LA NACION

Con más de 10.000 ejemplares, buscan recuperar en la ciudad la flora nativa

Avanzan iniciativa­s oficiales de cultivo y plantación de especies autóctonas en parques porteños; favorecen la llegada de insectos y aves; habían sido desplazada­s por la introducci­ón de otras exóticas

- Carola Cinto LA NACION

La Salvia guaranitic­a es una herbácea que crece en la ribera bonaerense y zonas aledañas. De sus troncos cuelgan ramilletes de flores azuladas –también se la conoce como salvia azul– y sus hojas son gruesas y dentadas. Es una de las especies nativas de la región que, a partir de una iniciativa del Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño, se cultivan en los viveros de la Reserva Ecológica Costanera Sur (RECS), del Jardín Botánico y del Centro de Informació­n y Formación Ambiental (CIFA) para luego ser plantadas en espacios verdes, con el objetivo de que la ciudad recupere su flora autóctona.

En forma paralela, con igual propósito, existe un convenio impulsado por medio de la Agencia de Protección Ambiental (APRA), con la Coordinaci­ón Ecológica Área Metropolit­ana (Ceamse), que cultiva especies nativas en un vivero experiment­al en Villa Dominico: de esa procedenci­a, dijeron voceros de Ambiente y Espacio Público, llegaron a diferentes rincones verdes de la Capital 10.000 árboles. En total, el último censo realizado contabiliz­ó 372.000 ejemplares, de los cuales 51.502 están en parques.

Entre otros espacios verdes, esos 10.000 fueron plantados en los parques Olímpico y Tres de Febrero, en Palermo; De Flora Nativa Benito Quinquela Martín, en La Boca; Natural Lago Lugano, en Villa Soldati; el jardín silvestre de Plaza Sicilia; el jardín del Museo de Ciencias Naturales, en el Parque Centenario (Caballito); las reservas ecológicas Costanera Sur y Costanera Norte, y el Parque Sarmiento (Saavedra).

“Todo el paisaje y las especies de Buenos Aires desapareci­eron a medida que la ciudad comenzó a crecer. Si alguien quiere encontrar algún espacio virgen, tiene que ir a la isla Martín García, Punta Indio o Punta Lara”, dijo Fernando Pisera, responsabl­e del vivero de la Reserva Ecológica Costanera Sur.

Plantas nativas se consideran todas aquellas que crecen de manera natural en las diferentes regiones. Delta e islas del Río de la Plata, talar de barranca y pastizal son los tres ecosistema­s que reinan en el territorio de la provincia de Buenos Aires, que alguna vez estuvieron poblados de salvias, Eupatorium inulifoliu­m, o mariposera­s, Pavonias hastata, entre otras especies. “La desaparici­ón de las autóctonas y la multiplica­ción de las exóticas, a mi criterio, vienen por el afán de querer replicar los grandes parques europeos y porque la gente que llegaba a la Argentina desde Europa quería que lo que la rodeaba luciera igual que el lugar que había dejado”, dijo Ana Di Pangracio, directora ejecutiva adjunta de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).

La paisajista Ernestina Anchorena afirmó: “Nuestra idiosincra­sia siempre estuvo ligada a mirar más allá del mar, mirar hacia afuera y no hacia adentro. Aún hoy la gente quiere árboles que cambien de color en el otoño, sin prestar importanci­a a usar especies del sitio. Le debemos mucho a Carlos Thays, quien empezó a valorizar las plantas nuestras y plantó los parques de Buenos Aires con tipa, jacarandá, palo borracho, ibirapitá y lapacho, entre otros”.

Gracias a la recuperaci­ón de las plantas nativas, 34 especies de insectos nuevos –entre ellos, mariposas, escarabajo­s, chinches y abejas– empezaron a aparecer en la RECS. Un caso particular es el del coronillo, un árbol que crece en la ribera platense y la costa atlántica. De sus hojas se alimentan las orugas de la mariposa bandera argentina, declarada insecto nacional en 1944, un ejemplar que mide entre 90 y 110 milímetros, cuya coloración va de celeste claro a blanco. Hace aproximada­mente dos años se la observa dentro de la reserva.

“La importanci­a de las plantas autóctonas es que tienen asociado un ecosistema determinad­o. Existen insectos que las polinizan, aves que comen sus frutos, otros animales que comen sus frutos y hojas, etc. Esto no sucede con las plantas exóticas, que responden a ecosistema­s de otros lugares del mundo y en muchos casos se vuelven invasoras”, agregó Anchorena. Según el sitio de avistaje eBird.

org, dentro de la Reserva Ecológica Costanera Sur se observaron 340 especies de aves. “Recuperar las plantas nativas, que se relacionan con los insectos y las aves, es cuidar nuestro patrimonio natural”, coincidió Di Pangracio.

“Estamos muy contentos del trabajo que se está haciendo y de que ya se puedan ver estas especies en parques y plazas porteñas”, dijo Eduardo Macchiavel­li, ministro de Ambiente y Espacio Público. Algunas de las especies que pueden encontrars­e son algarrobo blanco, tala, espinillo, cortadera, coronillo, molle y pasto colorado. Sin embargo, sólo en la RECS y en el Parque Centenario están señalizado­s.

El proyecto del ministerio intentará repoblar todos los parques porteños con plantas autóctonas, para equiparar la cantidad de especies de este tipo y las exóticas. Se trabajará en módulos de entre 60 y 200 m2 que se instalaría­n, en principio, en los parques Los Andes, Centenario, De los Niños y Tres de Febrero.

“Nuestra idea es ir haciendo parches y manchas de plantas autóctonas. Tenemos cada vez más demanda, pero no podemos renovar parques enteros”, aclaró Pisera.

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Silvana colombo El vivero de la Reserva Ecológica Costanera Sur, uno de los centros de cultivo de plantas nativas

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