LA NACION

El sismo convierte un bautismo en el drama de un pueblo

Un templo del siglo XVII se vino abajo durante la ceremonia: 12 muertos

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PUEBLA.– Arizbeth Escamilla tenía apenas dos meses de edad, pero sus padres querían que recibiera la “bendición de Dios”, por lo que pusieron en marcha los preparativ­os para que su hija fuera bautizada anteayer en la iglesia Santiago Apóstol de Atzala, estado de Puebla, unos 170 kilómetros al sudeste de Ciudad de México .

Sin embargo, la ilusión no se concretó, pues mientras se realizaba la ceremonia, a las 13.14 hora local, el violento terremoto hizo colapsar la cúpula del templo, que cayó sobre

los feligreses. En pocos segundos, el techo de piedra de esta iglesia del siglo XVII se vino abajo.

Tanto la pequeña como su mamá y su hermanita perdieron la vida, mientras que su padre, Ismael, pelea por la suya en un hospital.

Un total de 12 cuerpos fueron rescatados hasta ahora. El sacerdote y el sacristán que oficiaban la ceremonia religiosa lograron sobrevivir.

Luego del terremoto, en medio del dolor de esta tragedia, la comunidad se empezó a organizar, y con sus propias manos, palas, carretilla­s y el apoyo de dos máquinas excavadora­s comenzó la búsqueda de los cuerpos, pues había pocas posibilida­des de que hubiera sobrevivie­ntes.

Tras varias horas de ardua labor sin el apoyo del gobierno estatal ni del ejército, los propios pobladores de Atzala se organizaro­n para rescatar los cuerpos, cubrirlos con sábanas y colocar velas junto a ellos.

La centena de hombres que trabajaron en el rescate lograron sacar con vida a tres personas que fueron internadas en el hospital

general de Izúcar de Matamoros, aunque algunas versiones indican que también perdieron la vida horas más tarde.

Fallas estructura­les

El comisario de Atzala, Filomeno Martínez, afirmó a la prensa que en 2013 se había hecho un reclamo al Instituto Nacional de Antropolog­ía e Historia (INAH) para que hiciera un estudio estructura­l de la iglesia, ante la sospecha de que tuviera fallas que pudieran representa­r un riesgo. Sin embargo, nunca hubo respuesta.

Sostuvo que hubo rajaduras en los muros que levantaron sospechas y al ser un espacio histórico con cuatrocien­tos años de antigüedad era necesario que tuviera una supervisió­n. “Se mandaron oficios, pero nunca nos hicieron caso”, explicó el funcionari­o.

En Puebla hubo 43 muertos del total de 230 que tenían registrado­s hasta ayer las autoridade­s de Protección Civil. La localidad de Atzala se ubica en uno de los estados más afectado por el sismo.

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