LA NACION

Un país marcado por purgas y una situación económica extrema

- Óscar Gutiérrez

El nonagenari­o presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, se encuentra detenido por el ejército en su domicilio de Harare. Pese a que la fuerza anunció que se trataba de una operación contra “criminales” del entorno de Mugabe, los rumores sobre un golpe de Estado toman fuerza en uno de los países más pobres del mundo. Estas son cinco claves para entender la crisis política en Zimbabue.

1 La larga sombra de la independen­cia

Mugabe, de 93 años, fue uno de los líderes destacados de la lucha por la independen­cia de los años 70. La guerra causó la muerte de casi 30.000 personas. En abril de 1980, la entonces conocida como Rhodesia, en honor a Cecil Rhodes, empresario y político británico, obtuvo la independen­cia. El líder de la Unión Africana Nacional de Zimbabwe ( ZANU, en sus siglas en inglés), Mugabe, fue nombrado primer ministro. Entre los objetivos del nuevo gobierno estaba sin duda la reforma agraria, aún hoy una de las asignatura­s pendientes para reactivar la pobre economía del país, marcada a fuego.

2 Las purgas de Mugabe

El general Constantin­o Chiwenga, actual jefe de las fuerzas armadas, advirtió el lunes contra las purgas de Mugabe. El 6 de este mes, el presidente había destituido al vicepresid­ente Mnangagwa. Pero las purgas internas no son nuevas en los casi 40 años de mandato de Mugabe. Uno de sus aliados en la guerra de independen­cia, Joshua Nkomo, líder de la Unión Africana Popular de Zimbabue ( ZAPU, por sus siglas en inglés), fue nombrado ministro del Interior en su primer gobierno. En febrero de 1982, Nkomo fue acusado de golpista y destituido. La lucha entre facciones dejó miles de muertes en el país. Cinco años después, Mugabe reformó la Constituci­ón e instauró un régimen presidenci­alista.

3 Hiperinfla­ción y tierra

Si algo se conoce en el exterior del deprimido país africano es la capacidad de acuñar billetes de hasta 100.000 millones de dólares zimbabwens­es. Ocurrió durante los peores años de hiperinfla­ción ( 79.600.000.000%, en noviembre de 2008). La famosa reforma agraria, llevada al extremo a partir de 2000, había arrebatado a los agricultor­es blancos grandes parcelas. Se estima que entre 4000 y 4500 agricultor­es blancos perdieron la tierra a manos de veteranos de guerra o partidario­s del gobierno. Como resultado, una economía poco operativa, con un sector agrícola poco experto, una caída de la producción, exportació­n; un incremento notable del desempleo, de los subsidios, y, finalmente, de los precios. En 2007, el gobierno, para frenar la escalada de precios, permitió el uso del dólar norteameri­cano, el euro y la divisa sudafrican­a ( rand). Una década después, Zimbabwe vuelve a verse la cara con la hiperinfla­ción, esto es, con una tasa por encima del 50% durante 30 días consecutiv­os.

4 Oposición en al alza

Precisamen­te esta semana regresará al país el gran líder opositor de la última década Morgan Tsvangirai, del Movimiento para el Cambio Democrátic­o ( MDC, en sus siglas en inglés). Tsvangirai logró vencer a Mugabe en la primera vuelta de las elecciones celebradas en marzo de 2008. Pero la violencia contra sus partidario­s en las calles hizo que el líder opositor no se presentara en segunda vuelta. Lo intentó de nuevo cinco años después, en agosto de 2013. Obtuvo un 34% de los votos, frente al 61% de Mugabe. El candidato de MDC denunció una “enorme farsa” electoral. En cualquier caso, la oposición al incontesta­ble Mugabe ha ido creciendo.

5 La sucesión

Reuters publicó el año pasado que existía una trama para poner en marcha reformas tras la marcha de Mugabe. Entre los hombres destacados estaba Mnangagwa, que junto con otros dirigentes estaría diseñando la nueva hoja de ruta para el país. Entre las novedades, una posible alianza con el opositor Tsvangirai y la devolución de tierras a los blancos. Dos meses después de esa publicació­n, Mnangagwa fue destituido por Mugabe. Entre aparentes amenazas de muerte, el que fue número dos del gobierno abandonó el país. Ahora, según la informació­n revelada por ZANU- PF, Mnangagwa, héroe de guerra con buena relación con los militares y veteranos de la independen­cia, dirigiría de forma interina los destinos del país. La destitució­n de Mugabe llegó un día después de que su mujer, Grace, de 52 años, lo exhortó a que dejase su puesto por el bien de la “unidad”. Grace, dirigente también de ZANU- PF – y de la que se ha llegado a publicar que abofetea a su marido en público– ha sido una de las señaladas en los últimos años y según avanza la edad del presidente para sucederlo. Es considerad­a cabecilla del G- 40, un grupo de políticos afines a la pareja presidenci­al. Ayer, el ejército detuvo a varios ministros vinculados a este grupo. © El País, SL

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