Cómo dejarse atravesar por las palabras
En Número 7, la compañía teatral se nutre de preguntas inesperadas y pensamientos aislados
CÓrdOba.– a fines de la década del 90, en la escena cordobesa empezaron a aparecer jóvenes dramaturgos como Gonzalo Marull, ariel dávila y soledad González. también agrupaciones como La Organización Q que desde 1998 se impuso con espectáculos, en su mayoría performáticos, cuyas dominantes fueron el teatro imagen y el teatro de objetos. su nuevo trabajo, que acaba de estrenarse en la sala documenta/ escénicas, se denomina Número 7 y forma parte del conjunto de coproducciones que el teatro Cervantes – teatro Nacional argentino apoya económicamente durante esta temporada, fuera de buenos aires.
“Cuando los cuerpos se balancean en el espacio, de un lado a otro siguiendo o contrariando el compás de una sonoridad, podemos pensar que no están haciendo nada más que eso”, explica el grupo que, a partir de esa premisa, convocó al coreógrafo Walter Cammertoni para dirigirlo.
en Número 7 no predomina una coreografía, los actores no bailan. el texto de Luciano delprato adquiere una presencia muy inquietante. Un extenso poema repartido entre cinco voces que reclama un espectador sumamente atento. No contiene una historia única, está armado con pensamientos aislados, preguntas inesperadas (“¿por qué se mueren los que amamos y los que ignoramos no paran de crecer?”), dichos populares reelaborados (“la religión es el pegamento de los pueblos”) y fragmentos de breves historias en las que seres desolados intentan encontrar un lugar en el universo.
el espectáculo posee una estructura pequeña repartida entre los siete días de la semana. despertar cada jornada propone ingresar en una nueva línea de pensamiento y los personajes, sin nombre, se entregarán a ese juego con rigurosidad. sus cuerpos se preparan para habitar el espacio de una forma diferente cada vez y buscan la manera adecuada para dejarse atravesar por palabras que enhebran ideas aisladas.
Número 7 es una experiencia que promueve sensaciones en quien observa. todas conducen hacia un campo de devastación que produce un profundo desconcierto y dolor. Y si el 7 es un número considerado como sagrado o mágico, que remite al pensamiento, la espiritualidad, la sabiduría, sobre este escenario cordobés parecería perder toda su dimensión.
Los personajes que recrean Marcos Cáceres, pablo Cécere, Luciano delprato, Cecilia priotto y rafael rodríguez parecerían ser los desgarros de Vladimiro y estragón de Esperando a Godot, de samuel beckett. sesenta años después de haber sido creados, ellos siguen, pero ya con menos intensidad, mostrando a seres humanos sin rumbo que habitan un mundo que ha perdido toda posibilidad de contenerlos.
Mientras la acción se desarrolla, el público reconoce en el juego escénico momentos creativos que podrá ligar con distintas décadas, desde el 60 y hasta la actualidad, por la forma en que se dice el texto, la manera que tiene éste de impulsar el movimiento. también en la construcción de algunas situaciones, casi escapadas del imaginario del director paco Giménez, fuerte influencia para esta generación.