Bloqueado por EE.UU., el país depende más que nunca de Rusia y China
El destino de Venezuela, con default parcial de su deuda y bloqueada por las sanciones norteamericanas, depende más que nunca de sus aliados rusos y chinos, tras una reunión sin acuerdo con sus acreedores.
“El default parece hoy casi inevitable”, analizó Ludovic Subran, jefe economista de la aseguradora Euler Hermes, un día después de una reunión en Caracas entre el gobierno y acreedores internacionales.
Nicolás Maduro había convocado a los acreedores tras anunciar su voluntad de reestructurar su deuda exterior, estimada en 150.000 millones de dólares, ya que apenas dispone de 9700 millones de reservas y debe desembolsar al menos 1470 millones antes de final de año, y otros 8000 millones en 2018.
Según participantes en la reunión en Caracas, que el gobierno venezolano calificó de “rotundo éxito”, el ejecutivo desea establecer grupos de trabajo para evaluar las propuestas de renegociación de la deuda a corto y medio plazo.
“Las cuentas no cuadran. Los tenedores de bonos tienen razones para estar alarmados”, afirmó el economista venezolano Orlando Ochoa. “Venezuela está paradójicamente al borde del precipicio financiero, a pesar de contar con los recursos para hacer un cambio de orientación económica petrolera, lo cual le permitiría organizar un plan de recuperación”, explicó.
Otro especialista del mercado de la deuda, que opinó bajo condición de anonimato, dijo que “una reestructuración nunca es sencilla, pero con las sanciones impuestas por los estadounidenses, aún lo es menos”. A fines de agosto, Washington prohibió a sus bancos y sus ciudadanos comprar nuevas obligaciones o negociar acuerdos con el gobierno venezolano.
Subran consideró que “es un poco tarde para reestructurar la deuda” y agregó que tampoco cree en la venta de activos como vía para solucionar la situación financiera en Venezuela. “Y de todas formas, ¿quién estaría dispuesto a comprar
en el contexto actual?”, se preguntó.
Para sortear las sanciones norteamericanas, Maduro cuenta con Rusia y China, dos aliados a los que Caracas debe 8000 y 28.000 millones de dólares, respectivamente.
“Es verdad que acreedores como estos dos países pueden intervenir”, reconoció el especialista de mercados de deuda. Pero la cuestión es saber si todavía están dispuestos a mantener su apoyo financiero.
De momento, nada da a entender lo contrario. Pekín declaró ayer que su cooperación con Caracas “se desarrolla normalmente” y Moscú tiene previsto firmar hoy un acuerdo para reestructurar 3000 millones de dólares de deuda venezolana, según fuentes concordantes.
Pero para Ochoa todo esto es “especulativo”. “Parece que ambos países han llegado al límite”, apuntó.
“Claro que Rusia tiene interés, políticamente, en ayudar a Venezuela”, admitió Subran. “Pero el problema sólo se pospondría”, pues los mercados ya identificaron al país petrolero como el mayor riesgo actual para las inversiones.
El peligro para Venezuela es verse apartado de los mercados, como su grupo petrolero, Pdvsa, y tener que encarar embargos de activos y filiales en el extranjero.
Para salir de esta situación, Caracas podría permitirse “un pequeño subterfugio”, apuntó Subran, que cree que el país “podría entrar en default sólo en la parte soberana, pero proteger Pdvsa”.