catalejo
Padre e hija
Ha sido uno de los conciertos del año por una doble razón: la primera, la excelencia artística del dúo; la otra, chelista y pianista son padre e hija. Mischa Maisky es uno de los más singulares intérpretes del chelo de nuestro tiempo. Cuando ingresa en la sala mayor del CCK, lo hace con autoridad y un aspecto de estrella de rock letona. Ha tocado con los mejores (lo une una extensa colaboración con Martha Argerich) y ahora está sobre el escenario en compañía de Lily. Recorren el mundo desde hace doce años, después de que durante la celebración de un cumpleaños familiar alguien les sugirió que se uniesen en un dúo.
La broma dio resultado y acá están ambos haciendo Schumann, Brahms, Britten y un Piazzolla (Le grand tango) soberbio. Luego regalan cinco bises (incluido un estupendo Massenet) y se llevan una ovación que perdura en el oyente. El sonido del chelo es único, de una intensidad dramática o un lirismo arrebatador, según lo pida el programa. Lily es una pianista sólida, creció acunada por el chelo de su padre. Aprenden juntos sobre el escenario, crecen, comparten el milagro de la música. Él casi en sus 60 años; ella, de 30. El diálogo artístico es la prolongación de una amorosa conversación de tres décadas.