El festival donde los artistas conviven con los científicos
Desde hoy, en cinco sedes, una nueva muestra de arte y tecnología para interactuar
Una máquina que simula un eclipse en tiempo real y un reloj en cuenta regresiva que muestra los billones de segundos que faltan para que se apague el Sol son las obras destacadas del festival Fase 9, que inaugura hoy, a las 18, en el Centro Cultural de la Ciencia. Este año, el encuentro que fusiona arte, ciencia y tecnología tendrá cinco sedes, con diversas propuestas entre muestras, charlas, performances y talleres.
En el C3 y la Casa Nacional del Bicentenario se exhibirán instalaciones interactivas. En el Centro Cultural Recoleta y el Centro Cultural San Martín se concentrarán las propuestas audiovisuales y performáticas. En el Centro Cultural Ricardo Rojas, en tanto, se desarrollará un taller dedicado al cuerpo, el sonido y la tecnología. Todo gratuito y hasta el domingo 26.
Con el lema “Intervenciones y recorridos”, la novena edición de Fase coincide con el festival Noviembre Electrónico, concebido como una reunión de las artes electrónicas con la cultura digital, que también tiene al Cultural San Martín como una de sus sedes, además del Planetario y el CCK. Así, con propuestas artísticas y tecnológicas en varios puntos de la ciudad, este mes se consolida como el ideal para descubrir artistas internacionales como el mexicano Iván Puig y participar de experiencias interactivas que apuntan a los sentidos.
En las salas 1 y 2 de la planta baja del C3 se exhiben obras como
El fin del sol, de Alejandro Borsani, y Máquina de eclipses, de Santiago Carlomagno. Las dos abordan temas astronómicos desde el arte. Para analizarlas habrá encuentros entre artistas y científicos. A partir de un cálculo que establece que dentro de 14,4 billones de años el sol se quedará sin “combustible” y se “apagará”, Borsani creó una instalación con un contador digital que muestra una cuenta regresiva de 454.118.400.000.000.000 de segundos: es decir, el tiempo que faltaría para que la Tierra se quede sin luz natural. Lo curioso del caso es que la obra funciona gracias a la energía solar.
La otra instalación interactiva representa un eclipse en tiempo real. Mediante un sensor de movimiento, disponible para que el público experimente con sus manos, la obra muestra en una pantalla el movimiento de la Luna al tapar el Sol con un juego de luces y sombras.