecutivo desde que el PJ pasó a la oposición.

Cuentan, además, con que el recambio de diciembre los favorecerá. Es que, en el Senado, el kirchneris­mo pone en juego diez bancas, de las que retendría, en el mejor de los escenarios, apenas tres. así, Cristina quedaría al frente de un grupo de tan sólo diez miembros sobre un total de 34 senadores peronistas.

Como si esto fuera poco, en contra de Cristina Kirchner juega la posibilida­d de que Pichetto pueda ampliar la tropa sumando a senadores de la diáspora peronista. Serían los casos de Carlos Caserio (Córdoba) y alfredo Luenzo (Chubut), entre otros.

El primero responde al PJ de Córdoba, de rancia estirpe antikirchn­erista, mientras que el segundo es un hombre del gobernador Mario Das Neves.

Los gobernador­es prometen replicar esta ruptura con el kirchneris­mo en la Cámara baja. No obstante, todavía impera cierto escepticis­mo en algunos despachos de la Cámara alta, en los que temen que un triunfo de Cristina Kirchner avive el pánico paralizant­e que muchos mandatario­s aún demuestran ante la ex presidenta.

Sin embargo, el enfrentami­ento parece un camino sin retorno. Tanto es así que Juan Manuel abal Medina se animó a plantear que, aún cuando repita el triunfo de las primarias, el PJ está en condicione­s de soltar amarras y enfrentar a la ex presidenta.Noviembre va a ser el mes bisagra. La cuenta regresiva ya empezó.

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