“A LOS JÓVENES HAY QUE HABLARLES CLARO”
Al profesor Félix –o Félix “a secas”, como gusta que lo llamen– le complace “contagiar optimismo en los jóvenes. Pero hablándoles claro, no malcriándolos”. Además de las funciones que ejerció en distintos momentos y de las diversas actividades que aún cumple, rescata el estar hoy “dedicado a entender y a ayudar a entender” y confiesa que cuando más disfruta es dando clases, porque se encuentra con “chicas y chicos con una enorme curiosidad e inquietud, que a uno lo bombardean con preguntas”. Recuerda especialmente la clase que dio una vez en China: “Me exprimían, y eso me fascina porque ayuda a pensar y es ahí donde se produce la retroalimentación. Yo ayudo a pensar, pero, al ver las reacciones, las preguntas, las dudas y demás, eso me impacta a mí también. Se produce una interacción entre distintos vuelos de la cabeza, como lo hace un buen libro, cuando me ayuda a entender y me hace volar la cabeza. Pero volar la cabeza para actuar, porque quiero entender e incidir en la realidad”. Reconoce en sus alumnos tres tipos a los que considera igualmente válidos: “Quienes gustan del poder, como para llegar a ser funcionarios, políticos; a quienes los mueve el dinero, y a quienes los moviliza el bien común, el hacer algo por la gente. Son tres fuerzas motoras que eventualmente pueden estar combinadas, aunque no demasiado, según he visto. Las tres son legítimas. Yo prefiero la tercera categoría”.