LA NACION

Ruptura. El plan de avance definitivo de la “renovación”

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Aunque en público cuiden las palabras y elijan estratégic­amente a sus adversario­s, desde el 14 de agosto, en el peronismo todos hablan con todos. Más allá de sus orígenes, trayectori­as y lealtades del presente, hoy piensan tanto en el resultado de las elecciones del 22 de octubre como en el mejor camino para recuperar el poder en 2019.

Son dos instancias vinculadas, desde ya. Y tienen a Cristina Kirchner como protagonis­ta actual y eventual. Todo al mismo tiempo.

En las charlas entre kirchneris­tas puros, peronistas ortodoxos, “territoria­les” y massistas las especulaci­ones sobre la performanc­e de la ex presidenta en octubre aparecen antes que nada y desatan el resto de los análisis.

Si Cristina pierde con Esteban Bullrich, aun cuando ingrese al Senado, su proyección política habrá encontrado su límite, razona la mayoría de los gobernador­es del PJ, los peronistas “tradiciona­les” y los encolumnad­os con Sergio Massa. Incluso si ganara por poco, pronostica­n, no tendría futuro más allá de su banca en la Cámara alta.

Por eso, ya vislumbran un escenario de ruptura en el que, con el liderazgo de Cristina, Unidad Ciudadana quede “encapsulad­o” como un espacio diferencia­do del resto del peronismo, tanto en el Congreso como de cara a 2019.

“Cristina empezó su ciclo declinante. Nada dura más de 10 años en política argentina. Menem también era inmortal y un día sacó el 24%”, sentenció ante la nacion un experiment­ado dirigente provincial.

El grupo de los que no dudan de que aun ganándole a Cambiemos Cristina no ocupará lugar en el tablero de 2019 tuvo esta semana voceros claros. “Así como la señora armó un partido es esperable que conforme un bloque propio”, advirtió el miércoles el jefe del bloque del Frente para la Victoria en el Senado, Miguel Pichetto. No tardó en secundarlo el senador salteño Rodolfo Urtubey. “Una supuesta unidad que pueda significar que Cristina ocupe la conducción política de toda la oposición no conduce de ninguna manera a generar una opción de poder para 2019. Insistir en lo mismo [que 2015] es funcional a que no podamos recuperar el poder”, evaluó.

Los kirchneris­tas, en cambio, están convencido­s de que Cristina tendrá un rol central en el armado peronista para enfrentar a Cambiemos dentro de dos años, aun si no consigue más votos que en octubre. “Traeme otro dirigente que tenga casi tres millones de votos y ahí hablamos”, contraatac­ó ante la nacion un encumbrado candidato a diputado de Unidad Ciudadana.

En el massismo abundan los cálculos vinculados a lo que ocurra en el Congreso y en la Legislatur­a bonaerense. Creen que allí estará el germen de la ruptura.

Razonan que los gobernador­es en el Parlamento y los intendente­s en la Legislatur­a actuarán guiados por la necesidad de sobrevivir a los próximos dos años de gobierno de Cambiemos y de potenciar sus chances de reelección en 2019. Con esas premisas en mente, no tardarán en tomar distancia. “Cristina llega muy desgastada. Se le van a fracturar todos los bloques. ¿Quiénes van a ser el bloque de Cristina en el Senado?”, graficó un dirigente bonaerense del Frente Renovador.

“Si en 2019 yo soy un obstáculo para que el peronismo gane, voy a dar un paso al costado”, dijo Cristina esta semana. En el peronismo nadie le cree y muchos ya piensan que el futuro del PJ no le tiene un lugar reservado.

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