Adiós al sueño corrido
El celular gana la mesa de luz y cada vez más gente lo deja encendido al irse a dormir, aunque altere la dinámica familiar o sume un obstáculo para el descanso
Un sonido perfora el silencio de la noche. “¡ WhatsApp!”, reconoce entre sueños Guadalupe Pazos. Entreabre los ojos lo suficiente como para poder chequear la hora en su celular que descansa sobre la mesa de luz: las 3. Pero la notificación de mensaje recibido no proviene de su teléfono, que se encuentra en vibrador. Entonces se levanta y camina entre penumbras hasta la habitación de Gala, de 14 años. Su hija duerme, pero a su costado la pantalla del celular se ilumina: otro sonido, un nuevo mensaje. “Si su celular suena a la noche un día de semana, voy y simplemente le saco el volumen, porque ella se levanta muy temprano. Pero si suena en fin de semana sí la reto”, dice Guadalupe, de 35, que cuenta que ella también duerme con el smartphone encendido: “Dejo las notificaciones en vibrador, y sólo con volumen las llamadas”, aclara.
Como Gala, como Guadalupe, cada vez son más los que no apagan el celular a la hora de dormir. Hábito de adolescentes, sí, para quienes las redes sociales son ese lugar de interacción que no admite recreo ni descanso, pero también para los adultos que encuentran en el objeto smartphone la herramienta multipropósito para dar respuestas a distintas tareas de la vida cotidiana: desde revisar mails, ver videos e interactuar en redes sociales, hasta contar con un despertador o luz de emergencia al alcance de la mano.
“El celular se convirtió en el teléfono principal, y así como no desenchufás el fijo a la noche por si alguien te llama tampoco apagás el celular. Más aún, para muchos es el único teléfono. Adicionalmente, para algunos esta no desconexión se extiende también a mensajeros y redes sociales, que en muchos casos son también canales primarios de comunicación. Sumale la función despertador, y no tenés por qué apagarlo”, sintetiza Enrique Carrier, analista del mercado de las telecomunicaciones y director de la consultora Carrier y asociados.
Pero, ¿ hay razones para apagarlo? El temor primario asociado al uso del celular era que las ondas electromagnéticas que emite pudieran causar cáncer. Pero dado que los estudios realizados a gran escala no hallaron evidencias de que la exposición tuviera efectos negativos para la salud, el miedo cedió; aun así muchos médicos siguen por precaución ( y a la espera de estudios a más largo plazo) aconsejando que el celular no duerma en la mesita de luz prendido.
En todo caso, los demostrados efectos negativos de dormir con el celular prendido devienen de su capacidad para interrumpir el sueño, ya sea a través de la pantalla que se ilumina cuando recibe una notificación o una llamada, o del sonido asociado a esos eventos. Claro que se puede poner en vibrador, nocturno, boca abajo o incluso en modo avión para evitar esos efectos indeseados... ¿ Indeseados? “Cuando les preguntamos a los adolescentes por qué dejan encendido el celular la respuesta más frecuente es « para estar disponible por si mis amigos me necesitan » ” , dice Roxana Morduchowicz, que recuerda que 4 de cada 10 adolescentes argentinos no apagan el celular cuando duermen.
Con una década de trayectoria en el mercado, los smartphones lograron estar omnipresentes en todos los espacios cotidianos. Para ser usado como un despertador, como un reemplazo de la lectura del libro antes de dormir o para ver algún episodio de una serie, la fuerza de este y otros hábitos comenzó a llamar la atención sobre el impacto que tienen en el descanso nocturno.
Con este panorama, las pantallas son la puerta de entrada para las notificaciones de las redes sociales, cuyo consumo migró de las computadoras portátiles y de escritorio a los dispositivos móviles. A su vez, WhatsApp en los últimos años permitió ir más allá del mensaje de texto en el chat móvil con la adición de imágenes y videos. Más atención para nuestros ojos agotados que no se resisten a este bombardeo de estímulos. En el detalle, la pantalla led utilizada por los smartphones y tabletas se caracterizan por emitir luz azul, una tonalidad considerada responsable de la alteración del sueño. Con la fuerza del hábito de los usuarios que llevaban sus dispositivos a la cama, la industria tecnológica tomó nota de este comportamiento al implementar cambios que permiten atenuar los efectos nocivos de la exposición extendida de luz que altera el ritmo circadiano.
Twitter habilitó hace poco un modo nocturno, que no resuelve el tema de la luz azul, pero reduce el brillo en pantalla. Por su parte, hace dos años Acer presentó el smartphone Liquid Jade Z, equipado con una pantalla de cinco pulgadas que permitía un modo de lectura con una limitación de la luz azul. Lejos de ser una rareza o excepción en la industria tecnológica, este cambio tuvo un impacto positivo y en 2016 Apple decidió actualizar su sistema operativo iOS con Night Shift, una función que se puede programar para su activación automática en horarios nocturnos. A su vez, permite elegir la temperatura de los colores, con una tonalidad más cálida, en una modalidad que puede resultar extraña al principio, pero que a largo plazo asegura un mejor descanso nocturno para aquellos usuarios que no se pueden despegar del iPhone o iPad.
Los dispositivos con Android también cuentan con una opción que disminuye la presencia de la luz azul. Este modo nocturno muchas veces depende de la configuración que ofrezca el fabricante, pero como referencia esta función está asegurada por el sistema operativo móvil de Google desde la versión 7, conocida como Nougat. Al margen de las mejoras, la reducción de la luz azul no es la respuesta óptima para descansar la vista y desconectarse del mundo online. Aunque sea un lugar común para los fanáticos de la tecnología, la lectura de un libro o revista impresa en papel seguirá siendo el aliado para un buen descanso nocturno.