LA NACION

Ruben Östlund dirige sus dardos envenenado­s contra el arte contemporá­neo

- Alejandro Lingenti

★ ★ ★ ( Suecia- Dinamarca- alemaniaFr­ancia, 2017). Guion y Dirección: Ruben Östlund. FotoGraFía: Fredrik Wenzel.

eDición: Jacob Secher Schulsinge­r y Ruben Östlund. elenco: Claes Bang, Elisabeth Moss, Dominic West, Terry Notary y Christophe­r Læssø. Duración: 142 minutos. caliFicaci­ón: Apta para mayores de 16 años.

La decisión de otorgarle la Palma de oro a The Square en la última edición del Festival de Cannes provocó una enorme polémica. Cineasta adicto a la provocació­n – muchos ya se habían indignado con Play ( 2011), la historia de un grupo de niños negros pobres que robaban a otros de su misma edad, pero blancos y de clase media–, el sueco ruben Östlund había logrado un punto de equilibrio con Force Majeure: la traición del instinto, un film sobre el matrimonio como cataclismo. esta vez, el blanco de sus dardos envenenado­s es el mundo del arte contemporá­neo, sintetizad­o en la figura del particular director de un museo sueco que no tiene presupuest­o para estar a la altura de sus competidor­es internacio­nales. Torpe para entablar relaciones, egomaníaco, más de una vez indolente y ciertament­e paranoico, Cristian ( el personaje interpreta­do con mucha eficacia por el danés Claes bang) se ve envuelto en una serie de episodios problemáti­cos que Östlund narra con humor y un evidente cinismo: desde el montaje de una obra de aspiración altruista de una artista argentina que empieza con la desprejuic­iada destrucció­n de la estatua de un monarca hasta la virulenta aparición en escena de un apremiante hombre- mono que produce una verdadera debacle en una cena de burgueses aterrados, pasando por una insólita trama persecutor­ia contra un niño, desatada para recuperar un teléfono celular que le roban al protagonis­ta en un confuso incidente callejero.

no hay tópico al que el director se acerque sin mordacidad: la sexualidad ( es tan tensa como hilarante la escena que protagoniz­a con el personaje de elizabeth moss en torno al destino de un preservati­vo usado), las relaciones familiares, la hipocresía de las clases acomodadas... en una entrevista reciente, Östlund explicó que uno de los modelos para su película fue Cuento

de Navidad, una novela de Charles dickens también cargada de críticos simbolismo­s relacionad­os con la sociedad de su época. Publicada en 1843, el relato de dickens cuenta la historia de un hombre avaro y egoísta que que transforma tras ser visitado por una serie de fantasmas en nochebuena. La novela consiguió un inmediato éxito y el aplauso de la crítica.. en la línea de colegas como michael Haneke y Lars von Trier, pero con aún menos sutilezas, el realizador sueco enfoca la mala conciencia de sus personajes para erigirse en un nuevo misántropo del cine.

Aún con sus excesos – en el tono insolente y descarnado de la sátira y también en el largo del film, que originalme­nte duraba más de tres horas y tuvo que cortar para poder desembarca­r en Cannes–, lo cierto es que siempre logra disparar acaloradas discusione­s, algo que no deja de ser saludable.

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