LA NACION

La mafia perdió a su gran ícono, pero no todo su poder.

El fallecimie­nto de uno de los capos más poderosos de la historia no alteraría la influencia del crimen organizado, infiltrado en todos los ámbitos del país; se abre una lucha interna en la Cosa Nostra

- Elisabetta Piqué

ROMA.– Murió ayer el capo di tutti i capi, Salvatore “Totò” Riina, ícono de la Cosa Nostra y el padrino que le declaró la guerra al Estado. Pero la mafia sigue vigente en Italia.

Si bien con el histórico arresto de Riina, el 15 de enero de 1993, la organizaci­ón se debilitó y dejó paso a la hoy más poderosa ‘ ndrangheta calabresa, con el paso de los años la mafia se transformó en algo distinto. Un fenómeno ya no pintoresco, con los padrinos con lupara – su típico fusil–, sino más líquido, menos sangriento, silencioso, sutil, con sus miembros de saco y corbata y laptop, pero arraigado.

Es una organizaci­ón con sus tentáculos igual de vivos y capaces de penetrar en todos lados. En el mundo de los negocios, de la construcci­ón, del deporte, de la política, sin contar sus negocios clásicos: las extorsione­s, el tráfico de drogas y de armas, la prostituci­ón y la trata de personas.

“Muere Riina, pero no termina la Cosa Nostra. Desaparece quien hasta ahora, a pesar de su detención, era el capo de la mafia, y se abre una nueva época”, advirtió el procurador de Palermo, Francesco Lo Voi, al comentar la muerte de Riina, símbolo de toda la ferocidad y muerte de la que pudo ser capaz la mafia.

“No creo que la muerte de Riina [ de 87 años] haya cerrado las cuentas con cierto pasado. Las mafias son aún fuertes, infiltraro­n la economía privada y los entes públicos. Todavía hay mucho que hacer en la lucha contra la mafia”, le hizo eco Luigi Di Maio, vicepresid­ente de la Cámara de Diputados y candidato a primer ministro del Movimiento Cinco Estrellas ( M5E).

En una Italia donde es moneda corriente que se disuelva el municipio de un pueblo por la mafia, o caiga por asociación mafiosa un empresario o un político, se dijeron cosas parecidas en mayo pasado, cuando se cumplió el 25° aniversari­o de la denominada “masacre de Capaci”. Es decir, el magnicidio del juez Giovanni Falcone el 23 de mayo de 1992, al que le siguió el de su colega Paolo Borsellino, el 19 de julio. Cincos años antes, con un histórico “maxiproces­o”, esos dos jueces le habían infligido la primera derrota de su historia a la mafia.

Sus asesinatos, que marcaron la historia de la Cosa Nostra y de Italia, significar­on el principio de una respuesta fuerte del Estado para eliminar la criminalid­ad organizada, pero no derivaron en su ocaso.

Basado en datos de la comisión parlamenta­ria antimafia, que estimó que la mafia facturaría unos 150.000 millones de euros por año, Gianni Dragoni, periodista del diario financiero Il Sole 24 Ore, hizo un cálculo escalofria­nte.

La Mafia Spa, un hipotético holding en el cual se englobaría­n todas las actividade­s de las organizaci­ones criminales, sería con creces la primera gran empresa italiana. Con sus negocios tendría 40.000 millones de euros más en ingresos que el primer grupo italiano, Exor, que tiene en su interior Fiat- Chrysler, Ferrari y Juventus, entre otras empresas.

“Si cotizara en Bolsa y, por lo tanto, vendiera sus acciones al público, con su ganancia la mafia podría comprarse la Bolsa de Milán. Y le quedaría todavía mucho dinero: 1000 millones de euros aún para invertir. Y no debe excluirse que con sus inmensas riquezas, la mafia haya entrado en el capital de grandes empresas cotizadas en la Bolsa, de bancos, de financiera­s, de asegurador­as, no sólo en Italia, aunque no tengo las pruebas para documentar esta afirmación. Por otro lado, esta denuncia ya la había hecho Falcone, el magistrado asesinado hace 25 años”, dijo Dragoni, al participar en mayo pasado en la conferenci­a Sigan el Dinero y Encontrará­n a la Mafia, de las Palabras de Falcone Hasta Hoy, Qué Cambió 25 Años Después de la “masacre de Capaci”.

Nadie se ilusiona ahora con que la muerte de Riina signifique el fin de la mafia, un fenómeno arraigado. Pero la desaparici­ón del capo di tutti i capi abre interrogan­tes sobre el futuro de la Cosa Nostra. Después de la sangrienta “dictadura” del líder fallecido, la “Bestia”, ¿ quién será su sucesor? Transición

“Murió Riina, el capo de los capos de la Cosa Nostra, pero no murió la mafia y se abre una fase de transición tremenda y de resultados inciertos”, señaló ayer el senador Giuseppe Lumia, miembro de la comisión antimafia del Parlamento.

El dirigente político no descartó una nueva guerra interna entre Matteo Messina Denaro, el mafioso más buscado por la justicia italiana, considerad­o desde hace años el líder de la Cosa Nostra, y otros hombres de honor listos para recuperar espacios.

“La estrategia del Estado – dijo Lumia– debe estar lista y ser determinad­a y clara: hay que hacer un censo de los capos excarcelad­os porque se cumplió su pena, y hay que romperle los huesos al sistema de colusión con la sociedad, con la economía y la política, para impedir esa continuida­d que legitima su permanenci­a en el poder y en el territorio”.

 ?? Archivo ?? Riina, que dirigió durante más de dos décadas la Cosa Nostra desde la clandestin­idad, en 1996, en Bolonia
Archivo Riina, que dirigió durante más de dos décadas la Cosa Nostra desde la clandestin­idad, en 1996, en Bolonia

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