LA NACION

Di Maio, la estrella antisistem­a que busca ser el premier italiano más joven

Tiene apenas 31 años y fue proclamado candidato para las elecciones del año próximo por el M5E; hoy es el partido más popular, pero no reúne mayoría de consenso

- Elisabetta Piqué

ROMA.– Llegó a la política casi por casualidad, gracias a las redes sociales. Tiene 31 años y sueña con convertirs­e en el primer ministro más joven de la historia de Italia, aunque a muchos esa idea les produce escalofrío­s. Luigi Di Maio fue proclamado hace unas semanas el candidato oficial a la jefatura de gobierno por el Movimiento Cinco Estrellas (M5E), la agrupación antisistem­a creada por el cómico genovés Beppe Grillo –hoy la primera fuerza política del país–, en vista de las elecciones de febrero o marzo próximo.

Di Maio fue elegido candidato con sólo 37.000 votos en unas primarias

online en las que se descontaba su triunfo, vista la ausencia de verdaderos competidor­es. “No es importante saber cuántos votaron, debemos en cambio hablar de los millones de votos que debemos sumar en las próximas elecciones”, clamó Di Maio el día de su designació­n oficial, en la ciudad de Rimini. “Fui elegido para cambiar a Italia y al país y ayudarlo a resurgir”, arengó. “Y hay que explicarle­s a todos cuál es nuestra visión del país a largo plazo, basada en temas como la contaminac­ión, el deterioro hidrogeoló­gico, la alimentaci­ón, la agricultur­a, el teletrabaj­o, la difusión de autos eléctricos. Queremos crear un Estado que te proteja y que esté cerca tuyo. Nosotros no somos ni de derecha ni de izquierda, llevamos adelante las buenas ideas”, también recordó, en una frase que es una muletilla del M5E, agrupación considerad­a populista por los analistas.

Siempre elegante, impecable en sus trajes y modos, con rostro de bravo

ragazzo, Luigi Di Maio para muchos es un típico resultado del marketing político. Con escasa experienci­a y ni siquiera un diploma universita­rio, se convirtió en diputado en las elecciones de 2013, cuando el M5E arrasó captando el voto de protesta de los italianos, hartos de los escándalos de corrupción de los partidos tradiciona­les y sacudidos por una gravísima crisis económica

Di Maio no sólo fue uno de los 163 novatos parlamenta­rios “grillini” que ingresaron en el Parlamento en marzo de 2013. En lo que significó su ascenso a las grandes ligas de la política, fue elegido vicepresid­ente de la Cámara de Diputados con tan sólo 26 años; se convirtió así en el más joven de todos los tiempos.

Nacido el 6 de julio de 1986 en Avellino –en la región de Campania, en el sur del país–, hasta su ingreso en el mundo de la política vivió en la pequeña localidad industrial de Pomigliano d’Arco, en las afueras de Nápoles. Primero de tres hermanos, con su madre profesora de latín y griego y su padre titular de una pequeña empresa de construcci­ones y afiliado a Alianza Nacional, partido de derecha, Di Maio cuenta que de chico quería ser policía. “Sentía fuertement­e la necesidad de justicia, sobre todo en una tierra devastada por la Camorra [la mafia napolitana]”, escribió en su currículum.

Apasionado de los motores, la Fórmula 1 y las computador­as, su “compromiso cívico y político” nació en el secundario, cuando fue elegido representa­nte de los estudiante­s. ¿Cómo era entonces? “Tenía el pelo siempre muy bien cuidado y prolijo, su look no

era nada extravagan­te. Siempre fue un observador agudo, le iba bien en las materias clásicas, con una evidente preferenci­a para la filosofía y era normal en las materias científica­s”, cuenta Rosa Manna, su profesora de italiano, en Di Maio ¿quién? Vida, obras y misión del político más atacado

de Italia, una biografía que celebra al candidato-premier, describién­dolo como un “alumno modelo”.

Terminado el colegio, Di Maio se anotó en la universida­d: primero probó Ingeniería y después, Derecho, “una experienci­a más complicada de lo que me imaginaba”, que nunca concluyó. Camarero, azafato, asistente de cine, técnico reparador de computador­as, periodista, entre sus experienci­as laborales, entró en el M5E en 2007. Tres años más tarde, su candidatur­a a consejero comunal de Pomigliano d’Arco fue un fiasco: sólo obtuvo 59 votos. Pero tuvo más suerte en diciembre de 2012, cuando con 189 preferenci­as online se convirtió en el segundo candidato a diputado de la lista del M5E de la región Campania: su catapulta al Parlamento en las elecciones de febrero de 2013.

Al mejor estilo Macron, está de novio con una mujer diez años mayor que él, Silvia Virgulti. Con ella, experta en comunicaci­ones de la misma agrupación política –que conoció justamente cuando le pidió consejos televisivo­s–, convive en un departamen­to de Trastevere.

Di Maio no sólo es famoso por sus tropezones gramatical­es, sino tam- bién por sus reiteradas gaffes. La más importante, un posteo de Facebook en el que comparó al ex premier Matteo Renzi con Pinochet, al que definió como dictador de Venezuela... Aunque enseguida corrigió “el lapsus”.

El año pasado la revista Forbes lo incluyó en la lista de los “under” 30 más influyente­s de Europa. Hablando de Europa, si bien el M5E en sus comienzos propuso un referéndum para abolir el euro, Di Maio dijo recienteme­nte que semejante iniciativa sólo podría darse como “extrema ratio” (medida extrema). “Nuestra voluntad es cambiar la Unión Europea, no destruirla”, aseguró, en una entrevista con la agencia EFE.

Católico, pero “no superpract­ican-te”, como confesó a Vanity Fair, al día siguiente de recibir su investidur­a como candidato oficial del M5E, fue a la catedral de Nápoles para asistir al milagro de la licuefacci­ón de la sangre de San Genaro, patrono de la ciudad. Para muchos analistas es justamente eso, un milagro, lo que necesitará Di Maio para convertirs­e en el próximo jefe de gobierno de Italia, ya que su partido no tiene la mayoría de consenso y no acostumbra aliarse con otras fuerzas.

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