Pijamadas reloaded: del living de casa a la habitación de un hotel de lujo
El clásico festejo se renueva a través de paquetes a medida para agasajar a las cumpleañeras
Desde hace un mes es el único tema de conversación entre ellas. En los recreos, a la salida de la escuela, por chat las que tienen celular... La pijamada de Justina, que acaba de celebrar sus 9 años, fue y es todavía lo más comentado entre el grupo de 10 niñas, todas amigas de un colegio del barrio de Belgrano. Por supuesto que no fue la primera vez que organizaban o asistían a una. Lo que fue inédito y convertía el acontecimiento en especial era que iba a hacerse en un hotel. En uno exclusivo del barrio de Palermo.
Las pijamadas ya no son lo que eran. O al menos lo que acostumbraban a ser. La nueva generación de este clásico festejo viene recargada. De un tiempo a esta parte han evolucionado hasta llegar a los hoteles de lujo, que incluso arman paquetes a medida para agasajar a las cumpleañeras y a sus invitadas. Pero aun si la idea es quedarse en casa, las propuestas hogareñas también han mutado a iniciativas mucho más sofisticadas: nada de tirar un par de colchones en el piso del living. Lo verdaderamente novedoso (y
cool) es lograr una ambientación personalizada, con carpas estilo tipi, colchonetas, almohadones, banderines y lucecitas de colores colgando de las paredes para convertir ese ambiente en un lugar de ensueño.
“Justi quería hacer una pijamada en el campo y me pareció que era mucha responsabilidad porque era lejos y además era todo un tema el traslado. Entonces le propuse hacer un día de spa en algún lugar copado, pero ella insistía con la pijamada. Ahí se me ocurrió hacerla en un hotel. A ella le encantó la idea y a sus amiguitas también”, cuenta Lucila Williams, mamá de Justina.
Con el sí de su hija, empezó a buscar alternativas de hoteles cerca de Belgrano. “Por la cantidad de chicas, alquilé tres executive suites en el Dazzler Polo. Cada habitación era enorme, tenía una zona de living, además de las camas. Si comparás con lo que te sale el alquiler de un salón de fiestas –entre 8000 y 10.000 pesos– más la animación, la verdad es que no hay mucha diferencia. Además, si reservás con anticipación, en los hoteles podés conseguir buenas tarifas”, asegura Lucila.
Un viernes, después del colegio, las chicas empezaron a llegar para hacer el check in. Con bolsos y valijitas, cada una esperaba ansiosa en el lobby el momento de subir a la habitación para empezar a disfrutar del cumpleaños. En la 503 –la base de operaciones– cada una tenía un kit cumpleañero con su nombre. “Le organicé los típicos juegos de cumpleaños y un minispa de uñas –cuenta–. A la noche pedimos room service y al otro día desayunamos todas juntas, estuvimos en una terracita y a media mañana las vinieron a buscar. Estuvo divino”, relata Lucila, contenta por el festejo pero agotada tras una intensa velada: las chicas se durmieron pasada la una de la mañana y amanecieron cerca de las 6. Si hay algo que no cambia por más que se modifique el escenario es el poco interés por dormir.
Otra cosa que se mantiene inalterable es la de “dormir en comunidad”: como todas querían estar juntas y no se ponían de acuerdo, hubo que hacer un sorteo para determinar cómo iban a conformarse los grupos. Al final, las chicas durmieron en dos habitaciones y la tercera la ocupó en soledad una amiga de Lucila que llegó como refuerzo adulto para la ocasión.
Aunque la de Justina fue organizada y pensada en cada detalle por la mamá, hay lugares que ofrecen paquetes cerrados para pijamadas. El Abasto Hotel es uno de ellos: su propuesta incluye ambientación, cotillón, maratón de películas, merienda artesanal, cena con patitas, panchos, pizza, papas fritas, gaseosas y helado y desayuno en el restaurante del hotel. Entre los opcionales están entradas de cine y un taller de muffins y cookies. El costo de es de $ 2750 más IVA por habitación, con una reserva mínima de dos habitaciones. También hay para teens y para aquellas que quieran hacer su despedida de soltera ($ 2950 más IVA).
“La propuesta surgió hace un año y medio a partir del cumpleaños de la hija del gerente de ventas”, dice Vanesa Asman Fernández jefa del departamento de
marketing. “Los que festejan el cumpleaños con una pijamada en el hotel son personas que buscan una experiencia diferente. Les brindamos todo lo necesario: habitaciones conectadas, la ambientación personalizada, la merienda artesanal... Lo mejor de las pijamadas es la cara de sorpresa de las nenas cuando entran en la habitación”. El interés por esta forma de festejo fue creciendo a medida que fue madurando la propuesta: de una pijamada que tenían el primer mes, pasaron a tener entre cinco y seis.
Pero aun sin moverse de casa es posible aspirar a un pijama party de lujo. ¿Cómo? Ambientando el living –o el SUM, ya que muchas transcurren en ese espacio– de manera personalizada, con carpas estilo tipi (las de los indios) y mucha onda.
“Son festejos íntimos, más chicos y que se extienden en el tiempo porque no son unas horas, sino toda una noche. Lo que hacemos es armar una ambientación de acuerdo con los gustos de la cumpleañera: tenemos un estilo shabby chic para las más románticas, otra con unicornios. Y también hay una acqua para las detractoras del rosa. Todas son ambientaciones dulces, cálidas. Para varones tenemos carpas camufladas y en tonos de azules”, describe Andrea Mora, creadora de Mi Tipi. El costo de 4 carpas (con capacidad para 8 niños) es de 3500 pesos.
Además de darle un toque único al festejo, para los padres implica simplificar temas sensibles como colchones, almohadas y mantas, que suelen escasear en casa y obligan a salir a pedir prestado (o solicitar a los invitados que traigan la propia). “También sumamos desayunos, regalos, animaciones y juegos de realidad virtual para completar la propuesta de ambientación. Pero lo que más disfrutan es el photo booth. Es el broche de oro de la pijamada”.
Por más que se modifique el escenario, la idea es no dormir