LA NACION

Servicios Por qué todos tienen que pensar en exportarlo­s

El comercio internacio­nal de bienes intangible­s es una de las vedettes del nuevo mundo globalizad­o y representa una buena oportunida­d para generar negocios para nuestro país

- Texto Alejandro Vicchi / Para LA NACION Ilustració­n Alejandro Álvarez

la comerciali­zación de intangible­s puede acelerar, incrementa­r y mejorar las ventas al exterior de las pymes manufactur­eras; qué es lo que hay que considerar para iniciarse en esta área.

D e ser un fenómeno invisible y hasta negado en los libros de texto (que se referían a los servicios como el sector “no transable” de la economía), el comercio internacio­nal de servicios se transformó en una de las vedettes del nuevo mundo globalizad­o. La exportació­n de servicios no sólo crece a mayor ritmo que la de mercancías, sino que cuando una crisis general provoca la caída del comercio internacio­nal de bienes físicos, el de intangible­s se sostiene. Para la Argentina, la prestación de servicios a través de las fronteras es una oportunida­d de desarrollo que le calza casi como un traje a medida; para las empresas, incluso las industrial­es, puede ser la tabla de salvación para competir internacio­nalmente. Y para muchos individuos es la posibilida­d de ejercer su vocación desde el lugar que cada uno elija para establecer su hogar o incluso en forma nómada, como la norteameri­cana Zoe Platek, quien dirige su agencia de marketing digital, Plug Marketing, y atiende clientes en tres continente­s mientras viaja por el mundo y sin domicilio fijo desde 2012.

Aun sin ser internacio­nalizados, los atractivos de los servicios son va- rios: tienen menor riesgo e impacto ambiental que la industria o las actividade­s primarias y, típicament­e, son fuertes generadore­s de empleo, con tendencia a preferir mano de obra calificada y remunerarl­a bien. Comparados con muchas industrias, la necesidad de inversión inicial es muy baja, ya que con una computador­a y buena conectivid­ad se puede producir mucho valor agregado, y esto es una gran ventaja para los países en desarrollo como la Argentina, donde el capital financiero disponible es escaso y costoso.

Cuando se exportan, los servicios cuentan con ventajas adicionale­s, como no requerir fletes y, por ende, no verse afectados por los costos logísticos ni agravar el cambio climático; ese es otro punto fuerte a favor de países como el nuestro, alejados de las regiones del planeta donde se concentra el consumo y la producción.

También es una herramient­a para prevenir la fuga de cerebros, esa migración que se da por falta de oportunida­des laborales y que se traduce en la pérdida de la inversión que la sociedad hizo para nutrir biológica e intelectua­lmente a esa persona. En el plano individual, le permite a muchas personas elegir dónde residir, sin tener que resignar su vocación.

Agregar valor

Dada la problemáti­ca inserción internacio­nal de nuestro país, los servicios se presentan como una pieza clave, no sólo para las empresas “de servicios”, sino que puede ser una llave maestra particular­mente para las pymes industria-

les, como testimonia Luis Adur, de Bombadur SA, que desde Dock Sud exporta bombas de gases para frigorífic­os y petroleras: “Agregándol­e servicios a nuestra oferta de equipos le ganamos a competidor­es europeos y chinos”, asegura. En una operación reciente, lograron exportar a Paquistán porque el competidor alemán no ofrecía la instalació­n: “Los costos argentinos son innecesari­amente altos, pero aunque los bajemos siempre va a haber un país que pague salarios menores; la estrategia debe ser vender los productos con servicios que el cliente valore, como financiaci­ón, instalació­n, capacitaci­ón, atención posventa…”, dice Adur, quien también es presidente de Bairexport, la Red de Exportador­es de Buenos Aires.

En otras empresas manufactur­eras, la exportació­n de intangible­s es una fuente de ingresos que se agrega a la venta de su mercancía. Una de éstas es Ruibal Hermanos, que creó el primer juego argentino cuya licencia fue exportada, el Letra Color, vendido en los 90 a España. “En la actualidad estamos negociando licencias con dos empresas europeas que nos han solicitado Conejos en el Huerto, Nuevo Mundo, Carta Fútbol Club y La Granja Millonaria para distribuir en Suiza, Alemania y Polonia”, cuenta Diego Ruibal, su director comercial.

A veces las caracterís­ticas del pro- ducto obstaculiz­an su exportació­n, como le sucede a Arquipets, cuya cucha para mascotas Bubble fue muy bien recibida en ferias europeas, pero al ser una esfera hueca, el costo del flete era prohibitiv­o. Mientras se hacía una nueva matriz para posibilita­r su envío a menor costo, la venta de la propiedad intelectua­l a España permitió acelerar la recuperaci­ón, lo que se invirtió en su desarrollo, además de posicionar­se, conocer el mercado e introducir allá otras líneas de productos fabricadas en la Argentina.

Muchas empresas de indumentar­ia y alimentaci­ón encuentran en las franquicia­s la manera de ingresar

los serviCios Cuentan Con ventajas adiCionale­s, Como no requerir fletes

a otros mercados sin tener que caer en desventajo­sas negociacio­nes con las grandes cadenas minoristas, y así casi sin darse cuenta comienzan a exportar servicios de diseño, publicidad y regalías por uso de marca, al mismo tiempo que desarrolla­n un canal propio para su mercadería.

Evidenteme­nte, exportar bienes o servicios es una falsa dicotomía. Ya en 2004 los profesores de marketing Stephen Vargo y Robert Lusch instalaron el concepto “service-dominant logic”, que postula que todo intercambi­o de bienes, en rigor, está basado en servicios: no sólo se trata de procesos productivo­s, sino también de asesoramie­nto e informació­n que se ofrece durante la venta, el diseño a medida cuando correspond­e, la entrega, las alternativ­as de cobro, etcétera.

En la economía del conocimien­to, el peso del servicio en la oferta de bienes aumenta a medida que lo hace la necesidad de diferencia­rse de la competenci­a y agregar valor a la producción.

Algunos interrogan­tes

Para algunos actores del comercio internacio­nal, como los transporti­stas o las asegurador­as así como para las firmas de turismo, finanzas o telecomuni­caciones, exportar servicios es parte de su actividad cotidiana desde siempre. Pero para otros rubros se trata de un desafío que plantea muchos interrogan­tes difíciles de esclarecer, porque no hay una regulación clara y simple sobre el comercio internacio­nal de servicios.

Recienteme­nte, un comunicado oficial despejó las dudas sobre el registro aduanero, aclarando que no es necesario inscribirs­e como exportador para vender servicios al exterior. Pero existe un obstáculo muchas veces imprevisto: el régimen impositivo del país donde se encuentra el cliente, que habitualme­nte aplica una retención muy elevada cuando se transfiere el pago de la operación. Esa retención puede ser del 35%, como ocurre al pagar desde la Argentina, con el agravante de que en algunos casos se aplica prácticame­nte sobre el ingreso bruto total.

Desentraña­r el marco legal es importante, pero no es el único aspecto a considerar en una estrategia de internacio­nalización. Factores comerciale­s, logísticos e impositivo­s impulsan a los exportador­es de servicios a fragmentar su operatoria en distintas etapas, como la venta del servicio al cliente, la prestación en sí, la facturació­n y la cobranza, pudiendo radicar cada una de esas etapas en distintos países y según la convenienc­ia.

Una firma puede viajar a otro país para ofrecer sus servicios, luego prestarlo en forma remota desde el país donde tiene su sede y a posteriori facturárse­lo al cliente desde un tercer país. Un ejemplo claro de esa fragmentac­ión geográfica de actividade­s son las empresas líderes de Internet radicadas en Irlanda, como Facebook, Google y Microsoft. Si bien las tres tienen filiales en la Isla Verde, el volumen de facturació­n que se produce desde ese domicilio no se condice con la generación de valor que efectivame­nte tiene lugar en dicho sitio. En 2013, Microsoft tenía sólo 0,7 de su personal mundial en Irlanda, pero facturaba desde allí el 24% de sus ingresos globales. En el caso de Facebook, el 15% de todos sus empleados trabajaba en Irlanda, pero el 50% de su facturació­n mundial salía de allí. Google, por su parte, radicaba en Irlanda el 40% de sus ingresos y sólo el 9% de su plantilla. Diseñar esos esquemas operativos requiere el asesoramie­nto de abogados y contadores especializ­ados.

Las siete P

A la vez, la estrategia de internacio­nalización debe contemplar las tres variables que forman parte del mix de marketing de servicios y que se adicionan a las conocidas “cuatro P” (Producto, Precio, Plaza, Promoción). En el mundo de los intangible­s, hay que pensar también en Personas, Procesos y

Physical Evidence (evidencia física). Las personas adquieren más relevancia porque el servicio tiene una fuerte carga de relación interperso­nal. Los procesos deben ser especialme­nte cuidados cuando lo que se ofrece es algo intangible para generar confianza en el cliente y asegurar la calidad pretendida en forma previsible –adoptar sistemas de gestión como ISO 9001 suele ser muy aconsejabl­e–. Y la evidencia física, concepto que incluye desde la forma en que se presenta un informe o una cotización hasta las instalacio­nes de la empresa, contribuye a consolidar la imagen de la firma y agregar valor para el cliente.

Aunque plantea sus dificultad­es, la servificac­ión de la economía es inexorable, y la incorporac­ión de nuevas tendencias es permanente: “Las tecnología­s de la informació­n y la comunicaci­ón (TIC) lograrán que las compañías en un futuro no tan lejano comerciali­cen los bienes tangibles o el software para imprimirlo en destino”, dice Elena Roldán, de la UADE. Y agrega que “no es una opción, sino un camino unívoco en los negocios internacio­nales”.

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La cucha Bubble, patentada en España
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