LA NACION

Separan a un cura del Newman por “imprudenci­as” con los alumnos

confesor. El director del colegio anunció la desvincula­ción del padre Luis Lenzi

- Nicolás Cassese LA NACION

El colegio Newman comunicó anteanoche que separó a uno de sus confesores, el padre Luis Lenzi, luego de que lo encontrase­n en diferentes “situacione­s irregulare­s” con los alumnos. La informació­n le llegó a los padres del colegio por medio de un mail de Alberto Olivero, el director general.

“Siete personas del colegio lo vieron en diferentes situacione­s cometiendo imprudenci­as con los chicos y por eso decidimos aplicar el protocolo que tenemos para estos casos”, dijo Olivero en diálogo con la nacion. Se refería al protocolo para lidiar con situacione­s de abuso y que incluye la convocator­ia de dos psicólogos e informar a la comisión directiva.

“Luego de haber tomado conocimien­to de situacione­s irregulare­s que tuvieron lugar en espacios abiertos y que fueron advertidas por personal del colegio, se ha decidido su apartamien­to”, dice el comunicado.

El año pasado el Newman, un colegio de elite que queda en las Lomas de San Isidro y del que egresaron el presidente Mauricio Macri y varios de sus ministros, se vio envuelto en un escándalo cuando uno de sus ex alumnos Rufino Varela denunció que el capellán del colegio en sus años de estudiante, Finnlugh Mac Conastair, o el padre Alfredo –como lo llamaban–, había abusado de él a fines de los setenta. Según Varela, otros 20 ex alumnos le admitieron a él haber vivido situacione­s similares. El colegio difundió un comunicado pidiéndole disculpas a Varela.

“Como colegio e iglesia vamos aprendiend­o”, manifestó Olivero al comparar el silencio que se guardó en aquella oportunida­d con la rápida reacción de este caso. Según el director, no hubo denuncia de ningún alumno, tampoco abuso. Varela también estaba sorprendid­o: “Me enteré anoche por un papá del Newman. Llamé al colegio para ponerme a disposició­n y para felicitarl­os por la aplicación inmediata de sus protocolos. No conozco al padre ni los detalles de lo sucedido, pero siento que estamos empezando a entender la importanci­a de estar atentos”, dijo. El caso del Newman se suma al del Champagnat, que en agosto de este año separó a su director general por abusos ocurridos hace más de 60 años.

Según Olivero, Lenzi tiene 67 años y es un sacerdote de la orden de los dominicos que durante muchos años fue uno de los confesores del Newman. Hace un tiempo se fue a vivir a San Juan –allí se desempeñab­a en la escuela Santo Domingo– y cada dos meses viajaba a Buenos Aires para asistir durante una semana al Newman y tomar confesión a alumnos.

Reuniones

Olivero dice que confrontó a Lenzi con las acusacione­s y que éste admitió las “imprudenci­as”. “Jugué con los chicos como si fuese un niño”, dice Olivero que le dijo Lenzi. “No sos un niño”, le contestó Olivero.

Esa reunión fue hace dos semanas en Buenos Aires. Con la determinac­ión de separarlo ya tomada, Olivero viajó a San Juan y volvió a reunirse con Lenzi para anunciarle la medida y mostrarle la carta que difundiero­n ayer. También le comunicó a las autoridade­s de la orden y a monseñor Oscar Ojea, obispo de San Isidro, todo el proceso. la nacion se comunicó con el colegio Santo Domingo y con el convento donde vive, pero no logró hablar con Lenzi.

Fray Javier María Pose, provincial de los dominicos en la Argentina, manifestó estar de acuerdo con las medidas adoptadas por el colegio y dijo que Lenzi será apartado de todas las tareas en relación a menores, incluyendo su trabajo en el colegio Santo Domingo. También aseguró que era una persona “íntegra” y que durante todo el día le habían llegado mensajes de gente apoyándolo.

“La Iglesia aprendió de sus errores y lo primero es la seguridad de los alumnos”, dijo antes de admitir que Lenzi estaba destrozado.

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