Solo en la multitud
Se lo ve a gusto en su plácida burbuja; envuelto en el susurro del celular y en la calma del día que al fin termina. Nadie diría que allá abajo, a escasos metros, la calle tiembla de ruidos, bocinazos quizás exhaustos, lentitud de un tránsito eterno. Es Nueva Delhi, es el fin de una jornada entre tantas, y en el archipiélago abigarrado de personas, viviendas, camiones y autos, se intuye un zumbido como de colmena: un ajetreo incansable, esforzado, plebeyo. La contracara del tan mentado silencio hindú, ese que ronda cada vez más cerca del mito y es cada vez más ajeno a la populosa y turbulenta trama de las grandes ciudades de la India. Sin embargo, algo parecido a la paz sobrevuela al protagonista de esta foto. Mal que le pese a la pobreza que lo rodea; sin reparo ni sofisticadas técnicas yoguis; apenas aislado en la precariedad de su terraza, supo inventarse su propio, módico, paraíso.