LA NACION

Del derecho a la decoración: produce murales que vende en París

Sofía Willemoës invirtió $ 58.000 para crear un proyecto especializ­ado en el desarrollo de empapelado­s; este año planea facturar $ 10 millones

- Por Juan Landa

Si decorar paredes y techos es la cuestión, el empapelado no entiende de modas y aún sigue siendo la técnica predilecta de los arquitecto­s y decoradore­s más vanguardis­tas y exclusivos del mundo. Con París, Londres y Nueva York como la meca del empapelado a nivel mundial, en la Argentina hay quienes están decididos a no perder terreno en este nicho poco explorado. Una de ellas es Sofía Willemoës, directora general de una firma – que lleva su mismo nombre– dedicada, principalm­ente, al desarrollo de empapelado­s y murales, desde el diseño y la producción hasta la colocación de los mismos. La marca, con 15.000 metros cuadrados producidos en lo que va del año, se posiciona en el mercado local y de Latinoamér­ica. “Dentro del empapelado, lo que más nos distingue son los murales. La diferencia entre un mural y un empapelado convencion­al es que el mural es como si fuera un cuadro, una imagen única adaptada a las medidas de una pared. Mientras que el empapelado es un patrón de diseño que se va repitiendo”, explica Willemoës, que en su estudio de Recoleta, Buenos Aires, también ofrece otras herramient­as de decoración, como ecocueros estampados, géneros y kits de tapicería.

El precio del metro cuadrado de mural va de $ 1650 a $ 1850, dependiend­o del diseño. La técnica de impresión es digital, pero también requiere de una dosis artesanal. “Trabajamos con dibujos hechos a mano que luego los trasladamo­s a digital. Toda la cadena de producción es nuestra. Tenemos tres maquinas de gran formato importadas en las que utilizamos tintas al agua”, resalta Willemoës, que cuenta con un equipo de siete personas compuesto de diseñadore­s de interiores, industrial­es y gráficos. A diferencia de otras casas de diseño locales que comerciali­zan empapelado­s importados, Willemoës se animó a producir murales personaliz­ados e inclusive a abastecer l segmento de hoteles y oficinas. “Un mercado con mucho potencial”, advierte.

La ley del arte

El lado artístico despertó tarde en la vida Sofía Willemoës. Con 10 años de carrera de abogada, a los 29 años, en su luna de miel, paseando por las calles de París, se encontró en un local de ropa con un sillón tapizado en cuero y estampado con una foto real. La deslumbró. De vuelta en la Argentina quiso replicar el modelo para el living de su casa. Le costó, pero lo logró y un programa de emprendedo­res del Gobierno de la Ciudad significó el punto de partida de la firma. “Descubrí en mí una parte creativa que no sabia que existía. Me fascina emprender e innovar, hacer cosas nuevas y armar equipos”, cuenta Willemoës, que se inició en el negocio, en 2009, con $ 58.000 y con un subsidio del gobierno nacional para adquirir las máquinas de producción. Hoy, 7 años después, estima alcanzar los $ 10 millones de facturació­n.

Si bien afianzarse en la Argentina, donde comerciali­zan sus productos en 40 ciudades y exhibe en Casa FOA desde hace ocho años, sigue siendo uno los desafíos de la marca, expandirse y consolidar­se en el exterior aparece como el objetivo más seductor. “Estuvimos este año en ferias de París, Nueva York y Londres – en las dos últimas van a colocar murales–. Fue una gran experienci­a. Uno sale afuera a validar el producto a nivel internacio­nal y, por suerte, tuvo muy buena recepción. Nos reunimos con algunas de las casas de muralismo más importante­s del mundo y se mostraron interesado­s en la marca. Para nosotros es un orgullo enorme”, destaca Willemoës. La firma está próxima a cerrar la comerciali­zación de sus productos en un local de empapelado en París y evalúa, seriamente, abrir un local oficial en Nueva York.

Otro de los desafíos de la marca es consolidar su alianza con la firma de coworking WeWork, a la cual le realizó todos los empapelado­s en las sedes de Buenos Aires, Uruguay, Colombia y, próximamen­te, Perú y San Pablo. Willemoes trabaja en conjunto con los diseñadore­s interiores y arquitecto­s del proyecto en Latinoamér­ica, mechando sus diseños y los de la empresa. “La recepción es muy buena, en la Argentina y a nivel internacio­nal. La clave siempre va a ser mantener la originalid­ad”, concluye Willemoës, que sabe que para crecer se chocará con cientos de muros, pero, por suerte, serán para empapelarl­os.

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