LA NACION

Sin tregua, México busca a los sobrevivie­ntes

Ya son 230 los muertos; se derrumbaro­n 39 edificios en la capital; una escuela, símbolo del drama

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CIUDAD DE MÉXICO (AP).– Luego de su peor sismo en 30 años, México se volcó por completo ayer a la búsqueda de sobrevivie­ntes entre los escombros, mientras la cifra de muertos se elevaba a 230. Toda la atención estaba puesta en una escuela que se derrumbó en el sur de la capital y se transformó en el símbolo de la tragedia, tras la muerte de 21 chicos. Allí los rescatista­s intentaban salvar a Frida, una alumna que había quedado atrapada.

CIUDAD DE MÉXICO.– Contra reloj, rescatista­s, policías, bomberos y civiles buscaban ayer desesperad­os entre los escombros sobrevivie­ntes del sismo más mortal en México en tres décadas, mientras la cifra de muertos ascendía a 230.

Los esfuerzos más vehementes eran en una escuela primaria y secundaria del sur de la Ciudad de México, que se derrumbó parcialmen­te y se transformó en el símbolo de la tragedia. En total murieron 21 chicos y cuatro adultos, pero los socorrista­s lograron ubicar a una chica entre los escombros y ayer intentaban rescatarla (ver aparte).

En medio de la tragedia, la solidarida­d emergió en la capital de México, sobre todo en los barrios de Condesa y Roma, donde miles de personas se acercaron con agua y medicament­os y ayudaron a retirar escombros.

Hasta ahora el sismo de anteayer de magnitud 7,1, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por su sigla en inglés), dejó por lo menos 100 víctimas en la Ciudad de México, 69 en el estado de Morelos, 43 en Puebla, 13 en el estado de México, cuatro en Guerrero y una en Oaxaca. En honor a las víctimas, el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, decretó tres días de duelo.

En tanto, el alcalde de Ciudad de México, Miguel Mancera, anunció que 39 edificios colapsaron y sostuvo que, salvo en unos cinco en los que se determinó que no había personas atrapadas, en los demás se mantenían las labores de rescate.

Mancera destacó que por lo menos 40 personas fueron rescatadas de dos de los edificios colapsados. Por su parte, la Secretaría de Gobierno de la capital informó que 800 personas fueron trasladada­s a hospitales, 40 de las cuales requieren una estancia prolongada. En las calles de Ciudad de México, en medio de la angustia, decenas de personas esperaban noticias de familiares que aún no habían aparecido.

En el barrio de Condesa, en dos postes de luz fueron colocadas las listas de personas rescatadas. Sin embargo, en ellas no figuraba el nombre del hermano de Karen Guzmán, Juan Antonio, un contador de 43 años que estaba en el último de los cuatro pisos del edificio de oficinas. “Mi mamá lo está buscando en hospitales porque no confiamos en esas listas. A veces creo que nadie sabe nada”, dice en un vaivén de desesperan­za y furia. “Tiene que estar vivo, yo sé que lo van a sacar”, añade con apenas un hilo de voz.

Muy cerca de ella, Marta Laura Hernández, de 39 años, aguarda noticias del padre de sus tres hijos, de seis, siete y 13 años. “Ya me dijo uno de sus compañeros que vio que él no logró salir y que se quedó atrapado junto con otras 50 o 60 personas, me contó también que el edificio se derrumbó casi al inicio del sismo, fue algo súbito”, alcanza a decir antes de quebrarse en llanto.

Mientras los familiares iban y venían de hospitales, en las redes sociales se organizaba­n brigadas de voluntario­s con bicicletas, motos y a pie que pedían donaciones: maquinaria para remover los grandes pedazos de cemento y medicament­os que van desde analgésico­s hasta morfina y oxígeno.

Además, varios estadios de la primera división del fútbol mexicano se transforma­ron en centros de acopio para ayudar a los damnificad­os por el sismo. Monterrey, Pumas, Veracruz, León y Pachuca anunciaron que sus inmuebles serán utilizados para recolectar alimentos, ropa y medicina para los damnificad­os.

Luego del sismo, que tuvo su epicentro entre los estados de Puebla y

Morelos, se registraro­n numerosas réplicas. “Si no se sienten seguros, la recomendac­ión es no quedarse en la vivienda”, advirtió Carlos Valdés, director del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).

Las clases fueron suspendida­s hasta nuevo aviso mientras que empresas y oficinas públicas trabajan con el personal esencial. La energía eléctrica ya fue casi totalmente restableci­da en Ciudad de México, así como en los estados vecinos de Morelos y Puebla, donde también prosiguen las labores de rescate. Al término de la audiencia general de ayer en el Vaticano, el papa Francisco elevó una plegaria por los mexicanos. “En este momento de dolor quiero manifestar mi cercanía y oración a toda la querida población mexicana”, dijo.

En tanto, el canciller mexicano Luis Videgaray tomó la palabra de forma imprevista el miércoles en la Asamblea General de la ONU para informar que la ayuda internacio­nal estaba en camino.

El terremoto de ayer ocurrió exactament­e 32 años después del sismo de 1985, que dejó unos 10.000 muertos en México (aunque las cifras varían según las fuentes). El 7 de septiembre pasado, un terremoto de 8,1 dejó 96 muertos en el sur del país.

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Rescatista­s, bomberos, policías y civiles buscan sobrevivie­ntes en los escombros de un edificio, en Ciudad de México
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YURI CORTEZ/afp
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Yuri cortez/afp

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