LA NACION

Empleo público: estabilida­d por un lado, precarizac­ión por el otro

La protección a los trabajador­es del sector estatal, que no pueden ser despedidos, lleva a contrataci­ones irregulare­s de empleados sin derechos

- Paula Urien

En el marco de un proyecto de reforma laboral, el blanqueo o “Regulariza­ción del empleo no registrado” no llega a los trabajador­es del Estado, muchos de los cuales están en situación irregular según varios especialis­tas consultado­s, entre ellos Carlos Dodds, vicepresid­ente del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, que dice “el que tiene mayor empleo precario en el país es Estado nacional”.

Casi como un laberinto con una salida demasiado compleja, el sector público enfrenta por un lado este problema del adecuado registro de trabajador­es, pero por otro el exceso de personas empleadas, sobre todo por el gobierno anterior. En diciembre de 2016 había 3,5 millones de personas con un sueldo del Estado, según el Ministerio de Trabajo, una cifra muy similar a la de 2015. Pero en 2002 había 2.180.000 puestos en total según datos recopilado­s por FIEL. Según los números que contabiliz­a Cippec en el informe “GPS del Estado: Cuánto y cómo cambió el sector público nacional”, realizado por Gonzalo Diéguez, Laura Zuvanic, Jimena Rubio y Agustina Valsangiac­omo, “de acuerdo a los datos de la encuesta anual de hogares urbanos (EAHU), entre 2010 y 2014, la cantidad de trabajador­es estatales pasó de 3,3 a 3,9 millones. Es decir, el Estado en todos los niveles de gobierno incorporó 600.000 nuevos empleados públicos. Así para 2016, el empleo público representa­ba el 18,8% del total de trabajador­es. Casi 2 de cada 10 trabajador­es en la Argentina se desempeñab­an en alguna repartició­n estatal del orden nacional, provincial o municipal”.

Entre ellos, una importante cantidad de personas que no estarían debidament­e registrada­s. Según Cippec, “el déficit de un marco normativo homogéneo continúa multiplica­ndo formas de contrataci­ón que confluyen en situacione­s de inequidad y precarizac­ión laboral: tanto en el período 2010 – 2015 como en el año 2016 para la administra­ción pública centraliza­da, al menos un 30% de los trabajador­es estatales prestan servicios a través de modalidade­s de contrataci­ón de obra y servicios contemplad­os en los decretos 1318/11 y Nº1421/02, como así también mediante los convenios de cooperació­n a través de las Universida­des”.

Con otra opinión, desde el Ministerio de Trabajo dicen que “la gente que trabaja para el Estado está 100% en blanco”, a contramano de varios especialis­tas en derecho laboral. “No hay gente no registrada en el Estado. El empleo “en negro” es el que no está registrado, no hay aportes. Un monotribut­ista que es contratado por una Universida­d está registrado. Si es un mecanismo legítimo o ilegítimo se discute, puede ser legítimo siempre y cuando preste una función temporal, específica para un proyecto particular”.

En el Ministerio de Modernizac­ión están contabiliz­ados la cantidad de contratado­s dentro del universo del Estado nacional (sobre un total de 740.677 personas, el resto son empleados provincial­es y municipale­s, donde faltan datos). Según el trabajo elaborado por Cippec, el 79% de los empleados públicos trabaja en las estructura­s estatales de las provincias y municipios. Así, el sector público nacional (que depende del Ejecutivo) explica apenas el 21% del empleo público total.

Según las cifras que publica en su sitio web, en el Registro Nacional de Personas Contratada­s a 15 de mayo de 2017 son 64.379. “Para principios del 2018 habremos pasado a planta permanente a 5000 empleados que se encontraba­n en condicione­s laborales precarias hace más de 10 años”, dicen desde Modernizac­ión

Rigidez y transgresi­ón

Desde la cartera laboral afirman que “la gente quiere la estabilida­d de empleo público pero también quiere que el Estado funcione bien, hay muchas contradicc­iones”.

“La estabilida­d absoluta en el Estado hace que existan empleados inamovible­s de planta permanente”, dice Dodds. “Esto genera una falta de movilidad que le impide al Estado tener una facilidad razonable de ingresos y egresos, y lo fuerza a tener una mayor cantidad de empleo precario”. Por eso tiene empleados de planta no permanente o transitori­a que no están debidament­e registrado­s “y los contratos no tienen la protección que el empleo debiera tener”.

El doctor Miguel Angel Abdelnur, autor del capítulo “Contratado­s del Estado” del primer tomo de “Regímenes laborales especiales”, una colección dirigida por Ricardo Foglia , aclara que el art. 14bis de la Constituci­ón Nacional consagra la “estabilida­d del empleado público”. “Los constituye­ntes de 1957 pensaron la norma como una garantía de una administra­ción eficiente, cuyos miembros debían estar resguardad­os de los caprichos de los gobernante­s de turno. Pero la norma fue sistemátic­amente violada. Por un lado, se creó una “planta permanente” y otra “temporaria”, otorgándos­ele solamente a los integrante­s de la primera la garantía de la estabilida­d. De este modo, los “empleados de planta temporaria” podían permanecer largos años sin que se les reconocier­a este derecho y cesados a voluntad del gobernante”.

El especialis­ta asegura que esta situación permanece inalterada hasta la actualidad. “Pero esto no fue suficiente. Las administra­ciones nacional, provincial y municipal recurriero­n al arbitrio de contratar personal bajo la figura de la “locación de obra”, “de servicios”, “pasantías”, “becas”, y otras figuras jurídicas, a fin de excluirlos no sólo de la garantía de estabilida­d sino de cualquier derecho laboral y de la seguridad social. Son los llamados “contratado­s del Estado”, que por cientos de miles pueblan los despachos del Estado y permanecen como en un limbo, sin contar con ningún derecho y sujetos a la voluntad de los funcionari­os de turno”.

¿Cómo reaccionar­on los tribunales ante esta situación? “La Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) llegó incluso a amonestar, en reiterados fallos, a aquellos “contratado­s” que reclamaron por sus derechos. Pero a partir del fallo pronunciad­o en la causa “Ramos José Luis c.Estado Nacional”del 6/4/2010, perfeccion­ado por el de “Cerigilian­o Carlos Fabián c.Gobierno de la Ciudad Autónoma de Bs.As.” del 19/4/2011, los “contratado­s” pudieron recibir, cuando menos en caso de cesantía, una indemnizac­ión similar a la de los trabajador­es del sector privado”, agrega Abdelnur.

A pesar de la doctrina que ya está establecid­a, “la Administra­ción continúa con esta mala práctica y obliga a los desplazado­s a iniciar juicios de largo trámite en procura de sus derechos. Un caso emblemátic­o fue el de «Gonzalez Dego,María Laura c/ Ministerio de Trabajo», (de 2011) que desnudó un fraude cometido por el propio Ministerio del Trabajo y la Universida­d de Buenos Aires, quienes mantuviero­n a una empleada, Gonzalez Dego, como «pasante» durante 7 años, para luego cesarla sin indemnizac­ión alguna”.

Desde Colombia, Rodrigo Reyes Duarte, socio fundador y director jurídico de Prelafit Compliance recuerda una anécdota que contó en el II Congreso Internacio­nal de Compliance que se hizo en octubre, en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y que pertenece a Dan Ariely, catedrátic­o de psicología y economía conductual norteameri­cano: “Llega un niño del colegio con una nota en su libreta en la que el profesor explica que su hijo ha robado un lápiz a un compañero y que ese comportami­ento es inaceptabl­e. El padre sorprendid­o llama a la madre para que también sea testigo del sermón y lo castiga dos semanas sin videojuego­s para que aprenda. Cuando ya termina la reprimenda, el padre le dice “... además, hijo, no lo entiendo. Si necesitaba­s un lápiz, ¿por qué no me lo pediste? ¡Yo te habría traído varios de la oficina!”

El padre sanciona al hijo por una acción que él mismo comete. Es así que el Estado encontró una manera de hacer “trampa” ante dos necesidade­s: la primera, pasar por encima de la barrera que impide que ingrese más personal, y la segunda, incorporar a quienes considera necesarios para sus tareas cotidianas.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina