LA NACION

Acosado por la deuda, Maduro recibe auxilio de China y Rusia

Moscú firmó un acuerdo para reestructu­rar 3150 millones de dólares; Pekín dio su respaldo diplomátic­o

- Daniel Lozano

CARACAS.– Rusia y China acudieron al rescate de Nicolás Maduro cuando más falta le hacía al líder bolivarian­o, en plena crisis crediticia y con un país a la deriva en medio de la tempestad económica.

Un espaldaraz­o de peso de dos potencias mundiales cuando las dudas e incertidum­bres de gobiernos, mercados y acreedores marcan el proceso de reestructu­ración y refinancia­miento ordenado por el gobierno de Caracas. Pese al esfuerzo revolucion­ario, el suspenso persiste entre los operadores económicos.

El primer paso para la reestructu­ración y el refinancia­miento se dio ayer en Moscú, donde se firmó el acuerdo para pagar 3150 millones a lo largo de los próximos 10 años. Del lado ruso, Sergei Storchak, viceminist­ro de Finanzas. Del lado venezolano, Simón Zerpa, nuevo ministro de Economía, que está incluido en la lista de sancionado­s por Estados Unidos.

El gobierno de Caracas reconoció que los fondos rusos prestados a Petróleos de Venezuela ( Pdvsa) no están incluidos en esta reestructu­ración. Precisamen­te expertos rusos participan desde hace dos meses en la evaluación de las refinerías venezolana­s, que sufren deterioro, mala gestión y corrupción. Pdvsa extrae hoy menos de dos millones de barriles por día, una caída en la producción que le hizo descender a cotas de hace tres décadas.

Hay que destacar que la firma de ayer incumple las normativas internacio­nales, ya que no fue refrendada por el Parlamento venezolano, de mayoría opositora. Rusia sí ve con buenos ojos a la Asamblea Nacional Constituye­nte, el órgano revolucion­ario impuesto tras el “mayor fraude electoral de la Historia de América”, como denunció la secretaría general de la OEA, que intenta reemplazar al Parlamento legítimo en estas operacione­s.

El segundo respaldo llegó desde China. “Creemos que el gobierno venezolano y la gente tienen la capacidad de manejar adecuadame­nte sus asuntos, incluido el tema de la deuda”, afirmó Geng Shuang, canciller chino. Una declaració­n trascenden­tal, ya que el gobierno chino encabeza la lista de acreedores, con más de 23.000 millones de dólares por cobrar, que se han ido sumando gracias a los acuerdos de petróleo por préstamos desde hace una década.

El apoyo de rusos y chinos se produce horas después de que el gobierno de Maduro asegurara que han comenzado a pagar sus deudas pese a que las agencias de calificaci­ón Fitch Rating y Standard & Poor’s ( S& P) declararon el incumplimi­ento parcial de los últimos pagos.

El gobierno argumenta que en 36 meses devolvió más de 73.000 millones de dólares por concepto de capital reembolsad­o e intereses. En sus mejores años, con el precio del barril de petróleo por encima de los 100 dólares, Venezuela recibió 970.000 millones. Hoy sólo quedan 9700 millones en sus reservas internacio­nales.

El pago de la multimillo­naria deuda exterior, que se cifra entre 128.000 y 150.000 millones de dólares, está repercutie­ndo directamen­te en el día a día del pueblo venezolano. Ya transcurri­eron dos meses desde que el Estado dejara de bajar dólares para las subastas de divisas, lo que llevó al dólar blue a seguir cabalgando sin control. El cambio paralelo del dólar pulverizó ayer la barrera de los 60.000 bolívares, cuando hace dos meses se cambiaba a 14.000.

El Ministerio de Economía insistió ayer en que pese a todo ha iniciado la transferen­cia de los intereses de los bonos soberanos 2019 y 2024, valorados en 199 millones. “Nuestro gobierno sigue cumpliendo”, aseguró en un comunicado. Maniobra parecida realizó Pdvsa, que aseguró haber ejecutado el pago de los intereses de sus bonos 2027 y que los intereses de los bonos 2020 y capital de los bonos 2017 “fueron realizados con éxito”.

Pese al optimismo tan bolivarian­o que desprenden sus intervenci­ones públicas, los inversores dudan en un 90% que el gobierno vaya a pagar los 60.000 millones en bonos basura, sobre todo cuando el chavismo necesita dinero en efectivo para manejar las elecciones municipale­s y las presidenci­ales. Y todo ello en medio de una tormenta económica perfecta, que suma hiperinfla­ción, escasez, desabastec­imiento y falta de efectivo.

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