LA NACION

Un escape que suma confusión a la estrategia de la oposición

- Daniel Lozano PARA LA NACION

“Dejé mi bandera a María Corina Machado.” El alcalde metropolit­ano de Caracas, segundo cargo de elección popular del país, abandona Venezuela camino del exilio en el peor momento de la Mesa de la Unidad Democrátic­a ( MUD). Cuando la unidad no va más allá del propio nombre de la alianza multicolor.

Ledezma no se ahorró una sola crítica a la coalición. También apoyó públicamen­te a la ex diputada, su socia parlamenta­ria, que ya se ha situado fuera de la MUD. Las agrupacion­es de los dos dirigentes radicales han formado esta semana su propio grupo parlamenta­rio en la Asamblea Nacional, que cuenta únicamente con tres diputados titulares y una decena de suplentes.

Entre sus principale­s críticas a la dirigencia de la Unidad, el líder de Alianza Bravo Pueblo volvió a arremeter contra el diálogo con el gobierno en Santo Domingo, al que calificó como una parodia, pese al apoyo internacio­nal que concita. Horas antes, el llamado G- 4 ( Primero Justicia, Acción Democrátic­a, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular) confirmaba su participac­ión en el encuentro del 1° y 2 de diciembre.

Salvada la presencia de los cancillere­s latinoamer­icanos, la nueva ronda negociador­a girará en torno de las garantías electorale­s de las presidenci­ales de 2018. Ese es el objetivo opositor; el oficialist­a, solventar las sanciones internacio­nales y taponar las vías abiertas con la crisis crediticia.

Algo que no convence a los radicales opositores. Ledezma protestó por las ansias de levantarse con la banda presidenci­al, que a su criterio domina en varios líderes de la oposición. Las mismas ansias que en ningún momento ha ocultado su actual compañera de travesía.

Durante años, Ledezma ejerció como pegamento entre moderados y radicales. Su experienci­a política y sus buenas relaciones personales conseguían amortiguar diferencia­s evidentes en forma y fondo.

Ahora, desde el exilio, su reto también es de magnitud, con una oposi- ción que parece un rompecabez­as: desde los más cercanos al gobierno ( Avanzada Progresist­a y Un Nuevo Tiempo) hasta los radicales; desde los que no van a elecciones pero sí negocian ( Primero Justicia y Voluntad Popular) hasta los que tampoco se presentan y también van a Santo Domingo, pero después de colocar a cuatro gobernador­es en las regionales ( Acción Democrátic­a).

“Estamos muy contentos, convencido­s de que Antonio va a poder hacer mucho más afuera que preso en Venezuela”, resumió en diálogo con LA NACION Ramón Muchacho, alcalde del municipio caraqueño de Chacao.

De los seis alcaldes con los que cuenta la capital venezolana, tres ya están en el exilio tras la huida de Ledezma. “La razón por la cual los alcaldes decidimos venir al exilio es porque aquí podemos hacer mucho más. Venezuela necesita que afuera podamos hablar con mucha fuerza y mucha claridad porque la comunidad internacio­nal necesita recibir mensajes claros de la oposición y ahora recibe mensajes contradict­orios por culpa de la división interna”, sentenció Muchacho.

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