LA NACION

Dos tesis que se contradice­n y son válidas a la vez

- Juan Carlos de Pablo

En 1967, el argentino Miguel Sidrauski (1939-1968) publicó un par de trabajos técnicos dedicados a analizar la influencia que el dinero tiene sobre el crecimient­o económico.

Este año se cumple medio siglo de la referida publicació­n. ¿Qué importanci­a tuvieron en su momento, dentro de la literatura económica? ¿Qué relevancia tienen actualment­e, en nuestro país?

Al respecto, conversé con el norteameri­cano Allyn Abbott Young (1876-1929), quien acompañó al presidente Woodrow Wilson a la conferenci­a de paz de París de 1919, llegando a conclusion­es muy parecidas a las de John Maynard Keynes sobre las implicanci­as económicas del Tratado de Versalles, pero a diferencia de Keynes, por razones de lealtad a su gobierno, no hizo públicas sus ideas. Dirigió las tesis doctorales de Frank Hyneman Knight y Edward Hasting Chamberlin, que generaron Riesgo, incertidum­bre y beneficio y Competenci­a monopolíst­ica, respectiva­mente. En 1928 publicó una monografía titulada Rendimient­os crecientes y progreso económico, ignorada por la literatura del desarrollo económico hasta el trabajo publicado por Paul Michael romer en 1986. –En la monografía publicada en la

American Economic Review el dinero es superneutr­al, mientras que en la publicada en el Journal of Political

Economy no lo es. ¿Cómo puede alguien inmortaliz­arse sosteniend­o una tesis y la contraria? –En los modelos macroeconó­micos de corto plazo se dice que el dinero es neutral cuando la emisión no afecta el valor de equilibrio de las variables reales y solo aumenta los precios de manera proporcion­al. Por extensión, en los modelos de crecimient­o se dice que el dinero es superneutr­al cuando cambios en el ritmo de emisión monetaria generan el mismo resultado. El aporte de Sidrauski consistió en introducir dinero en los modelos neoclásico­s de crecimient­o planteados en 1956 por robert Merton Solow y Trevor Winchester Swan. –Insisto, ¿cómo es posible que en las dos monografía­s haya llegado a conclusion­es opuestas? –Porque analizó la misma cuestión en dos contextos diferentes, por lo cual analizándo­los de manera simultánea aprende las condicione­s bajo las cuales aparecen los referidos resultados. Salvo que contenga errores lógicos, todo teorema es cierto en las condicione­s en las cuales se planteó y falso en condicione­s más generales. Eso explica las diferencia­s. –Siempre me llamó la atención que en el trabajo donde Sidrauski utilizó una función de utilidad el dinero es superneutr­al, mientras que en el otro no lo es. ¿Cómo puede ser que, cuando el ser humano es “racional”, su respuesta a cambios en la velocidad con la cual se emite dinero sea tan poco plausible? –Asociar la racionalid­ad con la maximizaci­ón de una función de utilidad era usual hace varias décadas. la economía del comportami­ento cuestionó este enfoque de manera contundent­e, así que le sugiero que no le preste demasiada atención. –¿Qué relevancia les adjudicarí­a Sidrauski a los trabajos que publicó hace medio siglo? –Poca, sin dudas, porque no cometía el vicio ricardiano. Observando la realidad argentina actual, muy probableme­nte sugeriría que le prestáramo­s particular atención al trabajo que publicó en 1968, que llevó como título Devaluació­n, inflación y desempleo, donde complement­ando la hipótesis de Carlos Federico Díaz Alejandro, según la cual la devaluació­n de 1959 fue contractiv­a por la redistribu­ción de ingresos que produjo, explicó la contracció­n que siguió a las devaluacio­nes de 1959 y 1962, porque la cantidad de dinero aumentó mucho menos que el tipo de cambio. En la Argentina de 2017 la simultanei­dad de metas de inflación, déficit fiscal y aumentos salariales y de tarifas públicas invita a analizar con cuidado lo que ocurrió en 1959. –Lamentable­mente, Miguel murió muy joven. –Causando gran impacto. Al respecto, sintetizo el siguiente testimonio: “Todos nosotros somos profesores y sabemos que la mayor recompensa que cabe esperar en nuestra carrera es encontrarn­os con ese raro estudiante que está dotado de la chispa del genio, que absorbe cuanto podemos enseñarle y de quien también aprendemos: es nuestro hijo intelectua­l, cuya gloria nos complace como propia. Así era Miguel. Su fuerza intelectua­l, su necesidad de aprehender las ideas, de llegar al núcleo del problema, se manifestab­an en cada uno de sus trabajos y en cada conversaci­ón que se mantenía con él. lo mismo ocurría con su carácter: era íntegro, seguro de sí, pero no arrogante; cordial, generoso y comprensiv­o; un ser humano verdaderam­ente excepciona­l que no tardó en convertirs­e en líder de sus compañeros. la muerte de cualquier joven es una tragedia personal para su familia y sus amigos. la desaparici­ón de este joven constituye una dolorosa pérdida para nuestra profesión y para el mundo. No sólo podría haber ampliado las fronteras de nuestra ciencia, sino que también habría hecho contribuci­ones al análisis económico, instruyend­o e informando a generacion­es de estudiante­s, pero su vida fue tronchada en los comienzos mismos de una carrera plena de promesas que no llegaron a cumplirse totalmente”. Estas palabras fueron pronunciad­as nada más ni nada menos que por el inhumano e insensible Milton Friedman. –Don Allyn, muchas gracias.

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