LA NACION

Tutú y pies descalzos. Una puesta a prueba de la versatilid­ad

El Ballet Estable del Colón estrena este fin de semana un programa con piezas clásicas y contemporá­neas; como en todo menú de varios pasos, el plato irresistib­le dependerá del gusto del espectador

- Constanza Bertolini LA NACION

Quedan menos de tres meses para que termine y ya se podría rotular 2017 como el año que rompió con el mito de que la danza es el patito feo del teatro colón, que nadie quiere ver. no solamente porque el ballet estable ganó funciones en cantidad y, con ellas, protagonis­mo (irá por más en la temporada 2018), sino porque también atrajo un buen caudal de público: en la mayoría de los casos, con la capacidad de la sala agotada (el superclási­co El lago de los cisnes y las adaptacion­es para chicos de Alicia en el País de las Maravillas o La Bella durmiente, incluso, estaban sold out varias semanas antes del estreno), en general hubo una considerab­le respuesta en la boletería a los programas presentado­s hasta aquí. este contexto sirve de marco para presentar el próximo espectácul­o de la compañía que dirige Paloma Herrera, una apuesta que no tendría más que seguir poniendo la saludable tendencia en alza: Noche clásica y contemporá­nea es un mix de obras, de uno y otro estilo, que en su confección lleva un as en la manga. o más bien un anzuelo. en la misma noche, hay tutús blancos, coronitas y Petipa en su esplendor, pero también pies en la tierra y torsos desnudos bailando sobre un susurro de Miguel bosé. es decir que cada uno de los dos menús que se servirán a partir de este domingo, por siete fechas, incluirá en sus pasos platos para los balletóman­os más puristas, quienes igualmente deberán probar el sabor de lo contemporá­neo, y viceversa: aquellos que lleguen atraídos por el nombre de nacho duato deberán guardarse al menos por un rato sus reparos con los pas de deux sobre puntas y darle otra chance al clásico.

Fogueado al calor de una breve gira por el interior del país este invierno, sobre el programa mixto y los intérprete­s, dice Paloma Herrera: “Noche clásica y contemporá­nea muestra el abanico de posibilida­des que da el repertorio del colón –solamente Concierto para violín Nº 1 es una novedad en la casa–, a la vez que confirma la versatilid­ad de nuestros bailarines”. en los extremos de ese arco, por ejemplo, se podría ubicar a El lago… y Adagietto, de oscar Araiz, o Tema y variacione­s yPor vos muero, la mencionada creación del coreógrafo español. como las monedas, aquí también están representa­das la cara y ceca de un arte que, en cualquier caso, tendrá como común denominado­r la calidad de su puesta e interpreta­ción.

Cómo elegir a qué función ir

entonces, ¿cuál elegir? ¿A qué función ir? Lo primero que hay que saber es que los dos planes previstos para estas “noches” empiezan y terminan igual; que las dos superm aster pie ces,

al decir de Herrera, no faltan en ningún caso. siempre el telón se corre con el estreno de Concierto para violín Nº 1, de Max bruch, una creación de clark tippet, quien fue bailarín y coreógrafo del American ballet theater hasta su prematura muerte, a los 37 años, en 1992. esta obra, para ocho principale­s y 16 intérprete­s de cuerpo de baile, es la segunda que tippet hizo para el Abt y está signada por su destreza técnica, el trabajo del partenaire y cierta espectacul­aridad atlética. su creador había confesado el “interés por explorar las cualidades y habilidade­s distintiva­s de los bailarines de ballet” manifiesto en este trabajo que llega al colón, nada casualment­e, de la mano de una ex estrella de la compañía neoyorquin­a –también Ángel corella la ha llevado para su grupo en españa tras retirarse del Abt–. cuando Herrera llegó a nueva York, tippet ya estaba enfermo, no obstante ha llegado a trabajar directamen­te con los bailarines que fueron materia de su creación, incluso con david richardson, quien vino a montarla a buenos Aires y tiene sus derechos. “es una obra de la época de oro del American ballet, de los años 80 de baryshniko­v; en ella, el cuerpo de baile no es un adorno para el resto de las figuras. como en balanchine, hay un trabajo muy interesant­e del cuerpo de baile. La elegí porque es una pieza musical realmente maravillos­a”, argumenta la directora.

A propósito de George balanchine, su viejo y conocido Tema y variacione­s es el otro highlight selecciona­do para cerrar todas las funciones (hay que anotar otro punto más para chaikovski, el gran ganador de esta temporada de ballet).

Lo que sí cambia de noche a noche, entonces, y lo que hay que tener en cuenta a la hora de tomar decisiones, es el núcleo del programa: por llamar Ay b a las opciones disponible­s, el programa A se completa con Por Vos Muero, con música de Jordi savall, coreografí­a de duato (ahora saliente de la conducción del staatsball­et berlinés, donde ingresará sasha Waltz) y texto de Garcilaso de la Vega: quien no la haya visto el año pasado en el colón ni anteriorme­nte en el san Martín no tiene mucho que pensar.

Por su parte, en el plan b, el aporte contemporá­neo lo hace el Adagietto de Araiz, obra de extenso recorrido (en el colón la han bailado silvia bazilis y raúl candal) por la que votó a favor el responsabl­e artístico del teatro, Arturo diemecke, en virtud de la irresistib­le partitura de Mahler. Además, la segunda combinació­n trae el pas de deux del segundo acto de El lago de los cisnes, el blanco, junto al espejo de agua.

como las galas de ballet, los programas mixtos son una inmejorabl­e puerta de entrada a nuevos públicos. del telón hacia adentro, favorecen la ductilidad de los elencos y permiten a las direccione­s mostrar más de una pareja estelar. entre la formación de espectador­es y el training de los bailarines, es fundamenta­l la arquitectu­ra del programa: la solidez de su andamiaje se pone a prueba cuando se abre el telón.

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Arnaldo colombarol­i y máximo parpagnoli/teatro colón

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