LA NACION

De corazón a corazón

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En estos días, los medios han vuelto a dedicar especial atención al tema de la donación de órganos a raíz de la situación de emergencia en que se encuentra Justina, una chica de 12 años en estado crítico que aguarda en la Fundación Favaloro la donación de un corazón que le permita superar su cardiopatí­a congénita para salvar la vida. Cada minuto cuenta.

El acto de donar sangre, médula u órganos parece en sí mismo abstracto hasta que un caso alcanza difusión, le pone cara, le suma historia, familia, amigos y personaliz­a un clamor desesperad­o que moviliza a toda una comunidad.

Cuando Justina no pudo ya evitar la internació­n, optó por darle un sentido a su espera. La campaña Multiplica­te x 7 para “ayudar a todos” inundó las redes con el objetivo de concientiz­ar respecto de que por cada vida que se pierde se abre la posibilida­d de que siete o más personas pueden mejorar o salvar la suya.

Como apuntó Juan Carr, de la Red Solidaria, todos los días fallecen 800

personas y apenas diez, en el mejor de los casos, donan. Si los argentinos somos solidarios, como ha quedado tantas veces demostrado, ¿ por qué no hay más donantes entre nosotros? Hoy son 7862 los pacientes que aguardan un órgano, apenas 1308 se concretaro­n este año.

Para registrars­e como donantes de órganos y tejidos hay que completar un formulario del Incucai ( https:// sintra. incucai. gov. ar/ do

narweb/) o llamar al 0800- 555- 4628. No está demás chequear si creemos estar registrado­s pues los nuevos sistemas nos permiten hacerlo con facilidad. También conviene tener presente que las mayores resistenci­as a la hora de donar los órganos de un ser querido vienen por el lado de sus propios familiares. Compartir la charla sobre estas cuestiones, abrir espacios de intercambi­o y reflexión en los que cada uno pueda manifestar su voluntad en vida impone un mayor compromiso para quienes quedan y por tanto mayores probabilid­ades de que los órganos lleguen a quienes tanto los necesitan.

Riñón, hígado, corazón, pulmón, páncreas e intestino son los órganos aptos para trasplante cuando provienen de personas fallecidas en una unidad de terapia intensiva con sostén artificial. Con un paro cardíaco, los órganos pierden viabilidad y sólo se pueden extraer tejidos, esto es, córneas, piel, hueso o corazón para válvulas cardíacas, durante un lapso acotado de horas.

Justina no pudo recibir el corazón de Abril, una niña baleada en La Plata, a pesar de la generosida­d de su familia sumida en el dolor, porque no eran compatible­s. Valores como el grupos anguíneo,l ah is to compatibil­idad y los factores físicos como edad y peso son los que determinan que el trasplante sea posible, por lo que el número de donantes también se restringe al considerar este punto.

Cuantos más donantes haya, habrá menos espera y más vida para Justina y para muchos otros que también aguardan un órgano. Transforma­r el dolor de la pérdida para ganar siete vidas es una manera de darle auténtico sentido.

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