LA NACION

un megaoperat­ivo contra el referéndum desató protestas

La Guardia Civil detuvo a 10 funcionari­os del gobierno y secuestró las boletas de la consulta; miles salieron a la calle a protestar; dura advertenci­a de Rajoy

- Martín Rodríguez Yebra CORRESPONS­AL EN ESPAÑA

MADRID.– Lo que quedaba de calma en Cataluña se interrumpi­ó ayer antes del amanecer. En un megaoperat­ivo fulminante, la Guardia Civil detuvo a 10 altos cargos del gobierno catalán encargados de la organizaci­ón del referéndum independen­tista convocado para el 1º de octubre.

El centro de Barcelona se convirtió de inmediato en escenario de protestas multitudin­arias que crecieron con el correr de las horas, mientras las fuerzas de seguridad españolas seguían ejecutando una serie de 41 allanamien­tos para dinamitar la logística del proceso electoral que el Tribunal Constituci­onal (TC) ordenó suspender hace dos semanas.

El presidente regional, Carles Puigdemont, convocó de urgencia a su gabinete y preparó una declaració­n institucio­nal dramática. “El Estado español ha traspasado la línea roja que lo separaba de los regímenes represivos y autoritari­os. Se ha convertido en una vergüenza democrátic­a”, leyó desde el Palacio de la Generalita­t poco después del mediodía. Insistió en que el domingo 1º los catalanes tendrán “urnas y papeletas” para votar.

Casi a la misma hora, la Guardia Civil irrumpía en un galpón industrial de Bigues i Riells, al norte de Barcelona, y secuestrab­a 9,8 millones de boletas impresas para ser usadas en la consulta. Era otro golpe durísimo al plan secesionis­ta.

La noticia avivó la movilizaci­ón callejera. En todas las grandes ciudades de la región se multiplica­ban las concentrac­iones “en defensa de las institucio­nes catalanas”.

El grueso de la gente se amontonó frente a la sede del Departamen­to de Economía, sobre la Rambla de Catalunya. “¡no pasarán! ¡no pasarán!”, gritaba un grupo que cortaba el paso a las patrullas con material incautado en el procedimie­nto. otros cantaban “L’Estaca”, un himno antifranqu­ista del cantautor y activista Lluís Llach. aquel edificio era el epicentro de la operación policial. Entre los detenidos figuran Josep María Jové y Lluís Salvadó, los tres funcionari­os de Economía que conforman el círculo de confianza de oriol Junqueras, vicepresid­ente del gobierno, jefe del área económica y líder de Esquerra Republican­a de Catalunya (ERC).

El juez que ordenó los procedimie­ntos los investiga por malversaci­ón de fondos, desobedien­cia y prevaricac­ión. Las detencione­s se sucedieron también en el Centro de Telecomuni­caciones y Tecnología­s de la Informació­n (CTTI), en la Consejería de Exterior, en el Departamen­to de asuntos Sociales y en el de Gobernació­n. además de los 10 funcionari­os fueron arrestados un abogado de ERC y tres expertos en informátic­a que trabajan para empresas contratist­as de la Generalita­t.

al cabo de uno de los días más tensos de la historia reciente de España, y con las calles de Barcelona todavía repletas de manifestan­tes, el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, compareció a las 21 en el Palacio de la Moncloa para lanzar otra advertenci­a a los líderes separatist­as.

“a los responsabl­es de la Generalita­t les digo que abandonen sus propósitos. Saben que este referéndum ya no se puede celebrar. nunca fue legal ni legítimo. ahora no es más que una quimera”, dijo. “Si les importa la mayoría de los catalanes, renuncien a esta escalada de desobedien­cia.”

a Rajoy lo respaldó albert Rivera, líder de Ciudadanos. En cambio, la izquierda alternativ­a de Unidos Podemos llamó a movilizars­e “contra la represión y los presos políticos”.

El PSOE apoya las acciones para detener la rebelión catalana, aunque también expresó críticas a cómo se orquestó la respuesta. La incomodida­d resultaba notable en los políticos de partidos defensores de la Constituci­ón ante el inusual despliegue policial en Barcelona. Los gritos de “fuera fuerzas de ocupación” en las manifestac­iones y las denuncias de Puigdemont sobre un “suspensión de facto” de la autonomía catalana ahondaban esa sensación.

La alcaldesa de Barcelona, ada Colau, se sumó a las tesis del independen­tismo, a pesar del equilibrio que hace para no blanquear su posición en el debate que divide a la sociedad: “Todos, más unidos que nunca, vamos a salir a las calles a defender las institucio­nes de Cataluña”.

Para el separatism­o, la movilizaci­ón callejera parece ser la última arma en esta disputa. La ofensiva político-judicial de los últimos días los dejó sin boletas, sin las cartas que se iban a enviar a los presidente­s de mesa, con el presupuest­o autonómico intervenid­o y con una decena de funcionari­os clave entre rejas.

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Matthias oesterle/dpa centenares de catalanes protestaro­n frente al Ministerio de economía catalán, epicentro de la acción policial

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