OCIÓLOGA EXPERTA
Descubriendo el ocio después de muchos años de trabajo ininterrumpido, Teresa Calandra cuenta sobre su pasión por los viajes, el campo y la lectura. Aplicada estudiante de francés, amante de los caballos y súper compañera de su marido.
Teresa Calandra, la responsable
Ocio’ era una palabra desconocida para mí, porque siempre trabajé mucho y nunca tuve tiempo de frenar. Cuando vendí mi marca de ropa, después de once años de no parar, me di cuenta de que tenía mucho tiempo libre. Es mucha responsabilidad tener una empresa”, cuenta Teresa Calandra. Fue entonces cuando decidió que iba a aprender francés: “Dicen que después de los 50 años, hay que estudiar un idioma para ejercitar la memoria”. Así que se anotó en un curso intensivo y se instaló dos meses en París, cual estudiante adolescente. “Me encantó la experiencia, volví a sentir que estaba en la universidad. Soy muy aplicada y me encanta estudiar”, confiesa la ex man
nequin, que al día de hoy recibe en su casa porteña a una profesora francesa todas las semanas. “Soy activa e inquieta”, reflexiona sobre su ocio, que lejos está de ser contemplativo. El bordado, el petit point, el estudio y la lectura son parte de su disfrute. “En verano leo muchísimo. Me gustan las historias noveladas, las sagas, los best se
llers”. Las películas y series también le encantan, sobre todo las españolas. La temática de monarquías es su preferida a la hora de agarrar un libro o ver Netflix.
Con Gonzalo, su marido desde hace 28 años, viajan mucho juntos. También la empresaria aprendió a jugar al golf para compartir esa actividad y hasta se ha lanzado a las pistas de esquí en pos de acompañarlo. Los viajes por el verano europeo son frecuentes y rara vez los comparten con alguien más. “Nos divertimos mucho solos, somos muy compañeros y hacemos de todo juntos”, asegura. “Hasta hace dos años, no tenía mucho tiempo para almorzar con mis amigas”, reflexiona sobre este nuevo ocio, que también incluye salidas a comer e idas al cine con su grupo de íntimas. Además, suele organizar muchos programas con matrimonios amigos.
Otro plan que le gusta compartir tanto con su marido como con sus hijos – Hassen y Diego– y nietos son las idas al campo. A Teresa le encanta andar a caballo, ocuparse de las plantas y disfrutar del verde los fines de semana. Si bien sus nietos viven en Uruguay, es la primera en instalarse allí cuando sus hijos se van de viaje. “Es mi oportunidad de estar con ellos sin sus papás”, explica Teresa, que asegura no ser una abuela malcriadora, sino más bien educadora. Su especialidad con los chicos son los cuentos antes de dormir. Crea y relata unas historias tan geniales que hasta ella misma se sorprende. “A las mujeres les encanta verme cuando me maquillo, ponerse mis tacos, que les pinte un lunar. Con los varones compartimos más el caballo, la natación y las búsquedas del tesoro”, relata sobre su abuelazgo.
“Reconozco que soy demasiado exigente. Con la imagen, con lo laboral. Y a veces hay que relajarse con el nivel de perfección. Es que me tomo mi trabajo con mucha responsabilidad. ¡ Hasta el ocio me lo tomo con responsabilidad!”, concluye.
“Reconozco que soy demasiado exigente”