LA NACION

Eva Klesse, la baterista alemana, es una de las figuras del festival de Buenos Aires al frente de su cuarteto

Festival. “Creo que el jazz va hacia audiencias más grandes y jóvenes”, dice la alemana, que se presenta esta noche

- Mauro Apicella LA nACion

La imagen tiene cuatro o cinco años. es en blanco y negro, y parece la típica fotografía de una banda de rock. un camino rural, asfaltado y desolado. Cuatro músicos de pie: uno por acá, otros varios metros más atrás, miran en distintas direccione­s. en el centro, una chica veinteañer­a vestida y maquillada de negro que parece la cantante. “sí, y en ese momento tenía el pelo largo”, dice la alemana eva Klesse y larga una carcajada en inglés con típico acento alemán. ¿ Y cómo sería eso? Habrá que imaginárse­lo. Lo mismo que la música de esta banda. Porque no toca rock, sino jazz, y eva no es cantante, sino baterista. Pero no es algo raro si uno piensa que el jazz tiene hoy múltiples formas y tendencias. Todo puede suceder y no todo lo que se ve es lo que se escucha.

“Creo que el jazz va hacia audien- cias más grandes y jóvenes – dice eva, que llega a buenos Aires para el concierto que dará con su banda esta noche, en el Festival internacio­nal buenos Aires Jazz–. no sé cómo será esto en la Argentina. es lo que sucede en Alemania. siento que la gente joven que escucha rock y pop descubre el jazz. Cada tanto va a un concierto y dice: « ¿ esto es jazz? bien, me gusta » . Y espero que estemos siendo parte de ese proceso. incluso yo al principio no era una persona que le gustaba el jazz cuando comencé a tocar la batería. Para mí hoy lo importante es que la música sea accesible a la gente”.

Las composicio­nes de eva privilegia­n las melodías, las dinámicas del cuarteto, los desarrollo­s y ciertos estados de ánimo, emparentad­os con la melancolía. segurament­e habrá empatía entre su último disco,

Obenland ( publicado el año pasado), y parte del jazz que se produce en el río de la Plata. Al mismo tiempo, por momentos la música de Klesse se complejiza y no va hacia el free jazz, sino a la música contemporá­nea, con lo cual podría dejar afuera a muchos oyentes.

“es cierto. Pero creo que no es lo mismo un disco que los conciertos, porque allí se conecta con la gente de otra manera. una mucho más fácil. nosotros ponemos toda la energía en la música que estamos tocando y no importa qué tan complicada pueda ser”.

eva también está siendo parte de un proceso que se da por decantació­n y su éxito depende de la naturalida­d con que ocurra y no con la imposición. en la programaci­ón de este festival se pueden ver a muchas mujeres que lideran grupos jazzeros. Pero no fue porque se creó una sección especial sobre “mujeres líderes”. surgió espontánea­mente que apareciera­n en distintos segmentos del festival. “sí, y eso es lo que me canta. no te podría definir cómo es ser baterista mujer porque no sé lo que es ser baterista hombre. Lo que me gusta es que podés ver más mujeres tocando cualquier instrument­o o en cualquier campo. Hasta las generacion­es anteriores a la mía esto no era tan común. no era usual ver a una mujer sentada en la batería o liderando una banda de jazz”.

Claro, la imagen de la mujer del jazz era, hasta no hace tanto tiempo, circunscri­pta al rol de cantante. “sí, debían verse bien y no eran tomadas demasiado en serio. Probableme­nte eso tuviera que ver con que el jazz se tocaba en clubes para muchachos. A los hombres del jazz no se les exige verse bien. recuerdo que la primera vez que fui a tocar a un festival de jazz era bastante tímida y leí dos críticas en las que escribiero­n sobre cómo estaba vestida y cómo me veía. ¿ Qué esta pasando?, pensé”.

eva y sus socios – evgeny ring en saxo, Philip Frischkorn en piano y robert Lucaciu en contrabajo– se conocieron en un conservato­rio de Leipzig, la tierra de bach. “en 2012, después de tocar con otras bandas, decidí armar mi proyecto y preguntarl­es si querían participar. viajamos mucho y pasamos mucho tiempo juntos. es necesaria la buena conexión sobre el escenario y la amistad entre nosotros. Y lo mejor es que siento que podemos ir a cualquier lado juntos. incluso a buenos Aires”, se ríe.

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