Sacrificios
Nuestro país, más allá de los productos del agro y de la ganadería, no puede competir en casi ningún rubro. Todos coinciden en que ello se debe a lo caro que resulta producir, fundamentalmente por los impuestos y el costo laboral. Todos también están de acuerdo en que para desarrollarnos debemos adquirir la competitividad indispensable para llegar al mundo con nuestros productos. Ese desarrollo terminaría con la pobreza. Ahora bien, a la hora de abordar la solución se empieza poniendo de manifiesto que nadie quiere resignar nada. Los gobernadores, la CGT, los políticos (incluso los que tienen 80 asesores), etc. Así no es posible. Cuando se es pobre, se cuida la plata. Si no, digamos la verdad: no queremos hacer ningún sacrificio para salir de nuestra triste decadencia.
Ernesto H. Perasso
LE 7.731.904