Por qué Merkel juega de favorita
Alemania es hoy claramente el país líder de la Unión Europea. En rigor, es bastante más que eso porque, conducida por Angela Merkel, se ha transformado en la nación que sostiene y defiende el actual orden internacional, abierto y esencialmente liberal. ocurre que, ante la aparición del presidente norteamericano Donald Trump, imprevisible y polémico, la canciller alemana es el ancla principal de la estabilidad internacional.
Por esto es previsible que ella se imponga con alguna holgura en las elecciones nacionales del domingo. Su victoria hasta tiene color de inevitable.
Probablemente derrotará a su principal contendiente, el Partido Social Demócrata, el más antiguo de Alemania, hoy liderado por el ex librero Martin Schulz. No obstante, no es imposible que, después de los comicios, ese partido pueda terminar siendo socio de la Unión Democráta Cristiana de Merkel, en una coalición de gobierno. Como ha sucedido a lo largo de los últimos doce años. Y esta vez, eventualmente, con Martin Schulz en una de las principales carteras del gabinete nacional (aunque en teoría esa no sea la única alternativa previsible).
Merkel personifica la seriedad y la sensatez. En un mundo convulsionado, esa característica adquiere una enorme importancia. Sobre todo cuando, desde Rusia, Vladimir Putin ha estado redefiniendo algunas fronteras europeas en Crimea y Sebastopol. También, ante un Donald Trump que ha decidido alejarse del centro del escenario internacional y una Gran Bretaña que retrocede al impulso del Brexit. Hoy, mientras Polonia y Hungría cuestionan los valores centrales de la Unión Europea, la figura de Angela Merkel se agiganta.
Si, luego de triunfar, la canciller alemana logra coordinar su acción internacional con la del actual presidente de Francia, Emmanuel Macron, el peso político europeo en el escenario del mundo seguirá en ascenso y ganará en influencia.
Merkel comprende la importancia de las normas y de las instituciones. Sabe también que de su respeto dependen la paz y seguridad del mundo, razón por la cual se ha transformado en garante central del equilibrio entre las naciones. Su presencia, entonces, transmite serenidad.
En lo doméstico, tendrá que seguir enfrentando la ola de refugiados que –angustiados– llegan a su país procedentes de Siria, en busca de una vida mejor. Esto supone mantener la actitud solidaria de recibirlos con los brazos abiertos, aunque con los filtros necesarios para tratar de evitar que, cabalgando la ola, se infiltre el terrorismo.
Esta última cuestión es precisamente la que ha hecho crecer el nacionalismo también en Alemania, hoy representado por el partido Alternativa para Alemania, que ha logrado suscitar el apoyo de un décimo del electorado. Hasta ahora, Merkel ha sido prudente en esta delicada cuestión, pero, a la vez, eficaz.
Aunque los resultados de las elecciones del domingo pueden deparar sorpresas, todo indica que las urnas confirmarán en el timón de Alemania a la notable Angela Merkel, en el que sería su cuarto mandato.
Ex representante permanente de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
En un mundo convulsionado, la canciller alemana personifica la sensatez y la seriedad