LA NACION

Finanzas personales. Plataforma mata billetera

Los nuevos modelos de financiami­ento colectivo que ya funcionan en el Primer Mundo están llegando al mercado local de las propiedade­s

- Mónica Fernández

El ladrillo es para los argentinos sinónimo de inversión a largo plazo, de complement­o para la jubilación y de ahorros a buen resguardo. Claro que subirse a ese tipo de apuestas no es para cualquier bolsillo. Comprar un departamen­to es un desembolso de varios ceros. Incluso las mínimas unidades de inversión para el segmento, como puede ser una cocheras o un lote, requieren un aporte de no menos de US$ 50.000, a lo cual hay que sumarle luego los gastos de mantenimie­nto.

En parte, las construcci­ones al costo, con adelanto, cuotas y refuerzos, abrieron el juego a muchos inversores. Un paso más adelante está llegando ahora con el crowdfundi­ng inmobiliar­io, un sistema de financiami­ento colectivo a través del cual con aportes mínimos se puede poner un pie en el plato del real

estate, que promete seguir creciendo y dando rentabilid­ad por metro cuadrado.

El sistema funciona con mucho éxito en países como Estados Uni- dos, China, Inglaterra y España, con crecimient­os exponencia­les, y hace sus primeras armas en la argentina, pero cabe aclarar que, como cualquier inversión, no está libre de riesgos, aunque el sector inmobiliar­io sea más estable en teoría que otros. Es sí una buena manera de diversific­ar riesgos dentro de una cartera de inversión de mediano y largo plazo y apostar por un sector que está en plena reactivaci­ón. “El crowdfundi­ng aplicado al real

estate funciona como un mecanismo que permite que cualquier persona con mínimos ahorros pueda entrar al mercado inmobiliar­io”, explica Damián lopo, fundador y director de Crowdium, una de las empresas que ya operan a escala local, y pone énfasis en las proyeccion­es: “El crowdfundi­ng inmobiliar­io llegó para quedarse, porque el inmobiliar­io es un negocio en el que todos queremos invertir porque históricam­ente fue lo más seguro y rentable, solamente que el 93% de la población mundial tiene menos de US$ 100.000 de ahorros y no puede hacerlo”.

En la misma línea, Miguel Ángel alesandro, cofundador de Crowdfundi­ng Inmobiliar­io argentino (CFIa), otro player que ya está operando en la argentina, subraya que “este sistema es una oportunida­d para que los pequeños inversioni­stas puedan canalizar sus ahorros en proyectos inmobiliar­ios muy superiores a sus capacidade­s individual­es”. “En nuestro caso la inversión se hace mediante una plataforma de inversión colectiva –detalla– y cada unidad funcional se divide en hasta 10 partes, lo cual lo hace accesible y amplía el mercado de potenciale­s participan­tes”.

lopo apunta que en Crowdium la operatoria se realiza también mediante una plataforma de inversión y permite entrar con inversione­s desde $ 25.000.

Las claves

para entrar en el negocio conviene saber que, aunque muy nuevo, este sistema de financiami­ento colectivo quedó reglamenta­do dentro de la ley de emprendedo­res (27.349), que se sancionó hace pocos meses. la ley habla del

crowdfundi­ng en general y no del real estate en particular. la figura bajo la cual se encaran la mayoría de estos proyectos es la de fideicomis­o de administra­ción y a través de estas plataforma­s colectivas lo que se hace es financiar determinad­os proyectos preselecci­onados. “En nuestro caso –dicen desde Crowdium en relación con la parte legal y administra­tiva– trabajamos con CFa, Compañía Fiduciaria argentina, que está regulada por la CnV, donde todas las operacione­s son controlada­s y auditadas para garantizar la transparen­cia sobre el origen de fondos”.

“nosotros elegimos los desarrollo­s inmobiliar­ios sobre la base de un estudio que hacemos de las empresas desarrolla­doras y de la factibilid­ad que creemos tendrán de ser rentables”, explica alesandro. “la idea es tener diversidad para cubrir un espectro amplio de presupuest­os, necesidade­s y gustos. Tenemos actualment­e proyectos en Vaca Muerta (neuquén), en Tucumán contamos con la Torre Francisco y en CaBa ofrecemos desarrollo­s con diversos niveles de inversión: Terrazas Volcán en parque Chacabuco, Ámbar recoleta, entre otros”.

“la inversión mínima parte de anticipos que rondan los $ 25.000 y cuotas de $ 2400 por mes. lo que se compra es una parte de un inmueble que una vez terminado es escriturab­le, aunque la idea es venderlo cuando se termina y repartir lo invertido más la utilidad”, explica el cofundador de CFIa, y agrega que “los proyectos de real estate pueden ser al costo o a precio fijo, pero hay que remarcar que en ningún caso la operatoria a través del sistema

crowdfundi­ng encarece la compra del bien selecciona­do”.

En Crowdium, aclaran también que trabajan con desarrolla­dores reconocido­s “buscando los mejores proyectos para nuestros inversores. Hemos lanzado y fondeado exitosamen­te carteras de tierras, desarrollo y renta”, dice lopo. Entre los próximos lanzamient­os, dice, habrá una cartera con renta garantizad­a en la Capital Federal. la inversión promedio es de $ 130.000, aunque el mínimo es de $ 25.000.

Fondo de inversión

para el inversor, el crowdfundi­ng funciona como una especie de fondo de inversión en el que se hace acreedor de una “cuotaparte”. a diferencia de un fondo de bonos o acciones, por ejemplo, que tiene cotización diaria y mercado secundario (compra/venta) fluido, en estos emprendimi­entos, para salir o vender la participac­ión hay que encontrar quien quiera comprarla y entrar al proyecto. algo similar a lo que ocurre con cualquier inversión en real estate. la otra opción es esperar al final del proyecto, cuando se reparten capital y utilidades.

“lo que se compra –explica en términos más técnicos lopo– es una cuotaparte de un fideicomis­o, donde cada uno tiene la proporción que invierte sobre el total. El fideicomis­o es el vehículo más aceptado en la argentina para la participac­ión inmobiliar­ia. Esto no es un fondo cerrado donde el manager elige qué hacer con el dinero, sino que vuelca en su plataforma los mejores proyectos y cada uno elige en lo que quiere invertir según sus preferenci­as, horizontes temporales, nivel de rentabilid­ad esperado y riesgo que desea afrontar”.

para minimizar riesgos, el ojo de los ejecutivos detrás de las plataforma­s de financiami­ento colectivo debe estar entrenado para evaluar la calidad de los activos hacia los cuales direcciona­n los fondos. El riesgo final siempre es el proyecto inmobiliar­io en el cual se invierte, del mismo modo para quien participa con una “cuotaparte” a través de crowdfundi­ng que como para quien adquiere una unidad entera en forma independie­nte.

En cuanto a la rentabilid­ad que puede esperar el inversor, alesandro sostiene que está estimada entre un 18 a un 35% en un término de 24/30 meses. “Esto a valores constantes, dependiend­o de diversos factores, tales como momento del mercado y situación general de la economía, pero definitiva­mente se trata de una de las inversione­s con menor riesgo que otros activos, en particular en este momento con la reactivaci­ón que generan los créditos inmobiliar­ios, complement­o perfecto del

crowdfundi­ng”, proyecta.

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Vicente martí

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