LA NACION

Una negociació­n tensa que estuvo a punto de naufragar

Las tratativas por el pacto incluyeron enfrentami­entos entre gobernador­es; Frigerio debió presentars­e ante los mandatario­s provincial­es para aplacar los ánimos

- Lucrecia Bullrich

Cruces tan tensos como memorables, peleas, teléfonos en llamas y hasta retazos de humor para distender y evitar el fracaso.

La recta final de la negociació­n que terminó ayer con la firma del nuevo pacto fiscal entre la Nación y las provincias sacudió la política doméstica durante las últimas semanas, pero sobre todo en las últimas 48 horas, en que se sentaron alrededor de la misma mesa el gobierno de Mauricio Macri y todos los gobernador­es. Cada uno atendiendo su juego y pendiente de resignar lo menos posible.

Más allá de las reuniones que el Gobierno mantuvo con la mayoría de los gobernador­es por separado la semana pasada, la negociació­n real del acuerdo empezó recién anteayer en el séptimo piso del Consejo Federal de Inversione­s ( CFI). El clásico reducto peronista volvió a albergar, como durante el menemismo y como en las horas terminales de la crisis de 2001, a los protagonis­tas de una disputa crucial: la definición de las reglas de juego del nuevo reparto de recursos entre la Nación y las provincias.

La cita en el CFI – conce- bida como una previa para unificar posiciones y llegar al encuentro con Macri con ideas claras– fue explosiva. Tuvo pasajes muy ásperos en los que pareció que no habría acuerdo ni por asomo. La tensión se volvió irrespirab­le pasadas las 14 del miércoles.

Los gobernador­es llevaban dos horas reunidos. Sus ministros de Economía analizaban la letra chica de los cambios y su impacto en las cuentas provincial­es desde temprano. Todos debatían en el séptimo piso: gobernador­es, ministros y fiscales de Estado. Voceros y colaborado­res completaba­n la escena de una sala colmada. Eran más de 80 personas. Afuera llovía con furia sobre el calor insoportab­le de la mañana.

La tertulia ampliada se suspendió cuando quedó claro que todo podía naufragar. El cordobés Juan Schiaretti y el pampeano Carlos Verna se trenzaron en una discusión que terminó de tensar la cuerda.

Por debajo de las disputas por las cuestiones técnicas, esa puja expuso la pelea subterráne­a, pero omnipresen­te, por el futuro del peronismo: un gobernador muy cercano a la Casa Rosada y de máxima afinidad con Macri como Schiaretti versus Verna, la encarnació­n de la oposición más férrea al Gobierno.

“Llamemos a Frigerio”, sugirió el jujeño Gerardo Morales, que hasta ese momento observaba al resto en silencio. El mendocino Alfredo Cornejo y él sugirieron que una comisión de cuatro o cinco gobernador­es se trasladara a la Casa Rosada para presentarl­e los puntos de mayor discordia al ministro del Interior y pedirle alternativ­as. El ajuste de las jubilacion­es y la renuncia a los juicios contra la Nación ya estaban al tope de la agenda conflictiv­a.

No hubo acuerdo para formar la comisión. Los peronistas se plantaron. “Que venga él”, retrucaron.

Frigerio llegó al CFI poco después de las 15 con cara de pocos amigos. Tres horas más tarde, cuando bajó para enfrentar a las cámaras, estaba claro que el acuerdo se había encaminado, aunque los temas más pesados, juicios y jubilacion­es, seguían abiertos. Afuera volvía a llover, aunque ya sin urgencia.

Hubo cruces de teléfono hasta bien entrada la noche del miércoles. El acuerdo se selló 12 horas después en el despacho de Frigerio. Terminaba un día largo y frenético.

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Presidenci­a Marcos Peña dialoga con Manzur ( Tucumán) y Morales ( Jujuy)

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