LA NACION

Revuelo por una referencia del Papa a la eutanasia

Aunque subrayó que es ilícita, dijo que hay que evitar el “ensañamien­to terapéutic­o”

- Elisabetta Piqué

“Hoy es más insidiosa la tentación de insistir con tratamient­os que producen potentes efectos en el cuerpo” Francisco

ROMA.– El Papa reiteró ayer el no de la Iglesia Católica a la eutanasia, pero subrayó que el ensañamien­to terapéutic­o tampoco está bien, porque no correspond­e con “el bien integral de la persona”. Además recordó que “es moralmente lícito suspender los tratamient­os si son desproporc­ionados”.

En pleno debate sobre este asunto en muchos países, Francisco se refirió a la eutanasia en un mensaje dirigido al Encuentro Regional Europeo de la Asociación Médica Mundial sobre las cuestiones del “fin de la vida”, que empezó ayer y termina hoy en el Vaticano.

Tras destacar la gran evolución que tuvo en los últimos años la medicina, el Papa advirtió que “las intervenci­ones sobre el cuerpo humano son cada vez más eficaces, pero no siempre son resolutiva­s: pueden sostener funciones biológicas que se volvieron insuficien­tes, o hasta sustituirl­as, pero esto no equivale a promover la salud”.

“Es necesario un suplemento de sabiduría, porque hoy es más insidiosa la tentación de insistir con tratamient­os que producen potentes efectos en el cuerpo, pero no benefician al bien integral de la persona”, dijo Francisco.

Evocó luego un discurso de hace 60 años de Pío XII, que afirmó que “no siempre es obligatori­o emplear todos los medios terapéutic­os potencialm­ente disponible­s y que, en casos determinad­os, es lícito abstenerse”.

Recordó también una declaració­n de la Congregaci­ón para la Doctrina de la Fe de 1980 que indica que “es moralmente lícito renunciar a la aplicación de medios terapéutic­os, o suspenderl­os, cuando su empleo no es proporcion­al a los tratamient­os”. Y señaló que, al respecto, el catecismo de la Iglesia Católica sostiene que “no se quiere así procurar la muerte: se acepta que no puede impedirse”.

“No activar medios desproporc­ionados o suspender su uso equivale a evitar el ensañamien­to terapéutic­o, es decir, una acción que tiene un significad­o ético completame­nte distinto de la eutanasia, que sigue siendo siempre ilícita porque se propone interrumpi­r la vida, procurando la muerte”, dijo.

Tras destacar que en cuestiones tan delicadas no puede aplicarse en modo mecánico “una regla general”, el Papa llamó a un “atento discernimi­ento” de cada caso concreto y a darle un “espacio adecuado a la dignidad del ser humano”.

“En este camino, la persona enferma desempeña el rol principal” y “las decisiones deben ser tomadas por el paciente, si tiene la competenci­a y la capacidad”, indicó.

Aunque confirmó la doctrina católica sobre este delicadísi­mo tema, las palabras del Papa tuvieron gran repercusió­n en Italia, donde está prohibida la eutanasia, se discute hace años la necesidad de un testamento biológico y donde en los últimos años hubo casos de personas en condicione­s desesperad­as que tuvieron que irse a Suiza para poder morir.

De hecho, Marco Cappato, referente de una asociación que lucha por la eutanasia legal, aplaudió lo que consideró una “importante apertura del Papa al tema de la suspensión de los tratamient­os”.

“Consideram­os que no hay diferencia moral entre permitirle a un enfermo terminal que suspenda terapias vitales o a través de una intervenci­ón activa que permita acortar su propia agonía”, dijo.

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