Un polémico fallo benefició a un conductor alcoholizado
Al analizar la muerte de un niño de tres años en un choque, una jueza disminuyó la culpa del acusado y apuntó contra los padres por no haberle colocado el cinturón de seguridad
La jueza porteña que condenó a prisión en suspenso a un conductor que, alcoholizado y a alta velocidad, ocasionó el choque en el que murió un niño aseguró que los padres de la víctima también fueron responsables por no haberle colocado el cinturón de seguridad y que a ella se le “exigió venganza” cuando sólo puede “devolver justicia”.
Ana Dieta de Herrero, del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 9 de la ciudad de Buenos Aires, dio a conocer los fundamentos de la sentencia en la que el 25 de octubre condenó a tres años de prisión, pero en suspenso, y a 10 años de inhabilitación para conducir a Juan Manuel Sánchez Villar, de 34 años, por el “homicidio culposo agravado” de Nicolás Bautista Jara, de tres años.
El veredicto causó indignación en familiares y amigos, que ocasionaron destrozos en la sala de audiencias del TOC 9 y terminó con el padre de la víctima detenido durante algunas horas por “daños”.
El hecho ocurrió el 27 de julio de 2014 en la avenida General Paz y su cruce con la avenida San Martín, a la altura del barrio porteño de Villa Devoto, cuando Sánchez Villar se quedó dormido y la camioneta Kia Sportage que conducía chocó de atrás a un Fiat 147 en el que transitaban Gastón Jara, Lorena Monzón y su hijo, Bautista. El chico salió despedido del vehículo y murió por las graves lesiones que padeció.
La jueza dio por acreditado que Sánchez Villar presentaba un nivel de alcohol en sangre de 1,69 y de 2,42 en orina y que se desplazaba a 115,2 kilómetros por hora en una zona donde la velocidad máxima era de 80, pero al evaluar responsabilidades en el resultado de la muerte también apuntó a los padres del niño.
“Particular tratamiento merece la cuestión referida a las condiciones en las que viajaban tanto los adultos como el menor en el automóvil de sus padres y la incidencia de ese estado en el siniestro resultado”, señaló Dieta de Herre- ro en el fallo, al que accedió Télam.
La magistrada afirmó que de los propios dichos de los padres en el juicio surge que “ninguno de ellos llevaba colocado cinturón de seguridad”
“El niño inició el viaje en el regazo de su madre y en atención a que se durmió, madre y padre decidieron acostarlo en el asiento trasero, llamativamente, abrigado en razón del frío, pero desprovisto de cualquier elemento de sujeción”, agregó.
“Un niño de tres años, dormido, ajeno a cualquier contingencia del tránsito y carente de todo tipo de sujeción, se equiparó a un objeto suelto en el interior del habitáculo. Careció, por su edad, peso y estado de conciencia, de toda posibilidad de protegerse a sí mismo y en esa peligrosa condición fue colocado por quienes debían velar por su seguridad, Lorena Monzón y Gastón Jara”, sostuvo la jueza.
Similares responsabilidades
“Ha existido de parte de Sánchez Villar una conducta de eficacia preponderante, originaria e impulsora del suceso; sin embargo, no puedo dejar de considerar que la conducta de los padres del niño fallecido ha contribuido y ha sido relevante al momento de evaluar la magnitud del resultado”, afirmó.
Dieta de Herrero dejó entrever que los padres quizás debieron haber sido investigados como imputados al afirmar que entiende “cuestionable que se les aceptara su condición de querellantes en esta causa, en tanto no se ha analizado el completo rol que desempeñaron en el hecho y su resultado”.
Y agregó: “Sin perjuicio de tener por acreditada la responsabilidad del imputado en el hecho, habré de sopesar al momento de graduar la pena cuál es la justa medida del reproche, en atención a la real incidencia de la conducta de Lorena Monzón y Gastón Jara”.
“Se me exige venganza, sólo puedo devolver justicia”, expresó la jueza.