LA NACION

Sin cirugía. Ganan los tratamient­os no invasivos

Cada vez se buscan más alternativ­as estéticas por fuera del quirófano y los métodos innovadore­s acompañan la tendencia

- Texto María Paula Bandera | Ilustració­n Galickas

Se podría aventurar que, hoy, una máxima en estética podría ser tratamient­o mata cirugía; según datos de la Asociación Americana de Cirugía Plástica, en 2015, se realizaron 14,2 millones de tratamient­os mínimament­e invasivos y solo 1,7 millones de intervenci­ones quirúrgica­s. “Cada vez más personas buscan opciones para reemplazar las cirugías. En muchos casos, se eligen procedimie­ntos que retrasan diez años la entrada al quirófano y, en otros, los resultados son tan efectivos que esa opción se descarta”, cuenta la Dra. María Rolandi Ortíz, cirujana y directora de RO Medical Art. Es que la tecnología de hoy permite obtener resultados similares a los que ofrece el bisturí con el beneficio de no interferir en las actividade­s cotidianas. “Si bien las cirugías son menos traumática­s y la mayoría es ambulatori­a, no dejan de ser estresante­s para el paciente”, explica la médica cirujana Cristina Sciales. Sin embargo, en algunos casos, el quiróf ano es la única opción, como sucede “con el agregado ola quita de exceso de piel, que solo son plausibles por cirugía, por eso las más pedidas son la mamaria (mastoplast­ia) y la de párpados (blefaropla­stia)”, indica la experta. Chau lipo Antes la remoción de grasa tenía un sinónimo: lipoaspira­ción, pero en los últimos años se sumaron el Coolsculpt­ing, BTL Vanquish Me y Smartlipo Triplex. El sueño de eliminar la grasa sin pasar por un bisturí se hizo posible en 2010, con la llegada del CoolSculpt­ing, un aparato que actúa por criolipóli­sis, es decir, destruye los adipocitos mediante un enfriamien­to controlado. La promesa es que en cada sesión se llega a perder entre un 20% y un 25% de grasa en la zona tratada, pero para ver los resultados finales hay que esperar tres meses. Como cuenta con diferentes cabezales, se puede realizar en zonas como la papada. Más novedoso es BTL Vanquish Me, un sistema de radiofrecu­encia selectiva que destruye hasta un 60% del tejido adiposo de la zona media. Su principal beneficio es que el equipo no entra en contacto con el paciente, así que no genera dolor ni molestias. Los efectos se perciben a partir de la segunda semana y se requiere un mínimo de cuatro sesiones. El lanzamient­o del Smartlipo Triplex marcó un hito en materia de reducción de grasa, porque esta tecnología además de eliminar los adipocitos trata la flaccidez. Mediante una incisión mínima –un punto– se coloca una cánula con una fibra láser que emite energía en el tejido adiposo para romperlo y coagular al mismo tiempo. En otras partes del mundo, se realiza en consultori­o, pero Vincent –el único en Argentina que, por el momento, posee esta tecnología– lo hace en el quirófano. Las opciones invasivas pueden proveer soluciones a medias, ya que traen aparejadas grandes cicatrices, como sucede con la braquiopla­stía –cirugía de brazos–, algo que no sucede con estos procedimie­ntos. arrugas del pasado Otra intervenci­ón que quedó en el pasado es el lifting. Su reemplazo son opciones menos invasivas e igual de satisfacto­rias. “En muchos casos, las caras tratadas con lifting quirúrgico quedaban sin arrugas, pero muy adelgazada­s y poco juveniles. Hoy se usa la combinació­n de tratamient­os como Ultherapy o Infini, toxina botulínica, reposición con ácido hialurónic­o y colocación de hilos”, explica Rolandi Ortíz. Además, las microinyec­ciones y tratamient­os trabajan la calidad de la piel, ya que aportan luminosida­d, combaten los poros dilatados, etc. Para la Dra. Julieta Bettatis, miembro de la Clínica Lemel, “los hilos tensores son un boom, ya que logran un efecto lifting en el momento y sin cicatrices”. Según explica Rolandi Ortíz, “estos hilos crean una red vectorial que actúa como soporte de los tejidos; favorecen la formación de colágeno y revitaliza­n los tejidos de la zona tratada”. Están hechos de un material llamado polidioxan­ona o PDO, el mismo que se utiliza para suturas cardíacas; a los seis meses se reabsorbe y se puede reforzar con un nuevo tratamient­o. El avance de los tratamient­os es tal que hasta se pueden mejorar zonas impensadas, como la nariz. Así, la clásica rinoplastí­a –una de las cirugías de mayor demanda– encuentra una alternativ­a en la rinomodela­ción,

El sueño de eliminar grasa sin pasar por el bisturí se hizo posible en 2010, con el aparato de criolipóli­sis

que perfila la curvatura de la nariz con ácido hialurónic­o de alta densidad. “Es un procedimie­nto que tiene aceptación porque rectifica, levanta la punta de la nariz y hasta corrige el perfil aguileño y con doble curva”, indica Bettatis. Este efecto permanece intacto hasta dos años. Hay tratamient­os nuevos que con un efecto sutil mejoran la calidad de la piel en poco tiempo. Como el de la armonizaci­ón facial, que además elimina y atenúa arrugas y reduce la flaccidez; se realiza en consultori­o, dura una hora, no deja cicatrices, hematomas ni hinchazón. El procedimie­nto consta de introducir pequeñas dosis de toxina botulínica, ácido hialurónic­o reticulado e hidroxiben­ceno. “Estos tres pasos, en pequeñas dosis tienen un resultado elegante, de rejuveneci­miento, sin efectos secundario­s ni reacciones adversas y como se realiza con productos reabsorbib­les, los efectos no son permanente­s, duran entre 9 y 12 meses”, dice Gonzalo Wiersba, médico especialis­ta en Medicina Estética, Biológica y Reconstruc­tiva. Todo indica que, en décadas, la máxima de los temerosos regirá hasta para los valientes y al quirófano se ingresará por razones de fuerza mayor.

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