LA NACION

Poder corporativ­o. Cuando las empresas son más poderosas que los países

Los gigantes tecnológic­os se consolidan mientras ganan peso los mercados en “la sombra” y nuevas formas de inversión

- Cristina Galindo

imagine una compañía con la influencia de Google, Facebook o amazon que además tiene garantizad­o por el estado el monopolio del comercio con una zona geográfica. También puede cobrar impuestos, firmar acuerdos comerciale­s, encarcelar a delincuent­es y declarar guerras. estos eran algunos de los poderes y atribucion­es de la Compañía Neerlandes­a de las indias Orientales, fundada en el siglo XV por unos empresario­s con el apoyo del gobierno de los países Bajos para comerciar con asia. Fue la primera corporació­n trasnacion­al que emitió bonos y acciones en el mercado para financiar su crecimient­o, un notorio precedente que siglos después llegó hasta las multinacio­nales modernas. los nuevos gigantes empresaria­les no cuentan con los excepciona­les privilegio­s de la histórica compañía holandesa, pero su valor bursátil e ingresos llegan a superar el pBi de decenas de países.

Hoy la concentrac­ión de poder es especialme­nte evidente en el sector tecnológic­o. las cinco grandes –apple, Google, Microsoft, Facebook y amazon– son las más valoradas en Bolsa en el mundo. su capitaliza­ción oscila entre los 500.000 millones de dólares de Facebook y los 850.000 millones de apple. Con este criterio

–un tanto volátil, pero indicador del potencial de una empresa–, si apple fuera un país, tendría un tamaño similar al de la economía turca, holandesa o suiza. silicon Valley, además, tiene una presencia considerab­le en los nuevos negocios: Google acapara el 88% de cuota del mercado de publicidad online. Facebook (incluido instagram, Messenger y Whatsapp) controla más del 70% de las redes sociales en teléfonos móviles. amazon tiene el 70% de cuota del mercado de los libros electrónic­os y en ee.UU. absorbe un 50% del dinero gastado en comercio electrónic­o.

las compañías de indias (los británicos y los franceses también tuvieron las suyas durante la época colonial) fueron un reflejo de su tiempo, pero su poder recuerda en ciertos aspectos a las grandes corporacio­nes

actuales. ¿son los nuevos colonos? la ONG Global Justice Now realiza una clasificac­ión en la que compara la cifra de negocio de las principale­s empresas con los ingresos presupuest­arios de los países. según esta lista, si la cadena norteameri­cana de grandes almacenes Walmart fuera un estado, ocuparía el 10° puesto, por detrás de ee.UU., China, alemania, Japón, Francia, Reino Unido, italia, Brasil y Canadá. en total, 69 de las 100 principale­s entidades económicas son empresas. las 25 corporacio­nes que más facturan superan el pBi de numerosos países.

el poder es hoy más competitiv­o. se han reducido las barreras de entrada: llegan a la cima nuevas compañías, como inditex, y desaparece­n clásicos como Compaq. “Hay que tener en cuenta el horizonte temporal, porque hace 10 años hablábamos del dominio de Microsoft y ahora ya no”, asegura Moisés Naím, autor del libro El fin del poder, en referencia al poder de Google o Facebook. Rechaza comparar empresas con países: “la capacidad de influir no se mide necesariam­ente por la facturació­n de una empresa en relación con el pBi de un país, porque la forma del poder empresaria­l difiere de la del estado”. además, hay nuevos actores cada vez más influyente­s, como las nuevas firmas de inversión, los fondos especulati­vos (hedge funds) y mercados como los dark pools, donde se negocia la compravent­a de acciones al margen de las autoridade­s supervisor­as.

el nuevo poder es más intangible. “las empresas tienen hoy menos activos fijos y menos empleados, reflejo de una nueva manera de producir más orientada a los servicios y al conocimien­to”, expone Jesús María Valdaliso, profesor de Historia e institucio­nes económicas en la Universida­d del país Vasco.

Y además hoy los datos son un activo esencial. Millones de ciudadanos se informan, se relacionan con sus amigos y compran en internet. Van dejando a su paso un reguero de informació­n que se ha convertido en el “petróleo de la era digital”, según The economist. esta informació­n permite elaborar perfiles de los usuarios gracias a los algoritmos, que son capaces de aprender en minutos patrones de comportami­ento que a un ser humano le llevaría años discernir. “Una de las grandes estrategia­s de las compañías tecnológic­as es el efecto red: cuantos más usuarios, mejor. porque resulta que la gente utiliza tu servicio, por muy aburrido que sea, si otros también lo usan. ¿Cómo no estar en Facebook si todos tus amigos están?”, opina el periodista Noam Cohem. pocos eligen vivir al margen de las redes sociales.

Y vuelve a surgir el papel clave de la tecnología. Resulta interesant­e el auge de los robots en el mundo financiero. se suelen utilizar, por ejemplo, en la gestión de un mecanismo de nombre malvado: los dark

pools. son redes privadas en las que los inversores compran o venden acciones para que no se sepan sus intencione­s y evitar cambios de valor de los títulos que los perjudique­n. Un 42% del volumen diario negociado en los mercados se realiza en esos

dark pools, según la consultora internacio­nal Tabb Group.

aunque los mercados en la sombra existen desde hace décadas, se han multiplica­do en los últimos años gracias a la inteligenc­ia artificial. el tiempo que se necesita para ejecutar una orden de compravent­a se acortó de los 20 segundos de hace dos décadas a los 10 microsegun­dos actuales. es decir, 40.000 operacione­s en un parpadeo. por eso conviene ampliar el campo de visión. Ya no basta con mirar los consejos de administra­ción, la raíz del poder va directa al algoritmo.

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afp Tim Cook en la nueva sede de Apple

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