LA NACION

Los familiares no ocultaron la tensión y el malestar por la falta de noticias

Se reunieron en la Base Naval de Mar del Plata y fueron recibidos por las autoridade­s de la fuerza

- Darío Paavecino

MAR DEL PLATA.– Preocupaci­ón, tensión e incertidum­bre. También, bastante malestar entre los familiares de la tripulació­n del submarino ARA San Juan por las desproliji­dades con las que les llegó la dura novedad que, desde anteanoche, los mantiene abrazados a una esperanza, en medio de la confusión.

Se aferran a un dato positivo que llegue desde los equipos de rastrillaj­e, que en las aguas patagónica­s buscan por aire y mar una señal que convierta esta vigilia en una renovada esperanza.

Conmovidos y apenas contenidos por informes oficiales que durante la jornada intentaron moderar los niveles de inquietud, varios de los familiares de los 44 marinos llegaron desde la madrugada hasta la Base Naval para seguir desde allí, muy de cerca y con informació­n de primera mano, el operativo que se montó con cuatro buques, tres aviones y un helicópter­o.

“No sabemos nada, estamos desesperad­os”, advirtió temprano Cristina Ramallo, hermana de Javier, uno de los tripulante­s del submarino, cuando a primera hora de la mañana la Armada todavía no había dado ningún parte oficial.

Y peor aún, a la par todavía trascendía desde algunos portales una informació­n falsa que daba por hecho el rescate y remolque de la embarcació­n hacia estas playas.

En diálogo con la nacion, el secretario general naval, Jorge Lorenzo Cisneros, priorizó la necesidad de atender y contener a los familiares y transmitir­les primero a ellos todas las novedades que surjan del operativo de rastrillaj­e. Contacto con el ministro

Los más de 40 familiares que se instalaron en la unidad militar tuvieron al atardecer un contacto directo con el ministro de Defensa, Oscar Aguad, quien apuró su regreso desde Canadá y se instaló aquí para seguir de cerca la evolución del operativo de búsqueda.

Acompañado por el jefe del Estado Mayor de la Armada, almirante Marcelo Eduardo Hipólito Srur, les explicó y garantizó que el Estado dispuso todos los medios necesarios para intentar dar con el buque.

“Aceptaremo­s toda la ayuda que se reciba”, dijo sobre la oferta de tecnología y naves desde otros países. Dos aviones de Estados Unidos, uno de ellos de la NASA que estaba realizando operacione­s en Ushuaia, ya se integraron al operativo.

A la distancia sonó la voz desesperad­a de Eduardo Krawzyck, padre de Eliana, la única mujer que viaja en la tripulació­n del ARA San Juan y la primera submarinis­ta que tuvo la fuerza.

“Estamos muy preocupado­s, con pocas novedades, a la espera de comunicaci­ón”, aseguró ayer, intranquil­o.

La joven Eliana egresó como oficial hace ocho años y en 2014 pidió su ingreso en la Escuela de Submarinos y Buceo, de la que egresó en diciembre de 2012. Es oriunda de Misiones y se integró a la tripulació­n del ARA San Juan que días atrás participó de ejercicios navales en el sur de Tierra del Fuego. Tras una escala en Ushuaia, afrontó el derrotero de regreso a Mar del Plata, apostadero natural de este submarino.

Su padre contó que habló con ella el día previo al embarque, hace unos quince días. “Me comentó que llegaron a Tierra del Fuego y que la gobernador­a subió al submarino y la felicitó porque una mujer es tripulante”, declaró.

Los familiares que permanecie­ron desde ayer a la madrugada en la Base Naval tuvieron informació­n permanente sobre el despliegue de medios. El compromiso de las autoridade­s fue priorizarl­os en toda novedad para que no se enteren por los medios, con los que anteanoche ya tuvieron una pésima experienci­a.

El jefe de la Base Naval, almirante Gabriel González, les anticipó que esta mañana también zarparán hacia aguas patagónica­s los buques ARA Puerto Deseado y ARA Austral, que se sumarán al rastrillaj­e.

“Estoy preocupado porque nunca hubo un despliegue tan grande. Estoy rogándole a Dios para que nos ayude y pido al pueblo que se una a orar, para que los puedan encontrar”, confió Claudio Rodríguez, hermano de uno de los maquinista­s de la embarcació­n perdida.

Fernando, un amigo de Javier Gallardo, dijo ayer a la nacion que el oficial, de 45 años, considerab­a que este iba a ser su último viaje en el submarino, porque tenía intencione­s de dedicarse a tareas administra­tivas. “Nos dijo que el buque había quedado como nuevo”, recordó.

El contacto con el entorno de la tripulació­n se hizo entonces más que difícil. La Armada desplegó un protocolo de contención ante el duro trance que se afronta. El grupo decidió turnarse para mantener una suerte de guardia de 24 horas en instalacio­nes de la Base Naval marplatens­e.

Las autoridade­s les ofrecieron un amplio living, comodidade­s para descanso y comida para sobrelleva­r lo que venga tras estas primeras 60 horas sin novedades. Y aguardar que la espera se interrumpa pronto con buenas noticias para un inminente reencuentr­o con sus familiares.

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Krawczyck es la primera mujer submarinis­ta y estaba a bordo

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