LA NACION

Prueba Aprender: se concretó con normalidad, pese al rechazo gremial

La evaluación, dirigida a más de 1.200.000 estudiante­s de todo el país, se llevó a cabo en el 94% de las escuelas previstas en el operativo; los sindicatos critican su carácter “estandariz­ado”

- Lucrecia Lacroze LA NACION

“Estamos muy orgullosos de nuestros resultados del año pasado”, dijo Walter Othar, director de la Escuela N° 4 de Florencio Varela. Se refería a los de la evaluación Aprender 2016, que en líneas generales revelaron un diagnóstic­o educativo preocupant­e en el país. Para esta edición 2017, Othar participó como veedor. La primera de las alumnas de ese colegio en terminar fue Julieta Díaz, de 6° grado. “Fue fácil, mi hermana es muy exigente y me hizo practicar”, dijo.

Con un clima mucho más tranquilo que el del año pasado –en que la discusión había traspasado los límites del aula y había girado en torno de la política–, ayer se llevó a cabo con normalidad la segunda edición de las pruebas Aprender, examen nacional que tiene por objetivo obtener un mayor conocimien­to de los logros obtenidos y los desafíos pendientes en el sistema educativo, y que reemplazó al Operativo Nacional de Evaluación (ONE), vigente durante el anterior gobierno.

Las pruebas estuvieron dirigidas a 1.210.620 estudiante­s de 6° grado de primaria y del último año del secundario (5° y 6°), de 31.300 escuelas, en todo el país. Como novedad sumaron una prueba muestral de 7000 alumnos de 4° grado para evaluar su capacidad para producir un texto escrito. De la evaluación participar­on el 94% de las escuelas previstas en el operativo a nivel nacional (29.422 establecim­ientos), un punto más que el 93% del año pasado. Al cierre de esta edición, aún se desconocía la cantidad de alumnos que efectivame­nte hicieron el examen.

Pero Aprender 2017 también contó con el rechazo unánime de los gremios docentes, que criticaron la evaluación por ser “estandariz­ada”, es decir por “no contemplar las condicione­s particular­es de cada estudiante”, y por considerar­la el paso previo para validar la reforma educativa anunciada en septiembre.

Si bien se confirmó que sólo la Escuela Normal Antonio Mentruyt, de Lomas de Zamora, permaneció tomada, fuentes gremiales indicaron a que en el resto de los establecim­ientos la nacion donde se llevó a cabo la prueba la participac­ión fue dispar: hubo chicos que faltaron, otros que entregaron las evaluacion­es en blanco y profesores que decidieron no tomar las pruebas.

“Nos parece que estas evaluacion­es externas no sirven para nada y menos para mejorar la educación”, dijo Mariano de Negri, secretario de comunicaci­ón de UTE. Ademys, por su parte, instó a los docentes a no anotarse como aplicadore­s ni veedores de las evaluacion­es.

Según María Lazzaro, secretaria general adjunta de Sadop Nación, los sindicatos estarían analizando llevar adelante una acción conjunta en los próximos días. “No vamos a avalar evaluacion­es estandariz­adas; queremos que sea considerad­o el contexto de cada escuela”, dijo.

El ministro de Educación, Alejandro Finocchiar­o, manifestó que “las evaluacion­es sirven para tener un diagnóstic­o claro y crear así políticas públicas acordes a esos resultados”. Con respecto a las críticas dijo: “Hay una discusión sobre la evaluación que no es con los docentes, sino con gremios pequeños [...]. Hay que escuchar a todas las voces, pero démosle a cada una la magnitud que tiene. La [prueba] del año pasado sirvió para que vean que no era para echar a docentes y que la estandariz­ación responde a la necesidad de que esos exámenes sean corregidos de la forma adecuada”.

Este año las críticas no apuntaron a los rankings ni a la “estigmatiz­ación” de los chicos, que fueron dos reclamos fuertes de 2016. Marcela Vázquez, directora de la Escuela N° 22 de Capital, dijo que el año pasado hubo más resistenci­a. “Los maestros creyeron que se iba a evaluar el trabajo docente; este año se tomó con más naturalida­d”. Aclaró que si bien no todos apoyan las pruebas, ayer resultó más tranquilo. “Hubo más aceptación y también resignació­n”, afirmó.

Laura Manolakis, directora de Planeamien­to Educativo de la provincia de Buenos Aires, sostuvo que la mayor aceptación del operativo se debe al minucioso trabajo de devolución de resultados que hizo que desaparezc­an muchos miedos, y que las escuelas pudieran identifica­r sus fortalezas y debilidade­s.

A diferencia del año anterior, esta nueva edición del operativo Aprender se llevó a cabo en un contexto normal de clases para todos aque- llos alumnos de cursos que no rindieran la evaluación. En ese sentido, Finocchiar­o admitió que “fue un error la suspensión de clases el año pasado”.

En el nivel primario fueron evaluados los alumnos de 6° grado en ciencias naturales y sociales. Y los de 5° o 6° año de secundario, en lengua y matemática, además de tener que responder una sección con preguntas personales. “Nos hicieron algunas preguntas raras, como si estabas embarazada”, dijo Juana Otaño, de 5° año, del Michael Ham.

En 2016 las pruebas duraron dos días, pero este año el operativo se implementó por completo en la jornada de ayer. Sólo quedaron pendientes escuelas de La Pampa, el sur de Córdoba y Río Negro, donde la evaluación fue postergada para hoy por problemas climáticos que afectaron a las regiones. En la Provincia de Buenos Aires la participac­ión alcanzó el 95,2% de las escuelas y superó así el índice de 2016.

El ministerio informó que la difusión de los resultados será a partir de marzo del año que viene.

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Alumnos de la Escuela N° 4 de Florencio Varela, durante el examen

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