Por el pacto fiscal y las reformas, el Gobierno deberá reducir el gasto
ajustes. Los cambios tributarios, laborales y previsionales fuerzan un replanteo; según Hacienda, el costo será de 0,3 a 0,5% del PBI
La interpelación cortó un paseo familiar por el Jardín Japonés, pero el especialista no pudo resistirse al interrogante, aún irresuelto. “No tengo dotes de mago. Eso es hoy imposible de contestar”, certificó ayer, sorprendido por el tema, Nadin Argañaraz. El economista cordobés no es un experto más, sino uno de los hombres que más estudiaron en el país sobre impuestos a la producción, la relación fiscal entre el Estado nacional y las provincias, y el elegido por Mauricio Macri al iniciar su gestión – en tiempos de Alfonso Prat- Gay– para pensar cambios en impuestos en todo el territorio argentino.
“¿ Cuánto le cuestan al Gobierno las reformas tributaria, laboral, previsional y el pacto fiscal?”, le había preguntado la nacion. No hubo respuesta definitiva. Sí pistas. El Gobierno deberá hacer – para cumplir la meta de déficit fiscal del año que viene– un ajuste de $ 42.000 millones no previsto. En el Ejecutivo tampoco hay un número preciso del costo fiscal – y el impacto en el déficit– del megaplán que tiene el envión de los resultados electorales. En Hacienda, sí, en cambio, estiman que en cinco años la presión fiscal sobre el sector privado bajará cerca de 5 puntos del PBI. Se trata de una mirada ambiciosa basada en modelos económicos, supuestos teóricos y acuerdos políticos.
¿ Qué cuenta hace Nicolás Dujovne? Calcula que desde que asumió Mauricio Macri, la presión tributaria bajó 2 puntos del PBI ( cambios en Ganancias, ley pyme, de autopartes, los beneficios para los cumplidores en el blanqueo, entre otros). La actual reforma tributaria, prevé, rebajará la carga 1,5% del PBI en cinco años. En tanto, con el pacto fiscal, las provincias aportarán – principalmente con bajas en Ingresos Brutos y Sellos– otro 1,5% gradualmente.
Todo ese esfuerzo, creen en el Ministerio de Hacienda, no se trasladará directamente al déficit. Entran en juego los supuestos: la economía crecerá ( 3,5% en 2018 y sumará casi medio punto por año gracias a inversiones atraídas por el nuevo clima de negocios), se ampliará la base tributaria, se expandirá la recaudación y la ley de responsabilidad fiscal implicará menos gastos ( principalmente en salarios) y la prohibición de nuevos impuestos en las provincias. Todo funciona, claro, sin cisnes negros. El costo de la reforma fiscal, se proyecta cerca de Dujovne, entre 0,3 y 0,5 puntos del PBI.
La Nación podrá mantener, si el mundo acompaña, el camino previsto. Pero las provincias son una in- cógnita ( el anterior pacto fiscal, del 93, duró sólo un año). En el Gobierno entienden que los gobernadores parten actualmente de un bajo déficit y que, gracias a la ley de responsabilidad fiscal – que pisará el gasto– y al crecimiento de la economía lograrán en poco tiempo un superávit, o sea, amplitud para bajar impuestos provinciales. Más ingresos llegarán de la coparticipación ( Ganancias y revalúo impositivo), aportes prometidos por el Tesoro y subas del impuesto inmobiliario, una realidad que ya comenzará a experimentar el ciudadano bonaerense.
Los costos de la reforma laboral también son una incógnita. ¿ Cuánto costarán el blanqueo y las bajas de contribuciones? No hay respuestas. Entre estas últimas, como hay alícuotas que bajan hay otras que suben para converger en 19,5% en cinco años. Incluso, los gerentes y directores aportarán al Estado, gracias a la eliminación gradual del límite máximo aplicable a la base imponible de los aportes personales, actualmente de $ 82.000 mensuales. Otros jerarquizados perderán además algunos de sus beneficios en caso de que sean despedidos.
También se eliminan los beneficios regionales, una de las grandes críticas de los empresarios del noroeste argentino en las últimas dos semanas, que se sumaron al mantenimiento del impuesto a las bebidas azucaradas en la reforma tributaria y al nuevo precio de etanol. Dos detalles más de la reforma impositiva: el impuesto interno al champagne aún se mantiene pese al anuncio oficial ( 12% desde enero) con la “promesa” de llevarlo a 0% por decreto todos los años. El otro: ningún analista encontró en la reforma tributaria nada del impuesto al cheque. Para algunos se guardó como comodín en la negociación con los gobernadores ( incluso una parte irá a financiar la Anses). Otros explican que el artículo 4 de la ley de ese impuesto faculta al Ejecutivo a disponer que ese gravamen se tome “parcialmente o totalmente” a cuenta de otro impuesto.
Argañaraz dice que la reforma tributaria se bancará en partes iguales ( 50% y 50%) entre Nación ( 0,7 puntos del PBI) y provincias ( 0,8 puntos). Y que el pacto fiscal costará 1,5% a las provincias, gradualmente, por las bajas en ingresos brutos. Eliminado el artículo 104 ( Fondo del Conurbano en la ley de ganancias), al Tesoro le faltarán – dice el experto– 0,35 puntos del PBI, o 42.000 millones para alcanzar la meta fiscal de 3,2% en 2018. Allí habrá que afilar el lápiz. La reforma previsional, que aportará cerca de $ 100.000 millones y otros recortes en el Estado, serían la respuesta oficial.