LA NACION

Entretener, el gran desafío de Justin Timberlake

El cantante y bailarín apeló a los trucos aprendidos de Michael Jackson y Prince en la tercera jornada del festival

- Traducción de Jaime Arrambide

rÍO de JaNeirO (O GLObO).– de vuelta en rock in rio después de cuatro años, Justin timberlake asumió como propio el desafío de sobrevivir en un mundo que ya no cuenta con el genio de prince. ¿Cómo ser un artista musicalmen­te versátil y ambicioso, tan bueno en el rhythm and blues negro, con falsete y baile incluido, como en la música country blanca? Y al mismo tiempo, ¿cómo encarnar satisfacto­riamente la figura del gran showman de la tradición norteameri­cana?

respuesta, lo que se dice una respuesta, el show de cierre de anteayer, en la tercera jornada del festival, no la dio. Justin y su afinada banda multirraci­al se aseguraron de que en menos de una hora de show pasaran muchas cosas en el escenario. sonidos potentes, virtuosism­os rítmicos, bellos juegos melódicos, numerosos cambios de clima…, no todo captó la atención del público, pero la lucha del cantante con sus propias aspiracion­es dejó de todas formas un par de momentos memorables.

Con unos 20 minutos de retraso, el cantante abrió su show con la tensa “Only When i Walk away”, seguida de la despreocup­ada “suit and tie”, un típico ejercicio de negritud de timberlake, que se movió por el escenario con total confianza, esmerándos­e por ponerle swing a la noche. “Like i Love You” y “My Love” prepararon entonces el terreno para la explosión de “summer Love”, que fue cuando el cantante finalmente tuvo al público en sus manos.

a partir de ahí, Justin no tuvo demasiadas dificultad­es para mantener el barco a flote: le bastó con tocar al piano la latina y jazzera “señorita”, calzarse el disfraz de intenso cantante de soul con “Until the endo Of time”, y entregarse al drama de “Cry Me a river”, el punto más alto del show, un tema con sabor gospel de su primer disco y que sigue funcionand­o bien.

Un poco más de sufrimient­o con “What Goes around”, y el público empezó a cansarse: ya era hora de volver al funk alegre, calcado de Michael Jackson, de “rock your body” y la tan esperada “Can’t stop the Feeling”, su hit más reciente, de la película de animación Trolls.

“Ustedes se vuelven a casa, ¡pero nosotros no!”, anunció Justin en la última pausa de la noche, antes de despachars­e con la endiablada “sexy back”, y de mezclarse entre el público envuelto en la bandera brasileña para terminar con la apoteótica “Mirrors”. Y así pasó Justin timberlake por rock in rio 2017. Ya era la madrugada del lunes y al público lo esperaba un día de trabajo.

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Marcelo theobald / agencia o globo El funk alegre de Timberlake, lo más celebrado por el público

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