LA NACION

El creador de House of cards vuelve a un viejo amor: netflix

Netflix estrena hoy Mindhunter, una serie basada en casos reales en la línea de Zodíaco y el clima de El club de la pelea

- Paula Vázquez Prieto Para LA Nacion

La figura de david Fincher fue la clave principal para comprender el liderazgo de netflix en el mercado del streaming, no sólo como plataforma de exhibición, sino como una usina de contenidos originales, de verdadera calidad fílmica, con reconocimi­ento crítico y respaldo de audiencia. Fincher, que venía del cortometra­je y el videoclip, que había sorprendid­o en los 90 con éxitos como

Pecados capitales y El club de la pelea, adhería su nombre a House of

Cards, adaptación de la serie británica creada por Andrew davies que contaba el ascenso al poder de una pareja de políticos en un escenario de farragosa moral y pocos escrúpulos. Fincher, como productor ejecutivo, dio muestras de que su sello era sinónimo de un universo tenso y conflictiv­o, de contrastes acerados, de climas oscuros y secretos inconfesab­les. en ese 2013, House of

Cards confirmó que había llegado para quedarse, netflix dio su paso consagrato­rio y Fincher consolidó su lugar en la industria audiovisua­l con estilo y derecho propios. La apuesta de Mindhunter es un regreso a casa por partida doble. Fincher vuelve a producir para netflix, pero ahora su control del proyecto es aún mayor: dirige cuatro episodios, participa en la elección de los directores y se involucra en cada decisión del equipo creativo.

Pero también Mindhunter es el regreso al mundo del crimen y las psicopatía­s como en Pecados capitales; a esa aura de desconcier­to de las masacres de los años 70 como en Zodíaco; a los personajes antisocial­es pero de inteligenc­ia aguda y sensorial como en La chica del dragón tatuado; a la violencia irracional y desesperad­a de El club de la pelea. Fincher vuelve a las fuentes, a sus fuentes: al misterio de las mentes criminales, a esa fotografía azulada de noches intermiten­tes, a la tensión de los ambientes cotidianos y al retrato minucioso de los conspicuos pobladores de un insondable misterio.

basada en el libro inspirado en sucesos reales de John e. douglas y Mark olshaker, Mindhunter está ambientada en 1979 y sigue las investigac­iones de dos agentes del Fbi que recorren el país dando clases de psicología criminal para las fuerzas de seguridad y visitando asesinos seriales para descubrir sus secretos. Holden Ford (Jonathan Groff ) es un agente especial aplicado y algo excéntrico que sintetiza la cara de los nuevos tiempos: formado en la universida­d, más atento al lenguaje que a las armas, intenta comprender el crimen como un emergente social y no como una anomalía moral. es que los 70 representa­n un cambio de paradigma en el terreno criminal: el asesinato de los Kennedy, la masacre del clan Mason y la tragedia de Vietnam fueron hitos que hicieron imposible seguir pensando la realidad en términos de racionalid­ad. Holden intenta llevar sus inquietude­s y ambiciones del aula a la escena criminal y, pese a las resistenci­as de sus superiores y a los peligros de violar normas y protocolos, encontrará un socio en esa misión. bill tench (Holt Mccallany) es un veterano de la agencia desconfiad­o de la manipulaci­ón y el morbo de los criminales, nutrido de la experienci­a en la calle, pero curioso de la moderna metodologí­a. como las parejas de las buddy movies, Holden y bill atraviesan los estados unidos y buscan preguntas antes que respuestas de crímenes brutales y aberrantes del pasado, que permitan resolver los enigmas del presente y prevenir los del futuro.

“Mindhunter es una especie de anti-Zodíaco”, explicaba david Fincher en una reciente entrevista con charlie rose, de la cbs. es que parte del interés que le despertó el proyecto se debía a su intento de desmitific­ar la figura ya gastada del

serial killer, alejarlo de ese ideario de genio sádico dotado de una inteligenc­ia superior capaz de burlar a investigad­ores y víctimas, y bajarlo a la tierra. no reducirlo a un idiota antisocial, sino pensar qué delgada línea lo separaba de quienes, de alguna manera, eran sus cazadores. si en Zodíaco lo esencial era atrapar al criminal que sistemátic­amente se escurría ante los ojos de periodista­s y detectives, en Mindhunter se trata de acercarse a sus propias pisadas, de anticiparl­as, de comprender su conducta en sus propios términos. Por ello Mindhunter se concentra en el arte de la palabra, antes que en la acción: son esas sucesivas entrevista­s con criminales encarcelad­os, las palabras utilizadas para construir sus ideas, la ceremonia de su perverso comportami­ento, las que ofrecen una ventana abierta al corazón de aquello que resulta insondable.

Hay algo que define el cine de Fincher y que aparece con claridad en el universo de Mindhunter: la imposibili­dad de aplicar un orden a aquello regido por el caos. Por ello son sus personajes inciertos y desplazado­s los que mejor deambulan por los territorio­s nocturnos del crimen y la locura, los que se deslizan en esas zonas ambiguas y sin fronteras, los que exploran el costado negado por la mirada social. es robert Graysmith (Jake Gyllenhaal), el dibujante obsesivo e introspect­ivo de

Zodíaco, el que se acerca al corazón de un misterio que ha permanecid­o indescifra­ble durante décadas; es Lisbeth salander (rooney Mara), la joven andrógina y marginal que lleva un dragón tatuado en su piel, la que desentraña los oscuros crímenes de un psicópata sueco; es el demonio que se oculta en el interior de Mills (brad Pitt), el policía de ojos azules de Pecados capitales, el que lo quema por dentro como salido de un infierno propio. el detective estrella de la novela del siglo XiX era un artista, un esteta capaz de descubrir un asesino entre las paredes de un suntuoso salón sin ver una sola gota de sangre. su epígono de la serie negra, nacido de la pluma de dashiell Hammett y raymond chandler, se hundía en las calles atestadas de suciedad y despojos, seguía su código moral y emergía pleno de romanticis­mo en un mundo de oscuridade­s. Pero la posguerra, los crímenes de estado y las cruentas batallas de mercenario­s cerraron esa etapa. Mindhunter derriba bajo el pulso de su fría representa­ción todo rastro de idealismo.

Los agentes del Fbi no son dotados ni carismátic­os, su vida es la contracara de ese anhelo de distinción que persiguen los asesinos seriales ávidos de atención mediática. La vida sexual de Holden, encendida de improviso por una novia inteligent­e y seductora, nunca deja de ser apenas un espejismo, eco espectral de las fantasías criminales, grotescas y necrofílic­as del loco ed, al que visita en su encierro en una cárcel de california. son esas resonancia­s dispersas de una explosión latente las que Holden y bill intentarán descifrar mientras viajan de Quantico a charlottes­ville, de sacramento a Los Ángeles. con esos condimento­s, con la ineludible antesala de Zodíaco, su obra maestra, con referencia­s a El silencio de los

inocentes, con citas de Tarde de perros, el estreno de Mindhunter no sólo es el esperado regreso de david Fincher a netflix, sino también la más consistent­e apuesta del gigante del streaming por volver a ser el líder solitario en la cima.

Como las parejas de las buddy movies, Holden y Bill atraviesan los Estados Unidos y buscan preguntas antes que respuestas de crímenes aberrantes

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El director se sumerge en el misterio de las mentes criminales y crea una fuerte tensión en un contexto de ambientes cotidianos
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NEtflix Una escena de alta tensión entre uno de los acusados y el detective del FBI

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