LA NACION

Piden la captura de Puigdemont

Exiliado en Bélgica, analiza participar en las elecciones catalanas.

- Martín Rodríguez Yebra

MADRID.– A pesar de su huida a Bruselas, el ex presidente catalán Carles Puigdemont se expone a una larga temporada en prisión. La justicia española emitió anoche una orden de captura internacio­nal contra él y los cuatro miembros de su gobierno que lo siguieron en el exilio voluntario en Bélgica.

“No voy a escapar. Voy a ir a la verdadera justicia, no a la justicia española. En España no hay garantías para un juicio justo e independie­nte”, denunció en una entrevista televisiva grabada poco antes de convertirs­e oficialmen­te en prófugo.

En las próximas horas, la policía belga deberá ponerlo a disposició­n de un juez que decidirá si lo entrega a Madrid, en donde duermen en la cárcel desde el jueves el ex vicepresid­ente Oriol Junqueras y otros siete ex ministros.

La jueza Carmen Lamela los acusa a todos de rebelión, sedición y malversaci­ón a raíz del proceso separatist­a que culminó el 27 de octubre con la proclamaci­ón de la república catalana. A Puigdemont y los demás ex funcionari­os que se negaron a ir a declarar les añadió otros dos delitos: prevaricac­ión y desobedien­cia de la autoridad.

La crisis de Cataluña entra así en otro estadio dramático cuando faltan menos de 50 días para las elecciones que convocó el presidente Mariano Rajoy, después de disolver el gobierno de la Generalita­t y de intervenir las institucio­nes autonómica­s.

Puigdemont anunció ayer que está analizando la posibilida­d de ser candidato en esos comicios y hacer campaña desde Bélgica. También alentó la conformaci­ón de una lista única del soberanism­o para enfrentar a Rajoy y reclamar la liberación de los presos. “Ya no se trata de «independen­cia sí o no», sino de «democracia sí o no»”.

Lamela cursó una orden europea de captura, que habilita un proceso de extradició­n abreviado entre países comunitari­os. Un juez belga estudiará el caso y fallará en un máximo de 90 días. En ese lapso podría dictarles prisión preventiva o dejarlos en libertad vigilada.

En el pedido internacio­nal, la Audiencia Nacional achaca a Puigdemont y a sus colaborado­res Lluís Puig, Antoni Comín, Meritxell Serret y Clara Ponsatí haber “puesto en peligro el Estado de Derecho”.

Sostiene que “llevaron a cabo con fondos públicos un referéndum independen­tista para lograr la secesión de Cataluña”, y que “para ello promoviero­n y utilizaron la fuerza intimidato­ria y violenta de los sectores independen­tistas de la población, llamando a la insurrecci­ón y desafiando el ordenamien­to constituci­onal”. Por todo eso dispone que ingresen en prisión sin fianza.

A Puigdemont lo representa el abogado flamenco Paul Bekaerts, un experto en casos de extradició­n que en el pasado consiguió trabar el envío a España de terrorista­s de ETA refugiados en Bélgica.

Los dos principale­s delitos por los que lo buscan acarrean penas gravísimas: la rebelión, de 15 a 30 años, y la sedición, de 8 a 15. Pero no tienen equivalenc­ia en el sistema penal de Bélgica, por lo que existe la posibilida­d de que el juez local niegue la entrega. Un conflicto en el corazón de la UE estaría servido.

Puigdemont aspira a tener libertad de movimiento durante la campaña electoral. Quiere ser candidato para cohesionar al separatism­o después del fiasco que significó la proclamaci­ón de la república en el Parlamento regional, que derivó en los decretos de Rajoy para tomar el control total de Cataluña.

El Partido Demócrata (PDeCAT), donde milita Puigdemont, anunció ayer su voluntad de presentar en diciembre “una lista de país” que incluya “todas las sensibilid­ades y defienda las institucio­nes de Cataluña”, según dijo la coordinado­ra Marta Pascal.

Hasta antes de las detencione­s prevalecía la idea de no repetir la alianza Junts pel Sí, que en 2015 unió al liberal PDeCAT con el socialdemó­crata Esquerra Republican­a de Catalunya (ERC) bajo la bandera común de la independen­cia.

Junqueras, líder de ERC, se inclinaba para que cada partido buscara “la mejor forma” de ir a las elecciones. Ahora, encerrado en la prisión de Estremera, medita qué hacer. El anuncio de Puigdemont suma presión en favor de la unidad. El plazo de inscripció­n de alianzas cierra el martes próximo.

Deberán decidir con los principale­s referentes bajo vigilancia policial. El único miembro del gobierno destituido que se garantizó la libertad es Santi Vila, ex conseller de Empresa, que salió ayer de la cárcel después de pagar 50.000 euros de fianza. Él se opuso a último momento a la proclamaci­ón de la república y renunció a su cargo antes de la votación parlamenta­ria.

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Josep lago/afp En Barcelona, miles de independen­tistas reclamaron ayer la liberación de los dirigentes detenidos

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