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Más presión sobre Maduro: la ex fiscal Ortega pidió a la CPI su captura internacio­nal

Además del presidente, denunció por crímenes de lesa humanidad a cuatro altos militares que ocupan puestos clave; en La Haya, dijo que hubo “un ataque sistemátic­o contra civiles”

- Daniel Lozano PARA LA NACION

CARACAS.– La fiscal rebelde cumplió su promesa y cuatro meses después acudió a La Haya. “Nicolás Maduro y su gobierno deben pagar por estar incursos en crímenes de lesa humanidad previstos en el Estatuto de Roma”, explicó ayer tras solicitar ante la Corte Penal Internacio­nal ( CPI) que se libre una orden de captura internacio­nal contra el jefe del Estado, al que culpa de ser el principal responsabl­e de asesinatos, torturas, encarcelam­iento y “un ataque sistemátic­o contra la población civil”.

Ortega lo resumió de forma descarnada: “Un plan de limpieza social, una razia”. Además también acusó al gabinete bolivarian­o del “hambre y la miseria a la que han sometido al pueblo de Venezuela”.

La antigua jefa del Ministerio Pú- blico presentó más de 1000 elementos probatorio­s ante la CPI, entre los que incluye reconocimi­entos psiquiátri­cos, inspeccion­es técnicas y entrevista­s. Ortega fue una estrecha colaborado­ra del líder bolivarian­o Hugo Chávez. Comenzó a ser perseguida en abril pasado, tras denunciar la ruptura del orden constituci­onal fraguada entre la presidenci­a y el Tribunal Supremo.

La Asamblea Nacional Constituye­nte la destituyó de forma ilegal antes de huir al exilio, pese a lo cual es reconocida como la titular legítima de la fiscalía para la mayoría de los países de América y de Europa.

La fiscal rebelde denunció también a los cuatro oficiales más poderosos de la cúpula militar revolucion­aria, empezando por el general Vladimir Padrino López, ministro de Defensa y comandante de la Misión Abastecimi­ento, que mueve miles de millones de dólares. Los otros militares acusados son Néstor Reverol, ministro del Interior y Justicia; Gustavo González, director del Servicio Bolivarian­o de Inteligenc­ia ( Sebin), y Antonio Benavides, actual jefe del gobierno del Distrito Capital y comandante de la Guardia Nacional durante la ola represiva de este año. Para todos ellos también solicitó su captura.

“Estamos felices, los soldados y soldadas, porque hay elecciones en Venezuela”, respondió el general Padrino a través de un video en redes sociales.

Las cuentas de la fiscal causan asombro: entre 2015 y 2017 se contabiliz­an 8920 muertes a manos de funcionari­os militares y policiales que cumplían instruccio­nes del alto gobierno, incluidas las polémicas Operacione­s Libertad del Pueblo ( OLP), llevadas a cabo por grupos tácticos de combate y denunciada­s antes por los organismos de dere- chos humanos. En las autopsias se evidencian “disparos de arriba hacia abajo, lo que significa que estaban probableme­nte de rodillas”, detalló la fiscal, perseguida política de Caracas que recorre el mundo para denunciar las violacione­s a los derechos humanos en Venezuela.

El informe incluye denuncias de ejecucione­s, 17.000 detencione­s arbitraria­s, cientos de torturas. Ortega confesó que su presencia en La Haya se debe a que en Venezuela es imposible conseguir justicia.

“El éxito de la acusación ante la CPI hecha por Luisa Ortega depende de la calidad del acervo probatorio consignado, si no sería un bluff”, dijo Rocío San Miguel, presidenta de Control Ciudadano. Pese a que se trata de una denuncia sin precedente, analistas y expertos jurídicos tienen muchas dudas de cómo obrará la CPI ante una situación sólo posible en Venezuela, con uno de los poderes públicos denunciand­o tan gravemente al presidente. En principio, que el caso sea aceptado dependerá de las pruebas presentada­s por Ortega.

También mirando a La Haya se reunió ayer en tercera ronda de sesiones la Organizaci­ón de los Estados Americanos ( OEA). El ente panamerica­no pretende determinar si la situación venezolana también merece ser remitida a la CPI.

Los embajadore­s volvieron a escuchar testimonio­s escalofria­ntes de las víctimas de la rebelión popular desatada este año. “A mi hijo no lo asesinaron con una pistola de pernos como dijo falsamente el gobierno, sino con una bomba lacrimógen­a disparada por la Guardia Nacional Bolivarian­a”, describió José Pernalete, padre del estudiante asesinado Juan Pablo Pernalete. La revolución quiso usar este caso como parte de su propaganda contra las protestas, pero la propia Ortega la desmintió con su investigac­ión.

Pero fue el ex fiscal Franklin Nieves, exiliado en Estados Unidos tras llevar el peso de la acusación contra Leopoldo López, el que causó más asombro con su revelación. “La jueza Susana Barreiros me confesó que condenó a López por orden de Diosdado Cabello”, disparó Nieves, que aseguró que no había ni pruebas ni evidencias contra el líder opositor.

El fiscal del caso más importante en revolución también atacó sin contemplac­iones al Sebin, cuyo director figura en la lista de Ortega. “Se comportan como un grupo parapolici­al que revisa las actuacione­s de los jueces y fiscales en Venezuela”, criticó.

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Peter dejong/ ap Ortega habló ayer con la prensa en La Haya tras presentar las pruebas contra funcionari­os venezolano­s en la Corte Penal Internacio­nal

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