El mejor sonido de Montreal
Arribamos el mismo día del concierto de la OSM (Orquesta Sinfónica de Montreal, subsidiada por muchas empresas para sostener a sus propios artistas), con quienes actuaría el violinista Leton Gidon Kremer, mundialmente famoso.
Sin desempacar, corrimos sobre la nieve crujiente por Sherbrooke y Jean-Mance hacia la Place des Arts a retirar las entradas, con el pedido de la reserva, por medio de una carta enviada dos meses atrás.
En la boletería, ubicada en el Rés (Galería subterránea, con todo tipo de actividades y conexiones a distintos edificios, protegiendo a los peatones de temperaturas de -20°C), adquirimos las plateas que fueron entregadas por una empleada sorpresivamente amable quien nos indicó que mirásemos una vitrina llena de fotos, notas, programas expuestos y que incluía nuestra carta.
La emoción de escuchar esa velada, el concierto de Sibelius en do menor, nos acompaña hasta hoy.
En cercanías de la plaza de las Artes se desenvuelve un clima artístico imperdible, con ensayos que se filtran a través de las paredes, locales de reparación de instrumentos, intentando perfeccionar el sol o el si… que la nevada persistente no lograba apagar.
Recorrer Ontario, Saint-Urban, Saint-Catherine, repletos de luthiers y también escuchar las campanadas de la basílica de Notre-dame (erigida entre los años 1824-1829 en estilo neogótico)
Fue nuestro viaje memorable, con el disfrute de los sonidos de esta ciudad y con la alegría de Daniela que atesoró en su equipaje un arco nuevo para su violín.