LA NACION

el fifagate un caso que recorre el mundo Bajo presión, Burzaco nunca se escapó de su cuidado libreto

El testigo clave llegó al cierre de su maratónico testimonio en el tribunal de Brooklyn, pidiendo que le repitieran preguntas y cruzándose con un abogado defensor; lloró dos veces y acusó a los mismos actores que días atrás

- Rafael Mathus Ruiz CORRESPONS­AL EN ESTADOS UNIDOS

NUEVA YORK.– Molesto, caminando de un lado a otro con las manos en la cintura o en los bolsillos, Bruce Udolf, abogado defensor del peruano Manuel Burga, uno de los acusados por el FIFAgate, estaba enredado al final de la última audiencia de la semana en un ida y vuelta con los fiscales y la magistrada Pamela Chen, que lidera el juicio, sobre el supuesto gesto amenazante que su cliente le había hecho a Alejandro Burzaco, dos veces, al principio de sus cuatro días de testimonio. Udolf apuntó con una mano al estrado de testigos, ya vacío, y lanzó su acusación: “Desde mi punto de vista, el señor Burzaco es un mentiroso serial y dirá cualquier cosa”.

El azote al testigo clave de la megacausa llegó al cierre de su mara- tónico testimonio en el tribunal de Brooklyn. Burzaco, que testificó bajo juramento, afirmó que los pagos que Torneos hacía a Boca Juniors, que había mencionado por primera vez el día anterior, eran por la Copa Libertador­es y la Copa Sudamerica­na. El club de la Ribera tenía uno de los equipos “más relevantes” del torneo, justificó. Pero Burzaco dio a entender que existían otros.

“Hubo algunos clubes que recibieron una tarifa adicional de aparición porque estaban entre los equipos más relevantes para esas competicio­nes”, atestiguó.

Burzaco deberá regresar pronto al estrado: deberá responder preguntas sobre el gesto que le hizo Burga el martes y el miércoles últimos, el cual, para los fiscales, graficó una degolladur­a. Udolf, ayer, insistió en que todo se debió a que Burga tiene “dermatitis”. De hecho, pidió tiempo para llevarlo a ver a un médico.

Ayer, Udolf, el más combativo de los abogados defensores, fue el primero en interrogar a Burzaco, que en la semana fue interpelad­o por abogados de tres acusados: José María Marin, de Brasil; Burga, y Juan Ángel Napout, de Paraguay. El fiscal, Samuel Nitze, le hizo preguntas en dos ocasiones, al principio, y de nuevo ayer, después de las consultas de las defensas.

Burzaco recurrió todos los días a una fórmula que utilizó, sobre todo, en el ida y vuelta con los defensores, para tomarse todo el tiempo necesario para responder: “¿ Puede repetir la pregunta, por favor?”, dijo varias veces. O la variante: “No entiendo la pregunta”. Todos los días, Burzaco vistió la misma corbata azul y el mismo traje oscuro. Lloró dos veces.

Varias de las preguntas de los abo- gados defensores fueron sobre su acuerdo de cooperació­n con los fiscales de Estados Unidos y sobre el viaje de Burzaco desde el momento en el cual la investigac­ión salió a la luz, con los arrestos en el lujoso hotel Baur Au Lac, de Zúrich, donde Burzaco estuvo hasta su llegada a Estados Unidos, incluido su paso por Italia. Dos abogados, John Pappalardo y Udolf, intentaron una fórmula de película: dejar en claro que él no había pagado las coimas.

“Alejandro Burzaco no puso dinero en efectivo o cheques en las manos de Manuel Burga directamen­te, ¿ correcto?”, le preguntó Udolf. “Alejandro Burzaco no puso cheques ni dinero en efectivo en las manos de Manuel Burga”, le contestó Burzaco. Udolf se quejó de que estaba repitiendo su pregunta, y Burzaco le contestó que le parecía mejor decirlo así, que era “más claro”. Fue uno de los cruces que tuvo con el abogado de Burga en el tribunal, donde ambos mostraron poca simpatía el uno por el otro.

Durante su testimonio, Burzaco afirmó que si bien él acordaba los pagos con los jerarcas del fútbol, la responsabi­lidad por las transferen­cias y por llevar las cuentas de los pagos era de Eladio Rodríguez, su mano derecha en Torneos y Competenci­as. Él estaba también a cargo de los “vehículos” para las transferen­cias, tal como se refirió a los sofisticad­os mecanismos financiero­s y legales utilizados para pagar algunas coimas. Algunos pagos estaban a cargo de Hugo y Mariano Jinkis, de Full Play. “Yo confiaba mucho más en Hugo Jinkis que en Mariano Jinkis, que era más mentiroso”, afirmó.

Grondona, según dijo, no confiaba en ellos, y cuando le preguntaro­n si el ex presidente de la AFA tenía un problema con “la gente judía”, Burzaco dijo que sí, que era cierto. Ofreció varios momentos de mea culpa. Ayer, volvió al de diciembre de 2009, cuando tomó “la posición de capitán” y se vio bajo presión de los accionista­s después de perder los derechos del fútbol local. “Tomé una mala decisión”, dijo. Al final, luego de llorar cuando reconoció que no podía ver a sus hijos cuando quería, dijo que esperaba volver a la Argentina algún día. “Esa es mi esperanza”, cerró. Sin olvidar las palabras de su hermano Eugenio: que en nuestro país había gente de la policía que lo estaba buscando para que no hablara en Estados Unidos...

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Reuters / j. taggart Con gesto adusto, cuidando cada uno de sus pasos, Burzaco concluyó su declaració­n

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