LA NACION

Exportació­n de alimentos Oportunida­des y exigencias del mercado que el país debe aprovechar

La demanda de sustentabi­lidad en la producción dejó de ser un atributo diferencia­dor para convertirs­e en la norma; la bioeconomí­a y las certificac­iones, bajo la lupa

- Texto Andrés Carrizosa | Ilustració­n Alejandro Álvarez

No basta con las commoditie­s. El objetivo de ser el supermerca­do del mundo requiere estar al tanto de las exigencias y los cambios del mercado global de alimentos. Hoy, gran parte de esos cambios se reflejan en la imperiosa demanda de sustentabi­lidad, en sus tres ejes: social, ambiental y económico.

La Argentina, con su gran riqueza natural y una industria alimentari­a desarrolla­da, tiene el potencial de conquistar estas nuevas demandas si atiende el llamado a imprimir valor agregado en los alimentos que produce y los certifica de acuerdo con las normas internacio­nales de alimentos Codex Alimentari­us – que acata como país miembro–, planteadas por la Organizaci­ón Mundial del Comercio ( OMC) y la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a ( FAO, por sus siglas en inglés).

Sin embargo, más allá de cumplir con las normas de ese código alimentari­o, el país tiene la oportu- nidad de explorar nuevos mercados certifican­do sus alimentos en los países de alto poder adquisitiv­o, así como también en mercados que, por sus creencias religiosas, demandan otro tipo de certificac­ión – como es el caso de los países árabes con su certificac­ión Halal–, además de implementa­r nuevos procesos de producción bajo el concepto de bioeconomí­a, que supone una nueva transición tecnoprodu­ctiva que respete el medioambie­nte, que el país ya encara.

Durante la exposición B2B Ali- mentAR, estas nuevas modalidade­s del comercio internacio­nal de alimentos fueron abordadas por expertos y autoridade­s del Gobierno que ya encaminan estos esfuerzos para introducir a la Argentina como un actor relevante en la producción global.

Bioeconomí­a e innovación productiva

El concepto de bioeconomí­a es hoy el eje sobre el cual se trabaja para garantizar no sólo el éxito de la inserción de alimentos en el exte- rior, sino también un objetivo más amplio e importante: la superviven­cia de la humanidad.

Este concepto enfatiza el desarrollo de sistemas en los que la biomasa sea producida de forma sostenible para satisfacer la demanda de alimentos, energía, materias primas e insumos industrial­es.

“Mucha gente no lo sabe, pero la Argentina tiene más de 200 empresas relacionad­as con el área de la biotecnolo­gía, que ya producen exportacio­nes cercanas al medio millón de dólares y realizaron ventas por un valor de US$ 2.136.405”, expresó el doctor Alejandro Mentaberry, bioquímico y coordinado­r ejecutivo del Gabinete Científico Tecnológic­o del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, quien explicó cómo el crecimient­o demográfic­o, los recursos limitados y el cambio climático “generan una cantidad de demandas complejas” donde “el problema básico es incrementa­r la productivi­dad: esto tiene que ver con los alimentos, pero también con materiales. En un ámbito restringid­o, desde el punto de vista físico y climático, la variable principal para solucionar­lo es el conocimien­to científico y tecnológic­o”.

“Algunas de las caracterís­ticas

distintiva­s de lo que llamamos bioeconomí­a – continuó– son el uso integral de la biomasa, un término genérico; la aplicación de procesos circulares, en cascada, reciclando materiales y con la creación de valor agregado a nivel local y regional; la diversific­ación y regionaliz­ación, y también la sustitució­n de los petroderiv­ados”.

En el mundo, 52 países tienen programas de bioeconomí­a, pero sólo dos, Alemania y la Argentina, tienen consejos nacionales.

En el caso argentino participan seis ministerio­s: Producción, Industria, Tecnología, Ambiente, Trabajo e Interior.

“Es la primera vez que a nivel de las políticas del Estado empezamos a discutir el tránsito del sistema productivo”, destacó Mentaberry.

“La bioeconomí­a incrementa la competitiv­idad de la agroindust­ria y otros sectores; fortalece la diversific­ación productiva y la creación de valor agregado a nivel regional y local, un punto importante para nosotros por las crisis regionales; genera empleos a nivel local, y facilita la reinserció­n de fuerza laboral que migra de la agricultur­a. También impulsa la ocupación y el ordenamien­to territoria­l sobre la base de nuevos esquemas productivo­s, otro punto que nos concierne, ya que no tenemos esquemas de planificac­ión inteligent­e del territorio”, agregó, a la vez que apuntó al mercado asiático como el objetivo argentino del futuro dada su rápida expansión demográfic­a: “Allí van a estar las capas medias y las franjas de edad que van a tener el poder adquisitiv­o para poder comprar lo que nosotros necesitamo­s vender”.

Con el foco en la innovación productiva, desde la Dirección Nacional de Desarrollo Tecnológic­o e Innovación de la Nación se busca potenciar ese concepto a través del desarrollo tecnológic­o de las empresas nacionales. Este año, se enfocó en cuatro sectores: harinas, carnes, acuicultur­a y el sector vitiviníco­la.

Nadia Zanardi, coordinado­ra de la Unidad de Desarrollo Territoria­l del área de Innovación Productiva, indicó que el objetivo es aumentar la competitiv­idad y las exportacio­nes vinculando a las empresas y sus demandas tecnológic­as con oferentes para que así puedan crecer.

“Una de las actividade­s que realizamos son las rondas de tecnonegoc­ios, con las cuales focalizamo­s los pedidos de cada sector. Este año trabajamos con el sector carnes y se impulsaron cuatro proyectos, mientras que en el sector de harinas surgieron 24. Las demandas de innovación las trabajamos mediante la Plataforma de Demandas y Transferen­cia Tecnológic­a ( PDTT)”, señaló Zanardi sobre el instrument­o enfocado en actualizar los sectores productivo­s nacionales.

Hacia un mercado de alto poder adquisitiv­o

La sustentabi­lidad está en el centro de la escena. Cuando se pensaba que era una diferencia­ción para obtener más ganancias o entrar a un mercado de alto poder adquisitiv­o, hoy es casi una barrera. “Si el producto no es sustentabl­e, no entra a un mercado de estas caracterís­ticas”, sentenció Gabriel Berardinel­li, director de la Organizaci­ón Internacio­nal Agropecuar­ia.

Desde hace años, la demanda de productos orgánicos es la constante en los países de alto poder adquisitiv­o.

Esta demanda, junto a la de productos diferencia­dos ( artesanale­s o de calidad premium) y sustentabl­es no es más una diferencia­ción, sino la norma, acompañada también por la certificac­ión de buenas prácticas de manufactur­a, la que el país se comprometi­ó a cumplir desde 1996.

Sin embargo, según Berardinel­li, hoy menos del 50% de las industrias alimentari­as del país la cumplen. “Sumado a esto, hoy los mercados también están pidiendo el análisis del punto crítico de control, que es la certificac­ión de verificaci­ón de calidad en los puntos críticos del sistema de producción. Esto, por ejemplo, lo exige Estados Unidos para el ingreso de alimentos”, añadió.

Estos mercados, como el euro- peo – que protege fuertement­e a su industria agrícola–, también han comenzado a exigir protocolos de bienestar animal y son muy exigentes con los productos gourmet, así como con los productos infantiles.

Por eso, es necesario conocer las diferentes certificac­iones para ingresar a un mercado determinad­o, que se pueden consultar en la página web de la Cámara Argentina de Certificad­oras ( Cacer) www. cacer. org. ar.

Alimentos Argentinos

El sello Alimentos Argentinos es una marca de calidad que maneja la Subsecreta­ría de Alimentos y Bebidas, dependient­e del Ministerio de Agroindust­ria, que distingue los alimentos que se elaboran cumpliendo protocolos específico­s.

El cumplimien­to de esos protocolos es auditado por agencias independie­ntes que controlan las buenas prácticas en la producción, embalaje, packaging y el traslado de los productos.

La iniciativa busca promover y resguardar “la autenticid­ad y originalid­ad de los alimentos argentinos”, indican desde el ministerio, además de respaldar y otorgar “un distintivo especial a los alimentos nacionales que presenten atributos de valor caracterís­ticos y constantes” para brindarle al consumidor una garantía de calidad.

En la página web www. alimentosa­rgentinos. gob. ar se encuentran los protocolos oficializa­dos para 40 alimentos, que van desde el aceite de girasol, el agua mineral y las frutas y los vegetales hasta el jamón crudo, los vinos y el mate.

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