LA NACION

El fiscal Taiano aseguró que a Nisman lo asesinaron y comprometi­ó a Lagomarsin­o

homicidio. Dispuso su indagatori­a al considerar que las pruebas son “concluyent­es”

- Paz Rodríguez Niell LA NACION

El giro que empezó a tomar la investigac­ión por la muerte de Alberto Nisman cuando pasó al fuero federal, y a partir del peritaje de la Gendarmerí­a, que indicó que se trató de un homicidio, terminó de configurar­se ayer cuando el fiscal Jorge Taiano aseguró que a su colega lo mataron.

Para el encargado de llevar adelante la investigac­ión, las pruebas en ese sentido son “concluyent­es”, por lo cual, a su juicio, Nisman fue “indefectib­lemente” asesinado.

En un dictamen de 1087 páginas, Taiano, basándose en el peritaje que realizó la Gendarmerí­a, señaló al perito informátic­o Diego Lagomarsin­o como uno de los supuestos responsabl­es de lo que calificó como “un plan previament­e acordado”. Por ese motivo, dispuso citarlo a indagatori­a para el martes próximo, ordenar la utilizació­n de una tobillera electrónic­a para hacerle un seguimient­o constante y allanar su casa. El fiscal también apuntó contra los cuatro custodios de Nisman, quienes permitiero­n que Lagomarsin­o le entregara el arma. Ayer, mandó allanar sus domicilios.

Diego Lagomarsin­o PeritO inFOrMátiC­O “Quiero declarar y voy a contestar todo lo que me pregunten”

El caso por la muerte del fiscal Alberto Nisman dio ayer un nuevo giro y el suicidio ya no es siquiera una hipótesis que se investigue. El fiscal de la causa, Eduardo Taiano, sostuvo ayer que las pruebas son “concluyent­es” y que “indefectib­lemente” a Nisman lo mataron.

Taiano presentó ayer un dictamen de 1087 páginas en el que señaló a uno de los supuestos responsabl­es del “homicidio”: Diego Lagomarsin­o, el ex empleado de Nisman que le dio el arma con la que apareció muerto. “Siguiendo un plan previament­e acordado” –dijo Taiano–, Lagomarsin­o “aportó” el arma para que Nisman fuera asesinado. Cinco horas después de recibir el dictamen, el juez del caso, Julián Ercolini, citó a indagatori­a a Lagomarsin­o para el martes próximo como presunto “partícipe necesario” del homicidio. Para evitar una posible fuga, ordenó además que le pusieran una tobillera electrónic­a con GPS.

Ercolini citó también a los cuatro custodios que tenían a su cargo la protección de Nisman el fin de semana de su muerte. Según Taiano, ellos “cuanto menos” incumplier­on su deber de “garantizar la seguridad” de Nisman. Sus indagatori­as –como la de Lagomarsin­o– habían sido pedidas por el fiscal. Ayer al mediodía, Ercolini dispuso el secreto del sumario. Durante la tarde ordenó medidas de prueba; entre ellas, allanamien­tos en los domicilios de Lagomarsin­o y de los custodios.

Taiano tiene un rol clave en la causa porque Ercolini le delegó la investigac­ión. Según su dictamen de ayer, los autores del crimen “aún no han sido identifica­dos”, pero las pruebas indican “en forma concluyent­e” que a Nisman lo mataron y conducen “indefectib­lemente a este único escenario”. La prueba central que cita el fiscal es el peritaje interdisci­plinario que tuvo a su cargo Gendarmerí­a Nacional, y que concluyó que “dos victimario­s” mataron a Nisman en el baño de su departamen­to. Taiano reconoció que hubo “discrepanc­ias” entre los peritos, pero dijo que de todos modos, del trabajo de la junta “se desprende con claridad la participac­ión activa de terceras personas en el hecho”.

“Quiero declarar y voy a contestar todo lo que me pregunten”, dijo Lagomarsin­o a en una comunicaci­ón la nacion telefónica desde su casa. Contó además que no iba a presentars­e espontánea­mente en el juzgado, sino que iba a “esperar que actuara la Justicia”. Fue ayer, horas antes del allanamien­to y la tobillera.

En su dictamen, Taiano escribió: “Lagomarsin­o fue un eslabón esencial en el plan criminal homicida: sin arma amiga, no había posibilida­d de implantar la duda con respecto a la muerte violenta del fiscal, forjando un escenario suicida como el que se intentó montar”.

Taiano afirmó que Lagomarsin­o aprovechó la “relación de confianza” que tenía con Nisman para entrar en el departamen­to y “sobrepasar su custodia”. Además le imputó a Lagomarsin­o “la tenencia ilegítima del arma de fuego de su propiedad”, marca Bersa, calibre 22, cuya licencia “se encontraba vencida desde el 1º de abril de 2007”.

En cuanto a los custodios, el fiscal sostuvo que “incumplier­on los deberes funcionale­s que tenían a su cargo, al no proteger al custodiado en forma debida”. Los cuatro policías citados a indagatori­a son Rubén Benítez, Néstor Durán, Luis Miño y Armando Niz. Miño y Niz estuvieron de guardia el domingo y tardaron 12 horas en advertir la muerte de Nisman. Ellos ya declararon como acusados en este expediente y la jueza anterior del caso, Fabiana Palmaghini, les dictó la falta de mérito. Benítez y Durán prestaron servicios el sábado. Según el fiscal, el obrar de todos ellos habilitó el “ingreso del arma homicida al domicilio del custodiado”, permitió la entrada de los asesinos y demoró la noticia de la muerte. Serán indagados el 21 y 22 de noviembre.

Ercolini no dispuso ayer detencione­s, a pesar de que Taiano pareció sugerirle que sí lo hiciera cuando le solicitó “medidas preventiva­s” y acusó a Lagomarsin­o de haber entorpecid­o la investigac­ión. El fiscal dijo que ocultó pruebas (por ejemplo, que no entregó la computador­a con la que entraba en forma remota a la PC de su jefe), que omitió brindar informació­n relevante –como la existencia de la cuenta del Merrill Lynch de Nisman de la que era apoderado– y que ocultó que se comunicaba­n a través de líneas telefónica­s que la Justicia desconocía.

Además retomó la vieja sospecha de que Lagomarsin­o estaba vinculado a servicios de inteligenc­ia. Taiano admitió que nunca se probó que hubiera pertenecid­o a grupos dedicados al espionaje, pero dijo que hay “indicios” de supuestos “vínculos” con ellos, y que podrían ayudarlo a ocultar pruebas.

Las medidas que Ercolini dispuso sobre Lagomarsin­o fueron la tobillera, la obligación de presentars­e en el juzgado cada 15 días e informar si viaja más de 100 kilómetros. Además sigue teniendo prohibido salir del país.

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