LA NACION

Hay un Leonardo da vinci bajo el martillo

- Texto Alicia de Arteaga

los expertos que investigar­on la obra, Salvador Mundi es algo así como el Santo Grial del arte. Una joya, un hallazgo descomunal, que ya tiene escrita su historia aunque se ignora hasta dónde puede escalar su precio. La razón es simple: no hay otro cuadro de esta categoría disponible, las dudas sobre su origen y autenticid­ad han sido

descartada­s y, por si falta hiciera, la National Gallery de Londres colgó la obra en una muestra consagrada a “Leonardo pintor en Milán”, en 2011.

La pintura de los “Old Masters”, como es el caso de Da Vinci, tropezó siempre con el obstáculo de garantizar la autenticid­ad. A un cuadro del siglo XV no es posible seguirle el rastro, lo que sí se puede hacer con un Basquiat, con un Warhol o con un Picasso, hoy por hoy el más cotizado de la historia.

Sin embargo, cuando se habla de Salvador Mundi los planetas se han alineado para crear el marco y las expectativ­as de un superpreci­o. Leonardo, el amado y ambiguo artista del Cuatrocent­o, define sus retratos por la sonrisa andrógina, caracterís­tica de la Mona

Lisa, que se exhibe en el Museo del Louvre y es el cuadro más visitado del mundo.

En ese retrato, algunos historiado­res admiten reconocer las facciones del bello Salai, joven amante de Leonardo. Del mismo modo que Dan Brown en el best seller El Código Da Vinci, señaló que uno de los apóstoles de La última cena era, en realidad, una mujer.

Salvador del mundo es la imagen de un Cristo de pelo largo, con la sonrisa enigmática de la Gioconda y muchos trazos “repintados” sobre la madera, que confirman el estilo de Da Vinci.

El cuadro llegará a Nueva York para la subasta del próximo miércoles tras una recorrida por Hong Kong, San Francisco y Londres. El estimado de la rematadora es de 100 millones de dólares, pero a esta altura resulta imposible saber cuál puede ser el techo de las ofertas.

Hermetismo

Inventor y artista, Leonardo fue el ídolo de Steve Jobs y lo es de Bill Gates, quien compró años atrás el Códice Leicester, un manual de genialidad­es del propio Leonardo, algunas de cuyas páginas habría usado para sus programas.

La pintura mide 40 x 60 y si salta la banca podría ser un récord, desplazand­o a la naturaleza muerta de Picasso vendida en pública subasta por 179 millones de dólares. Al margen, deberá consignars­e, la venta privada a la jequesa del Qatar de Los jugadores de cartas, de Cézanne, por 250 millones de dólares.

Salvador Mundi apareció en escena en 2005. Los papeles dicen que perteneció al rey Carlos I de Inglaterra y que estuvo en las coleccione­s reales hasta que fue vendido, como pintura anónima, por 58 dólares. Tras ser recataloga­do e incluido en la muestra de la National Gallery, habría sido vendido a un magnate ruso por una suma secreta.

El silencio y hermetismo de la rematadora sólo cedieron a las declaracio­nes del curador de subastas Loic Gouzer, quien informó que Salvador sería incluido en una subasta de arte contemporá­neo y no de antiguos maestros, porque “Leonardo es inmortal”.

Sólo se conocen 15 obras de su autoría. Éste es el último Leonardo disponible en el mercado y hay más de un centenar de nuevos museos en el mundo con las paredes vacías de obras maestras.

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